21. Fight and apologize.

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¡Hola mis bonitos lectores! Me da mucha risa que ahora que debería tener tiempo libre, tenga menos que en el semestre porque se me vino encima todo lo acumulado. Pero estamos acá porque confío en que leyeron la notita, ya saben, esté capítulo igual es fuerte, no tanto como los que tuvieron advertencia pero igual. Muchas gracias por el cariño.

¡Espero que les guste!

Aslan se aferra a los costados del lavamanos, un hilo de bilis aún pende hacia su boca, las rodillas le retiemblan, su camisa se encuentra abierta, el frío de la porcelana le quema el vientre, tiene los ojos llorosos, él se obliga a mirarse a sí m...

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Aslan se aferra a los costados del lavamanos, un hilo de bilis aún pende hacia su boca, las rodillas le retiemblan, su camisa se encuentra abierta, el frío de la porcelana le quema el vientre, tiene los ojos llorosos, él se obliga a mirarse a sí mismo en el espejo, reincorporándose a la realidad, no tiene ocho años, tampoco se halla en la cabaña de Barba Azul, está a salvo, en su hogar. Sus dedos se constriñen hacia los bordes del lavabo, aunque intenta volcar hasta las tripas, lo único que sale es un patético goteo de ácido estomacal, no le queda nada dentro. Él aprieta los párpados, todavía le arden, sigue procesando lo que ha pasado, incluso, sin tener la certeza de la situación, existe un latente deseo a despertar siendo alguien normal, expandiéndose por los pedazos de su corazón, pero no pasa, nunca pasa.

—¿Eiji...?

Sale con torpeza del cuarto, encuentra a su novio hecho un ovillo encima de la cama, está sollozando desconsolado, tiene la espalda desnuda, está temblando, luce realmente vulnerable en la orilla del colchón.

Ah.

Estaban tratando de tener sexo.

—Déjame solo, Ash.

Fue un día de mierda para los dos, lo notó cuando Eiji llegó de su terapia con la cara larga, él también había estado especialmente negativo, por eso, ambicionaron aplacar las penas dándose mimos, de besitos pasaron a toques más hambrientos hasta que finalmente acordaron dar el paso. Fue suave y respetuoso, de hecho, le sorprendió lo natural que el contacto se dio, estaba bebiendo del cuerpo de su novio entre risas y besos fugaces, todo iba bien hasta que anocheció. De pronto, no pudo verlo bien, sin embargo, ignoró el malestar retorciéndole las entrañas. De pronto, quiso darle placer, por eso le hizo una felación pero apenas el semen saltó hacia su torso desnudo, en completa oscuridad, los recuerdos intrusivos llegaron de golpe.

Es sumamente duro para Aslan saber que Eiji, su dulce Eiji, pasó de ser su adoración para convertirse en todos esos hombres que alguna vez le hicieron daño, en Fox violándolo en la bodega, en Marvin apuntándole una cámara a la cara mientras pide que los graben, en Dino, murmurándole palabras de confort mientras delira sobre hacerlo una buena esposa. Él se abraza a sí mismo, quiere vomitar, porque le duele mucho que el hombre más hermoso del mundo le haya provocado semejante asco por estímulos externos.

Es culpa de Ash, lo sabe.

Que Eiji desencadenara esa reexperimentación, es culpa de Ash.

Porque su novio siempre le permite guiar el ritmo de las caricias, dándole el poder, sabe que no se encuentra acostumbrado a tener el control de su propio cuerpo o su mente, pero de todas maneras, se lo da a ciegas. Eiji es tan dulce, paciente, suave y amoroso que lo hace cuestionarse si ha llegado al cielo para merecer semejante ángel.

Flufftober 2021 [AshEiji]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora