Capítulo 14: Lulu

164 14 12
                                    

Nací en el reino Kubooku. Un reinado líder de varios países pequeños gracias al laberinto que tenía.

Los laberintos eran muy valiosos ya que permitían la obtención de materiales y objetos mágicos que eran bien valuados entre los aventureros y la nobleza, además los lugares en los que aparecían eran bendecidos con un alto nivel de energía mágica en sus alrededores que atraía a muchos magos o investigadores, aparte de ayudar en las cosechas.

La idea de vivir en una ciudad con un lugar que crea monstros naturalmente puede dar miedo al principio, pero los de menor nivel siempre se crean en los primeros pisos y los más peligrosos no solo son raros, sino que suelen quedarse en el piso en que aparecen, debido a ello siempre hay personas que se animan a entrar para poner a prueba sus habilidades y los primeros pisos pueden ser usados para entrenar a los soldados o atraer a viajeros dispuestos a eliminar las posibles amenazas del lugar.

Su terreno no era tan extenso comparado con otros, pero la presencia del laberinto lo volvían un lugar a considerar.

Pero no todo era bueno con respecto a ellos, si una ciudad no tuviera la fuerza para despejar al menos los primeros pisos entonces ocurriría una catástrofe. Además, había muchos rumores que afirmaban era en los laberintos donde se originaban los Reyes Demonio, pero los Dioses nunca lo confirmaron ni negaron y debido a la falta de pruebas siempre fue tratado como una leyenda humana.

Mi madre no tenía mucho tiempo para estar conmigo debido a su trabajo, ella era una sirvienta en el palacio real, aunque me enseñaba como limpiar y cocinar algunas veces.

Gracias al trabajo de mi madre yo viví la mayor parte de mi vida en la ciudad del castillo con mi tía, si tuviera que resaltar un problema, serian principalmente mis primos, aunque a mi tía y su esposo tampoco les gustaba que yo estuviera en su casa y les gustaba meterse conmigo la mayor parte del tiempo, mis primos con burlas y mis tía dándome trabajo para no tener que verme, aunque realmente no eran solo ellos a ninguna persona le gustaba ver mi rostro, incluso yo misma podía ver lo fea que era. Mi madre era considerada conmigo supongo que era por su abuelo, quien supuestamente tenía rasgos similares a mí.

Hubo un tiempo en que estuve resentida con él cuando me entere, y aunque ya no lo estoy, sigo odiando mi rostro incluso a día de hoy, no solo eran mis primos sino también los otros niños quienes se burlaban de mí, por este rostro nunca pude hacer amigos y por el nunca tendré la oportunidad de casarme.

Sobre mi padre, yo no tenía muchas oportunidades de verlo y realmente nunca tuvimos una relación padre e hija. Las veces que lo veía eran en festivales o eventos importantes y de hecho yo ni siquiera sabía que era mi padre sino hasta tiempo después.

—¡Vamos, ya está a punto de empezar!

—¡Ya voy! ¡Ya voy! ¡No vayas tan rápido!

Cuando los niños se emocionaban por los festivales.

—Ha sido un año muy extraño, ¿no?

—De hecho...

Cuando los adultos hablaban entre sí de temas varios. Recuerdo este día en que se celebraría el cumpleaños de una de las princesas del reino, en ese tiempo yo tenía doce años.

—Ciudadanos de Kubooku...

Desde el balcón del palacio real, el portavoz hablaba con elocuencia dándole la bienvenida a su pueblo por haberse presentado ese día y cuando termino de hablar, se inclinó para presentar a quien había preparado todo. Al rey de Kubooku, mi padre.

El rey tenía un cabello rubio finamente recortado y bien cuidado, su ropa era elegante y limpia, rodeado solo de su heredero, los otros candidatos y sus esposas.

Viajando a otro mundo (Death March) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora