❛ 𝘃𝗶. 𝗇𝖺𝗋𝖼𝗂𝗌𝗂𝗌𝗍𝖺 𝖾𝗆𝗉𝖾𝖽𝖾𝗋𝗇𝗂𝖽𝗈.

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❛ 𓄼 CAPÍTULO SEIS 𓄹 ៹

          BERLÍN Y YO, tan pronto como terminé mi turno con las máquinas de dinero, reclamamos el despacho de Arturo para nosotros, y nos encerramos con llave para dormir hasta que pasaran unas cuantas horas, pues como había dicho el Profesor, la ...

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          BERLÍN Y YO, tan pronto como terminé mi turno con las máquinas de dinero, reclamamos el despacho de Arturo para nosotros, y nos encerramos con llave para dormir hasta que pasaran unas cuantas horas, pues como había dicho el Profesor, la policía intentó entrar a eso de las cuatro de la madrugada, y los dos solo queríamos descansar en lo que se hacía tiempo para el anuncio.

Sentí a Berlín removerse, intentando salir de entre mis brazos con la intención de dejarme dormir un rato más, pero no se lo permitiría, después de todo este atraco lo manejábamos juntos.

—¿Qué te he dicho en la finca? —pregunté con la voz ronca, escondiendo mi rostro en su pecho.

Lo oí suspirar. — ❛ No hacer nada por mi cuenta que no esté planeado ❜ —refunfuñó, ya había escuchado aquella oración salir de mis labios por lo menos cincuenta veces.

—Bien, cariño —sonreí entrecerrando los ojos, adaptándome a la luz, levantando la cabeza y acariciando su mejilla—. Buenos días.

—Buenos días —correspondió, dejando un beso en mis labios.

—Ahora o nunca —nos levantamos del sofá tomando nuestros respectivos monos y vistiéndonos—. Eh, Mónica —le hablé a la rubia acariciando sus cabellos con gentileza para despertarla, una vez bajamos—. Buenos días, necesito que me hagas un favor.

          —¡BERLÍN, JODER! —replicó, desordenando su cabello por la frustración—

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          ¡BERLÍN, JODER! —replicó, desordenando su cabello por la frustración—. Si no lo entiendes me da igual, yo voy a salir contigo.

—No lo harás, Roma —demanda, autoritario—. Si digo que no lo haces, no lo haces y punto. Deja ya de contradecirme.

Soltó un grito enfadada empujando sus hombros, haciéndolo chocar contra la pared. —Son las putas órdenes del Profesor, yo saldré y te mantendré a raya, porque ni por salvar tu vida dejarás de ser un narcisista egocéntrico y solo lograrás que te metan un tiro en la frente. Por lo que, por mis ovarios que tú sales ahí sin mí —bramó, fulminándolo con la mirada.

𝐑𝐎𝐌𝐀 ៹ 𝗅𝖺 𝖼𝖺𝗌𝖺 𝖽𝖾 𝗉𝖺𝗉𝖾𝗅.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora