08 | Monte Natagumo

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Nos encontrabamos muy cerca del monte Natagumo, ya había anochecido para este momento. Terminamos corriendo para llegar ya que el cuervo nos dijo que nos apresurararmos.

-Siento una energía horrible de esta montaña... -murmuré.

-¿En serio? Yo no siento nada fuera de lo normal. No creo que haga falta decir que hay demonios, para eso vinimos -Hana me miró, restandole importancia.

Nos detuvimos justo en la entrada al denso bosque de la montaña.

-No son demonios comunes y corrientes. Hay algo extraño -le comuniqué a Hana que me miraba atenta -vamos con cuidado. No bajes la guarda un solo segundo.

-¡Sí! -cambió de actitud a una más dedicada.

Nos adentramos al bosque y me concentré para reconocer todas las presencias posibles. Habían muchos muertos... Sin embargo, hay vibras que me resultan conocidas.

-Vamos por aquí, hay gente viva, no están heridos, tal vez podamos armar un plan y dividirnos para buscar sobrevivientes y al demonio a la vez.

Hana no dijo nada y solo me siguió, sin embargo, la escena que teníamos en frente definitivamente no era lo que esperabamos.

Un chico con cabeza de jabalí, semidesnudo golpeando a Murata y Tanjiro a un lado intentando retener al cerdo.

-¡¡¿Por qué no te callas, mocoso?!! -le dió un fuerte golpe en la cara y lo sujetó del cabello -¡¡Lo único inútil aquí es tu mugrosa existencia!! -le gritaba a Murata el chico cerdo.

-¡¡Inosuke!! -Tanjiro lo sujetó para que soltara a Murata.

-¡Oe! -llamé su atención. Los tres se giraron al instante -¡¿Qué están haciendo?! ¡¿Vinieron para sacarse los ojos entre ustedes o para cazar al maldito demonio?! -les grité. No puede ser que se estén peleando en una situación así.

-Sacarle los ojos... ¡Que buena idea! -exclamó el cerdo a punto de volver a golpear a Murata.

-¡¡Inosuke!! ¡¡Ya basta!! -Tanjiro intentaba retenerlo, halandolo del brazo.

-¿Pueden explicarnos que está pasando? -pidió Hana.

Tanjiro logró quitarle de encima el cerdo a Murata y lo inmovilizó para que se quedara tranquilo.

-El cuervo nos dió ordenes de venir aquí. Llegamos diez de nosotros, pero cuando llegamos aquí ¡todos comenzaron a matarse entre ellos! -explicó Murata, se encontraba muy nervioso -Yo... no pude hacer nada. Huí y me escondí...

Caminé hacia él y puse mi mano en su hombro. Se que no podía ver mis ojos pero esperaba que entendiera el mensaje.

-Oigan, ¿qué es ese ruido? -cuestionó Hana detrás de nosotros.

-¡Otra vez! ¡Ese ruido! ¡Cuando lo escuché por primera vez, entonces todos comenzaron a matarse entre ellos! -alertó Murata, poniendose de pie.

Todos nos pusimos en guardia, buscando el orgien de aquel inquietante sonido.

Nos dimos vuelta todos al mismo tiempo al sentir una presencia, la causante de ese ruido. Se trataba de uno... no, cinco cazadores caminando hacia nosotros, apuntandonos con sus espadas.

Uno de ellos se echó sobre Murata intentando herirlo, sin embargo, él lo esquivó. El resto nos atacaba a Hana, el chico cerdo, Tanjiro y a mi mientras evadíamos sus ataques.

Nos debiamos limitar a esquivarlos, no podíamos herirlos, aún están vivos.

-¡¿Acaso son estúpidos!? -exclamó el chico jabalí con una carcajada -¡¿No saben que los cazadores no deben pelear entre ellos?! -el burro hablando de orejas...

Riptide | Kimetsu no YaibaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora