Capítulo 20

17 4 0
                                    

Holaaaa :)

Ya sé que os avisé de que iba a estar un tiempo sin subir capítulo, ya que estaba bastante bloqueada, pero igual quería pediros disculpas. 

Ha sido mucho tiempo, lo sé, y de verdad siento mucho haberlo dejado aquí. No sé si van a volver las actualizaciones regulares, como antes, pero lo intentaré. 

Disfrutad <3

Me quedo rígida al escuchar las palabras de Jake. La palabra suicidio me ronda en la cabeza.

Veo cómo sus labios se mueven, pero mis oídos solo escuchan un fuerte zumbido. Cuando cierro los ojos con fuerza, noto cómo unos brazos me rodean y vuelven a tumbarme en la camilla de hospital.

—Eh, eh, Val, tranquila, todo está bien—oigo como una voz suave me susurra en el oído.

—¿He...?—murmuro, cada vez con más dificultad para respirar—. ¿He estado a punto de morir? 

—¿No era eso lo que pretendías?—su voz parece confusa.

—¡No! Claro que no, estoy mal, pero no tanto cómo para suicidarme—niego fervientemente con la cabeza—. Yo... me sentía mal, una vendida por haber vuelto a ti. Primero vomité todo, y después empecé a cortar porque quería bajar lo más rápido posible y... se me fue de control.

—Mierda, esto es culpa mía...—cuando abro los ojos, Jake tiene las manos en la cabeza y está de espaldas a mí. Susurra algo que me cuesta entender—. ¿Por qué no puedo dejarte en paz de una vez?

Él continúa murmurando palabras sin sentido, y parece que está al borde de un colapso, así que intervengo:

—Jake, esto no es tu culpa—suelto un quejido de dolor al intentar levantarme, y él corre hacia mí para volver a colocarme—. Fui yo la que no quiso tranquilizarse cómo de costumbre. Quería bajar rápido para que no se notase, y además estaban todas esas palabras en mi cabeza... No sé que me pasó. Solo sé que no debes culparte, ¿vale?

Cuando por fin bajo la mirada, veo cómo tengo una venda en cada brazo, desde el codo hasta los nudillos. Me horrorizo al ver que hay muchas más cubiertas de sangre en la mesa que está a mi lado, y que una de las vías que tengo conectadas es de una bolsa de sangre.

—¿Cuánto tiempo llevo aquí?—pregunto.

—Llevamos seis horas esperando, han tenido que hacerte una transfusión. 

—¿Seis...? Joder, os he hecho perder el tiempo. 

—Val—me agarra del mentón para que lo mire y, aunque intento desviar la mirada, sus ojos se clavan en los míos—, contigo nunca pierdo el tiempo.

Permanezco mirando sus ojos, con esas motas doradas que parecen estrellas por todo el iris. Y, entonces, hago la pregunta.

—¿Por qué sigues intentando que te perdone, Jake?

Él me suelta la barbilla y se aleja un poco de mí, pasándose las manos por el pelo y suspirando. Tarda unos segundos—los cuales se me hacen terriblemente eternos—, en volver a girarse hacia mí.

—¿Cómo es que aún no lo entiendes?—declara, con una voz suave que nunca le había oído—. Nunca dejaré de luchar por ti, Val. Nunca dejaré de luchar por el amor de mi vida.

Una sonrisa ridículamente cursi se abre paso en mis labios al escuchar esas palabras, y él, con la misma marcada en el rostro, se acerca y me besa.

 —Venga, túmbate de nuevo—dice, colocándome en la camilla—. Debes descansar un rato.

Antes De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora