7. La cita

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El carro finalmente se estaciono frente a la casa de la rubia, su madre, quién conducía, revolvió sus cabellos.

— Vamos casanova.

La mujer mostraba una gran sonrisa, estaba feliz, hasta podría decirse que orgullosa de la cita de su único hijo.

Daniel bajo con un bajo suspiro, viendo la puerta y lo grande que era esa casa. ¿Acaso Ali tenía hermanos? ¡era gigante!
Sus pensamientos fueron interrumpidos por un auto que pronto se estaciono en el lugar de aparcamiento. Un hombre y una mujer.

— ¡Hola!

Mencionó la rubia al abrir la puerta, mucho antes de que Daniel pudiese tocar la puerta. Sonrió nervioso, casi metiendo sus manos en sus bolsillos.

— ¡Hola! ¿cómo estás ... ?
— Bien ...
— Estás bonita ...
— Gracias.

Se maldijo. Una, y otra, y otra vez. Nunca debió mencionar a los recién llegados. ¿Es en serio? ¿conocer a sus padres? eso no era parte de su plan.

Después de aquella incomodidad conociendo a los padres de la chica, finalmente llegaron al arcade. El lugar era asombroso, más que asombroso. Se escuchaban ruidos de videojuegos por todas partes, chicos de su edad; mayores o menores, divirtiéndose. Debía ir más seguido.

Carros, brincolines, mini golf, cabinas de fotos. Fueron algunos de los lugares que con ella visito. Sus cabeza y mente se centraba únicamente en su belleza, talentos y risa. Ali era perfecta, y tomar su mano se sentía tan bien al igual que mirarla.

— No la había pasado tan bien desde que llegue.

Y no mentía, estaba exaltado, emocionado, eufórico, todo al mismo tiempo. Sentía que en cualquier momento podría gritar al tener tanta felicidad acumulada.

— Tendríamos que volver a hacerlo.

— Definitivamente.

— Hola, hermosa.

Daniel volteó, Ali volteó. Era un chico de chamarra café, Eddie. Claramente un amigo de Ali. La rubia completamente emocionada los presento, e inclusive se quedaron hablando. Daniel, al no querer interferir en su plática, con cierta tranquilidad y una gran sonrisa en la cara comenzó a caminar. Obviamente buscando a su madre, si es que se encontraba por ahí.

Un grupo de dos chicos y dos chicas se hicieron presentes en el otro lado de la calle. Pudiendo dividisar a Tommy, quién logró darse cuenta de su mirada, volteando hacía enfrente para reír. ¿Qué era tan gracioso?

Negó molesto, rodando los ojos al mismo tiempo que paraba su caminar. Era Johnny. Se encontraba terminando de aparcar su auto, el cuál, era rojo al igual que su chaqueta. Su muy bien peinado cabello y sus ojos brillando ante la luz del lugar, sonreía, y solo sonreía porque sabía que alguien lo estaba mirando. Le encantaba llamar la atención, y sabía cómo hacerlo.

Sin darse cuenta, /obvio/ por estar viendo hacía el otro lado de la calle, su cabeza choco contra un poste de luz. Haciéndolo soltar un pequeño quejido de dolor lo suficientemente alto cómo para llamar la atención del rubio.

a place to hide ✦ lawrussoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora