a place to hide ✦ lawrusso

5. ¿Vas a explicarme?

¡ERA UNA COMPLETA LOCURA! ¿¡COMPETIR!? ¡NO ESTARÍA LISTO TAN PRONTO! pero no, no, ¡no! ahora estaba en una competencia rival a Lawrence. El chico del extraño moretón, el chico de ojos azules. El mismo que no podía dejar de mirarlo ni el al blondo. Estaba condenado, condenado a siempre estar a su lado.

Nunca debió decirle al señor Miyagi todas las personas que le molestaban. Nunca hubiese pensado que el señor tomaría cartas en el asunto.
Saco su mochila un tanto furioso, no tomando en cuenta los pasos que empezaban a hacerse presentes tras él. Tocaron su hombro y volteó, logrando observar una figura con cabello rubio. Su corazón se acelero.

— ¿Joh---. ¡Oh! — Era Ali.— ¡Estabas aquí, te busque dónde estabas! —fingir. Fingir era lo único que podía hacer en ese momento.

La decepción y tristeza se hizo notar en el rostro ajeno, asustando inmediatamente a Daniel. ¿Se dio cuenta de su sonrisa y alegría fingida?

— ¡No puedo creer esto!

— ¿Q- Qué ...?

Ali tomo su camino, siendo perseguida por el chico nuevo. — ¿A dónde vas?

— ¡Iré a buscar a ese idiota, esto se termino!

Mierda. Sus golpes. Escucho a sus amigas /que por cierto a ninguna de las dos le caía bien/ saludarla, poniéndose frente a la más baja a modo de suplica.

— ¡No, no, tranquila! ellos no fueron.

El rostro de Ali cambió drásticamente, frunciendo el ceño y ladeando la cabeza con cierta extrañeza. De pronto, fue tomada del brazo por una de sus amigas, obligándola a seguirle el paso.

— ¿Qu---. ¡Hey, me lo contarás todo después!

Daniel solo pudo mover sus labios, "si". Con una sonrisa logro mirar cómo Ali se alejaba, ella estaba molesta, moviendo sus brazos de arriba a abajo demostrándolo. Sus amigas parecían hartas, cansadas.

Comenzó a retroceder aún sonriente, chocando su espalda contra algo. O más bien; alguien. Johnny.

— Al salón de química, ahora.

Negó. Sin embargo, el rubio lo tomo del brazo con la misma molestia que la amiga de Ali la había tomado a ella. — ¡Suéltame! — gritó en un susurro.— Tú y yo tenemos un trato, ¡no puedes molestarme mientras entreno!— se atrevió a gritarle una vez habían llegado al salón, pasando por alto que Lawrence cerrara la puerta con seguro.— ¡por lo menos no ahora!

— ¡Silencio! — Daniel calló al instante, retrocediendo unos pasos al darse cuenta de lo que estaba pasando. — ¿Qué mierda haces?

— ¿¡Vas a asesinarme!?

— ¡No, idiota, quiero hablar del beso!

Los ojos de LaRusso se abrieron lo suficiente cómo para dejarlos secos al pasar de los segundos. Sentía su respiración fallar, sentía sus piernas temblar.

— Lo siento.

— ¿Acaso eres marica?— dijo rápidamente.

— Esa es una palabra muy ofensiva, Johnny. Y no, no lo soy ... solo ... solo ...

— ¿Solo qué?

— Solo ... solo te veías bien.

La sonrisa de Lawrence se ensanchó, Daniel no dándose cuenta. Johnny comenzó a caminar sobre sus pies, haciendo que el mayor retrocediera. LaRusso ya se esperaba lo peor.

— Hoy me veo bien ...

Pero nunca eso.