Capítulo 4

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Como de costumbre, tardé bastante en saber que decirle a este hombre, ya que después de pensarlo llegué a una ligera sospecha de que él era una persona inteligente y eso me ponía nerviosa, porque a lo mejor podría cagarla con más facilidad.

Después de media hora mirando la carta y sumiéndome en mis propios pensamientos e inseguridades de coeficiente intelectual, me dirigí a mi escritorio y me senté, con un poco de frustración, en la silla que se encontraba al lado de este. Al sentarme, puse mis manos en mi frente y me dispuse a pensar las palabras correctas para escribirle, aunque por alguna razón sentía que él no me iba a juzgar si metía la pata, pero todos podemos equivocarnos igualmente.

No sabía ni que decirle, lo que más curiosidad me había causado de él, el tatuaje del corazón y la cruz, no me dejaba saberlo todavía y eso me llevaba a pensar que sería algo gordo o grave. Un rato después, encendí el portátil y me dispuse a escribirle mi siguiente carta.

Adler,

Wow, me parecen interesantes todos esos significados... ¿como se te ocurrieron? ¿Porque la serpiente es tu animal favorito? Realmente me has dejado muy intrigada con el corazón y la cruz, espero algún día saberlo y que no me dejes con esta intriga eternamente :)
He estado un rato pensando como poder continuar esta conversación, la verdad, no sabía que más preguntarte y tampoco quiero que esto parezca un interrogatorio para ti, ni mucho menos. Me gustaría saber como es tu vida en la cárcel, sé un par de cosas sobre las prisiones a causa de las series pero supongo que no se asemeja nada a la realidad, por eso me intriga. Ya va siendo hora de que tú también me hagas preguntas, ¿no?
Siento que la carta sea corta, pero me he quedado sin ideas.

Besos,
Marie.

Enviar.

Ya estaba enviada. Esta vez no me sentí nerviosa después de escribirla, me sentí neutral y serena lo que es algo poco común en mi.

Escuché el timbre de casa y no esperé que tuviera que ver conmigo, así que solo esperé que mi madre atendiera. Unos segundos después, mi madre vino a mi habitación y me dijo que Jane estaba en el salón esperándome, así que fui sin problemas a ver que quería, ya que había venido sin avisarme previamente. Cuando crucé la puerta del pasillo ella se abalanzó sobre mi y me dio un beso en la boca, algo que me extrañó puesto que nunca nos tratábamos así.

Ahí fue cuando empecé a comerme la cabeza, me rayé yo sola porque, pese a que la quería con todo mi ser, no quería que nada cambiase entre nosotras, nada como una relación seria.

No quería que lo nuestro se quebrase en mil pedazos.

Estuvimos un rato hablando en mi habitación, ella estaba demasiado cariñosa conmigo y eso me parecía raro y en cierta manera me incomodaba, porque por muy cariñosa que yo fuese, no estaba acostumbrada a tanto cariño. No habíamos hablado en si de lo que teníamos, pero pensaba que estaba claro que por encima de todo éramos amigas y que eso nunca iba a cambiar. La situación me confundía demasiado, pero aparte de eso sabía que le pasaba algo.

Cuando terminó de hablar la analicé unos segundos, su expresión me pareció la de una persona dolida y que había estado llorando, ahi me preocupé.

— ¿Estás bien?— por fin me atreví a preguntar.

— Si, no podría estar mejor.— me dijo sonriendo forzadamente y agachando la cabeza.

— Jane, te piensas que te conozco desde ayer, ¿o que? Sé que te pasa algo.

Se quedó unos segundos más mirando hacia abajo y levantó la mirada, en cuanto sus ojos se cruzaron con los míos se le cristalizaron y una lágrima rodó por su mejilla.

— Es que no sé Marie, ¿Tu crees que me merezco ser feliz?— En ese momento ella rompió a llorar, y eso me destrozó a mi.

—Por supuesto, no conozco a otra persona que lo merezca más que tú. ¿Porqué lo preguntas?— dije poniéndole mi mano en su hombro.

Me contó que su estrés y problemas habían aumentado a causa del trato que recibía por parte de su padres, los cuales parecían que no valorasen todo lo que Jane hacia por ellos. Yo sabía que Jane era una chica productiva, hacia sus tareas, recogía su cuarto y ayudaba en cuanto podía, pero sus padres la infravaloraban y la hundían a base de insultos y humillaciones, lo cual la estaba llevando a su límite. Jane llevaba una semana así, pero el día que me lo contó, según ella, fue el peor. El que más humillación había sentido y más inútil y ridícula la habían hecho sentir, por lo cual ella decidió venir a mi casa a despejarse y me confesó que no estaba en sus planes contarme nada por si acaso no me importaba.

Me sentí tan impotente, tan débil de verla así que no se como me mantuve firme y no me eché a llorar con ella, la veía ahí tan vulnerable y mi mundo se venía abajo. Nadie se merece que alguien trate así a otra persona, y más cuando quién lo hace son los que te prometieron cuidarte y quererte para siempre. Para Jane la familia siempre había ido por delante de todo y todos, en cambio su familia no la anteponía a nada, se valoraban más ellos mismos.

Le dije a Jane que expulsase todo lo que llevaba dentro, que ella lo necesitaba soltar todo y por supuesto que le eché la bronca por llegar a pensar que una cosa tan fuerte no podría importarme. Nos quedamos abrazadas varios minutos, en un silencio que decía más que mil palabras.

— Te quiero.

Me quedé congelada, lo soltó tan de repente y tan natural que sentí unos nervios abismales. A lo mejor era cosa mía, pero no me pareció un "te quiero" como el que se dicen las amigas, como el que nos decíamos nosotras antes de toda la locura de la fiesta, parecía como si lo estuviese diciendo en otras formas y eso me paralizó. No le contesté por la confusión, solo asentí y le di un leve beso en la cabeza.

Rato después seguimos hablando y conseguí que se animara un poco, después de todo lo que le había pasado lo necesitaba. Pasaron un par de horas y ella se fue a su casa, antes de salir le dije que cualquier cosa me llamase, que yo siempre estaría disponible para ella en cualquier momento del día y de la noche, ella solo asintió y me agradeció por todo.

Cuando volví a mi habitación y vi el portátil abierto, con la pantalla de inicio en este, me puse a reflexionar sobre mi situación con Jane. Yo no estaba enamorada, ni mucho menos buscaba algo serio ahora mismo, yo sólo quería vivir sin tener que estar atado a alguien, y aunque me atrajese mucho Jane eso no cambiaba lo mucho que la valoraba y apreciaba, pero siempre desde el punto de amistad y nada más. Me comenzaba a dar miedo que ella se pillara por mi y yo no la correspondiera, porque eso me destrozaría y no soportaría hacerle daño, y más cuando estaba así de mal emocionalmente y lo pasaba fatal con su familia.

Porque yo no soy nadie para hacerle daño.

Pasó una semana que fue un tanto caótica, Jane seguía destrozada y se seguía sintiendo mal en su casa mientras yo intentaba luchar conmigo misma para aclararme la cabeza. Jane estuvo viniendo casi cada día a mi casa, se desahogaba conmigo cuando lo necesitaba y nuestra situación era un poco rara, se notaba que algo estaba cambiando entre nosotras y eso me asustaba bastante. No nos habíamos vuelto a besar desde la anterior semana, no estábamos tan cariñosas y en el ambiente se veía que algo no andaba como las semanas posteriores a la fiesta.

Varios días después Jane estaba otra vez en mi casa, estábamos sentadas en el salón viendo la televisión, me ausenté un momento para ir al baño y a los pocos minutos volví. Jane se encontraba en el recibidor con algo en la mano, lo cual estaba mirando con cara de poker.

Ahí deduje lo que tenía en la mano.

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Hola otra vez :)
Estoy muy agradecida por todo el apoyo que ha tenido la historia en tan pocos días, significa mucho <3

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Por lo que Jane está pasando no es nada fácil, y si os pasa algo parecido buscad ayuda y sobretodo hablar con alguien de eso, el simple hecho de desahogaros con alguien puede ayudaros muchísimo.

Fingir que no duele, duele el doble.

me ayudarías muchísimo si votaras por el capítulo y me dejases aquí algún comentario acerca de que os está pareciendo la historia o si queréis decirme algo a mi :)

Gracias por leer <3

Prisionero De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora