❛ 𝘅𝘅. 𝗏𝗂𝗈𝗅𝖾𝗍𝖺 𝖽𝖾 𝖿𝗈𝗇𝗈𝗅𝗅𝗈𝗌𝖺.

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❛ 𓄼 CAPÍTULO VEINTE 𓄹 ៹

          EL PLAN VALENCIA CONSTABA DE CREAR UN TUMULTO EN EL INTERIOR DE LA FÁBRICA A BASE DE DISPAROS Y GRITOS DE MUJERES, para así hacer creer a la policía que un atentado en contra de los rehenes se estaba llevando a cabo, lo que les permitirí...

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          EL PLAN VALENCIA CONSTABA DE CREAR UN TUMULTO EN EL INTERIOR DE LA FÁBRICA A BASE DE DISPAROS Y GRITOS DE MUJERES, para así hacer creer a la policía que un atentado en contra de los rehenes se estaba llevando a cabo, lo que les permitiría ganar tiempo grabando vídeos de prueba de vida por cada rehén, pero aún mucho más al editar aspectos del vídeo, teniendo que hacer una revisión en persona. Uno por uno.

—Berlín, maldición, aguarda —enrolló sus dedos alrededor del brazo del hombre, teniendo la careta sobre su cabeza—. ¿Cuál fue el castigo?

—Mujer, te aseguro no quieres saberlo —posó las manos sobre las mejillas de la rubia, acariciando con sus pulgares—. Si me lo vuelves a preguntar, te lo diré, pero te recomiendo que no lo hagas. No si no quieres enloquecer.

La rubia suspiró; se estaban tomando posiciones para recibir a la inspectora y solo faltaban ellos.

—Dime —se aventuró.

—Él fue quien les entregó mi identidad —observó con atención la reacción de su esposa. Sus ojos se cristalizaron, por un momento sus piernas flaquearon y Berlín se inclinó a ella para sujetar su cintura, pero Roma se apartó con brusquedad, encaró a la puerta a su lado derecho e indicó a Oslo abrir.

—No hagas ninguna locura —advirtió Berlín dirigiéndose a la cabecilla, esperando una respuesta de la rubia que no llegó.

Violeta respiró pesadamente, sujetó su arma con firmeza contra Raquel Murillo y tensó su mandíbula apretando los dientes. La traición afloró su corazón, la ira su mente; nunca había creído que Sergio le fuera a fallar de esa manera, no cuando él y Andrés eran lo único que ella tenía. Y viceversa.

Río procedió a revisar a la mujer con un aparato que identificaba radio frecuencias, encontrando lo que seguramente era un micrófono oculto en el interior del pantalón de la inspectora.

—Raquel, ya sé que dicen que la policía no es tonta, pero a veces lo parece. ¿De verdad creía que podía colarnos un micro?

—¿Y usted creía que mi gente no iba a velar por mi seguridad? —rebatió la castaña clara.

—Tokio, vuelve a cachear a la inspectora —ordenó Berlín—. Pero por favor, esta vez ponle un poquito más de ese entusiasmo que tú sabes.

El menor del grupo se giró hacia detrás de donde se encontraba Tokio, mirando a la careta de Roma con una sonrisa divertida, esperando que le regresara la mirada con una postura divertida y relajada, pero la rubia se mantuvo impasible.

𝐑𝐎𝐌𝐀 ៹ 𝗅𝖺 𝖼𝖺𝗌𝖺 𝖽𝖾 𝗉𝖺𝗉𝖾𝗅.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora