Confío En Ti

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Cierra los ojos y alza el rostro dejando que el agua caiga. Necesita de más horas para que el día de mañana le rinda, es en todo lo que piensa en ese instante.

El agua caliente relaja sus músculos y con eso espera poder dormir. Johnny dormía plácidamente, pero ella no podía, no conociendo todo lo que sucedía a sus amigos. Dos manos en sus caderas le hacen saltar un instante.

—Es usted una persona egoísta —susurra pegando su cuerpo al suyo y ella siente su erección —le impide a este mortal su presencia en la cama.

—Dormías y no puedo dormir —balbucea y siente sus labios recorrer sus hombros hasta llegar a su cuello. —tu pierna Johnny.

—Necesitas un masaje y yo sé de uno efectivo.

No desea que pare, pero tampoco que se lastime y es algo que puede ocurrir porque el día de hoy forzó mucho las cosas. Rodea sus manos por su cintura obligándola a sentir el tamaño de su deseo y ese gesto la enciende. El agua que cae encima de ellos parece evaporarse al caer encima de sus cuerpos ardientes.

—Johnny...,

—Se que no podemos, pero déjame demostrarte los miles de maneras que hay de hacer el amor y de relajación —susurra tomando su rostro y acercando sus labios a los suyos.

El beso que sigue es distinto a todos los que le ha dado, recordando que sólo ha sido besada por él. Ingresa su lengua en su boca mientras que sus dedos bajan a su muslo y encuentran ese lugar mágico. Verónica jadea al sentir como rosa sus dedos, mientras su lengua hace movimientos obscenos.

—Johnny —protesta al sentir que queda sin aliento y se aferra a sus brazos.

Lo siente sonreír al ver que tiembla en sus brazos y sus piernas parecen de gelatina una vez que sus dedos inician un juego que está por hacerla perder el control de su cordura.

—Puedes gritar lo que quieras aquí no serás escuchada —le alienta al ver que muerde sus labios para no gritar. —No puedo irme a dormir o verte bañar sin que te desee. —muerde el lóbulo de su oreja e incrementa la velocidad de sus dedos acompañando las caricias en esa parte de su intimidad que se ha hinchado. —¿De quién eres Verónica?

—Johnny —susurra aferrada con sus uñas a su brazo sintiéndose desfallecer por cada beso y caricia en su intimidad.

—Quítame esa agonía Verónica y dime ¿De quién eres cielo? —su voz es ronca la pedirlo.

—Soy tuya Johnny... —le responde —por favor —ruega al sentir que necesita mucho más de lo que le están dando.

Retira sus dedos y la hace girar la apoya en los azulejos. Ella pasa sus piernas alrededor de sus caderas mientras sus uñas se clavan en su espalda. Él por si parte ignora el dolor en sus piernas o su deseo de solo darle placer reemplaza sus dedos por la erección que está a punto de estallar. Apoya sus manos en el trasero de ella en búsqueda de equilibrio. Verónica se derrite en sus brazos y es llevada al clímax en los brazos de su hoy esposo. Los espasmos de placer le llegan en medio de una lluvia de besos dadas por Johnny.

Que sale de ella y se queda un instante en medio de sus piernas. Sonríe al ver su rostro reflejado en los ojos color miel de su esposa. Sus mejillas rojas y labios hinchados por los besos. Pasa los dedos por ellos y delinea su rostro, mientras ella cierra los ojos.

—No tienes idea de cuánto te amo y todo lo que estoy dispuesto a amarte Verónica... —deja un último beso en sus labios y toma la pastilla de jabón con rostro malicioso —vamos a bañar a mi esposa....

(...)

Esa mañana Verónica se despierta muy temprano, el día anterior estuvo hablando con algunos amigos de la casona. Mira a su esposo dormir y el recuerdo de la noche anterior le acalora. Si no logra levantarse de la cama es toda su culpa.

Domesticado  un ogro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora