1. La gallina

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La tarde era tranquila, más de lo habitual. El señor Miyagi había aparecido con otra calabaza, la cuál era adornada con una gran sonrisa y ojos. Daniel solo sonrió, realmente era bonita a su parecer. Sus manos se dirigieron hasta aquellos arboles, comenzando a contarle a su maestro de Karate, lo mucho que odiaba bailar.

— Estar demasiado solo no bueno.
— No estoy solo, estoy con usted.— mencionó el menor con la mirada perdida en su soda, dando un pequeño brinco ante el característico sonido de la lata al ser abierta.

"¿Hombre invisible?" diablos, debió notarlo. Era obvio en su voz, el señor Miyagi tenía un plan. Y para ser sinceros, fue muy bueno.
Podía ver a los estudiantes bailar, la música no lo aturdía cómo esperaba, era agradable.

Sus pasos se volvieron lentos, tratando de pasar desapercibido para que las cortinas no se abriesen. Y entonces, un brazo lo bastante brillante lo hizo sonreír; Ali.

— ¡Socorro, socorro, mi flor necesita agua!

Las cortinas fueron abiertas, quedando expuesto ante todos y ensanchando aquella sonrisa al ver a aquel angel.

— Vino al lugar indicado, forastera. — y cerro las cortinas.

El silencio no había durado tanto, ninguno podían dejar de sonreírse entre ellos. La plática había iniciado, un abrazo hizo a Ali suspirar pesado.

— ¿Sabes? el cree que puede hacer lo que quiera con la gente.

— ¿Quién?

— Johnny ...

Sintió cómo se quedaba sin aire por unos segundos, su corazón había empezado a latir con fuerza, sintiendo miedo de que en cualquier momento su acompañante se diese cuenta.

— Me gustaría ver que recibiera de su medicina.

Daniel abrió sus ojos para si mismo, no había visto al rubio en todo lo que llevaba de aquella noche. Podía notar la molestia en la cara /y palabras/ de la blonda, sabía que estaba ahí.

— B- Bueno ... todo lo que sube, cae.

— Me encantaría estar ahí cuándo caiga.

Se sentía incómodo honestamente, el espacio en aquel lugar era casi inexistente. Por lo que esperaba pronto que aquella conversación terminara. ¿Por qué siempre que él y Ali hablaban tenían que hacerlo sobre ... sobre ... sobre Johnny?

— Sí ... a mí también.

Y entonces se abrazaron otra vez. Pero no lo sintió cómo la primera, esta vez sentía cierta indiferencia, algo bonito estaba pasando con la chica que le gustaba, y él ... él no lo disfrutaba.

— ¿Quieres ir afuera?
— Me convenciste.

Ambos se sonrieron, pero solo uno de los dos lo hacía falsamente. Al abrir las cortinas de aquel disfraz, un chico vestido de gallina se hizo presente frente a ellos. Llevaba consigo una caja de huevos, huevos que claramente iba quebrando en la cabeza de las personas.

Para Daniel resultó gracioso, apuntando al desconocido mientras reía. "Es grandiosa." dijo solo para ellos dos, era claro que pensaba eso ya que él no era una de sus víctimas.

— ¡No, no!

Dejo de reír.

a place to hide ✦ lawrussoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora