Capítulo 10

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—Venga—dice Ender cuando ve que voy a acomodarme—, hemos quedado con Candela e Ethan.

Candela e Ethan son mis mejores amigos, él y Ender son novios desde nuestro primer año de instituto.

Gracias a nosotras.

Sí.

Y aunque creáis que sí, él no es el del apodo de Malena.

En realidad, ese fue... otro chico, no tiene importancia.

—Te he traído esto—dice Ender tendiéndome una bolsa—. Ponte guapa.

—¿A quién vamos a ir a ver?—pregunto desconfiada.

—¿Por qué iríamos a ver a alguien?—dice nerviosa.

Abro la bolsa y saco un vestido, negro y ajustado. Junto a unas botas altas del mismo color y una chaqueta vaquera azul.

—Es tu vestido favorito. No me lo dejarías si no fuera algo importante.

La miro con una ceja enarcada, mis amigas mienten muy mal. Pero Ender nunca se rinde.

Así que decido ir a por un mejor objetivo.

—Jane...—digo girándome hacia mi amiga—¿Tú sabes a dónde vamos?

Ella, como siempre, empieza a ponerse nerviosa.

—¿Yo?—dice jugando con sus manos—No, claro que no.

Tras otros tres intentos, decido desistir. De todas formas, me encanta el vestido.

Me meto al baño y salgo ya vestida. El vestido tiene aberturas a los lados que pueden verse claramente aún con la chaqueta.

Ellas me ayudan a maquillarme y me hacen unos ojos de gato con unas sombras naturales y mi pintalabios favorito. Rojo sangre.

Me encanta cómo se ven mis labios con ese color. Resaltan, y por la forma en que me los pinto, parecen más grandes y jugosos.

—Ya estoy-digo sonriente.

Me arrastran del brazo hacia la salida, y me cruzo con Karla.

—Volveré en un rato—digo dándole un abrazo—. He quedado con Candela e Ethan.

—Está bien. ¡Espero que estés aquí para la cena!

Salgo de la casa y me encuentro de cara con mi mejor amigo.

Corro hacia él con los brazos abiertos. Él me coge al vuelo, dándome vueltas en el aire.

—¡Hola, enana!—dice dejándome en el suelo.

Siempre le ha gustado llamarme así, por mi altura.

Cosas como enana, oompa loompa, pitufa, hormiga, pulga y un más largo de lo que me gustaría admitir, etcétera.

—¿Qué pasa, rascacielos?—río, despeinándole.

Él se coloca el pelo, molesto. Nunca le ha gustado que le hiciese eso.

Caminamos los cuatro calle abajo, para encontrarnos con la última—pero no por ello menos importante—integrante del grupo.

La encontramos esperando impaciente en la entrada de su casa, mirando la hora constantemente.

—¡Candeeeeeee!—la saludo corriendo hacia ella.

—¡Valeeeeeeen!

Llego hacia ella y me aguanta cuando voy a caerme por los tacones de las botas. Pero me caigo igual.

Nos reímos a carcajadas por mi caída. Yo me quedo tendida en el suelo, sacudiendo mis piernas y sujetándome el estómago por la risa.

Paso una tarde increíble con ellos. Les cuento cómo me va todo por Londres y ellos hacen lo mismo.

Candela ha conseguido salir por fin con un chico que le había gustado desde hace años.

Y Ender e Ethan se habían ido a vivir juntos, me alegro muchísimo por ellos.

Ay, Ethan...

Ahora no. Eso es pasado.

¿No recuerdas como te afectó?

Sí. Pero como te digo, es pasado.

Sin darme cuenta llega la hora de la cena, y ellos se ofrecen a acompañarme a casa.

—¿Qué tal con tus amigos, Valen?—me pregunta Mal mientras ponemos la mesa.

—Genial. Me ha venido bien verlos.

—Mañana se viene lo gordo, ¿No?

Así es como llama Malena a mi ruptura con Alan.

Qué creativa...

—Sí, hemos quedado a las cinco.

Cenamos tranquilamente, han comprado tres pizzas para los siete, una barbacoa, una carbonara, y una York queso.

Cuando termino de cenar, decido irme a dormir. Mañana me espera un día largo, y no quiero quedarme dormida.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora