Capítulo 1

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Sinceramente no tengo ni idea de como aconteció esta historia, ni como carajos se me ocurrió. Ojalá volver atrás y saber que mierda pensé en el momento en el que decidí escribirle a un criminal por una página web de internet.

Todo culpa de las redes sociales.

Toda esta locura comenzó un 21 de noviembre, uno cualquiera diría. Estaba navegando por internet, por diversas redes sociales cuando me topé que se había hecho tendencia una página web donde podías contactar con criminales convictos. Se supone que era una pagina donde los criminales estaban en proceso de reinserción, no había asesinos ni personas con delitos graves. Eso creía yo, que estúpida joder. Cuando ves este tipo de cosas por ahí, a la gente le llama la atención, pues a mí me generó mucha intriga. Y como si fuera un impulso, me puse a investigar sobre esa pagina que tan viral se estaba haciendo.

writeacriminal.com

Me estuve informando alrededor de dos largas horas, sobre muchísimas cosas y detalles. Que clase de información daban en esa web, que tipo de personas podía toparme, los datos personales que debía de dar si quería escribirles...
Y, como algo automático, me puse a buscar un chico al que escribir.

Es tu momento, querido lector, de llamarme todo lo malo que existe en este mundo.

Había de todo, filtré en el buscador para encontrar alguien que me llamase la atención. Puse que debía ser un hombre de unos dieciocho a veintidós años,
puesto que yo tenía dieciocho, y también agregué que hablase mi idioma. Lo tenia todo listo, llevé el mouse a la opción de "buscar" y cliqué. Me salió de todo.

Así que mientras Smells Like Teen Spirit sonaba de fondo en mi ordenador, busqué algún prisionero al que escribirle mi humilde carta. Busqué y busqué, creedme. Estuve una hora buscando alguno que me llamase la atención y que no tuviera tan mala pinta, pero no encontraba nada. Estaba a punto de cerrar mi ordenador disgustada cuando de repente le vi, a él. Fue como el destino, o eso me gusta creer.

Adler Adams, 21 años.

Sentí un vuelco en el estómago, como una clase de nervio extraño. No le di importancia y sin pensarlo dos veces hice click en su perfil. El chico estaba lleno de tatuajes, por todas partes enserio. Me llamó la atención uno en específico, un corazón con una cruz, situado en su cuello, me pregunté que significaría toda esa tinta impregnada en su piel. Decidí continuar viendo las tres fotos que habían en su perfil. Una era de su cara, donde la tinta de su cuello se apreciaba muchísimo mejor, otra de cuerpo entero en la cual se apreciaba sus tatuajes de los brazos, y una última antes de entrar en prisión.

No ponía gran cosa de su información personal, solo podía ver su edad, su nombre, su fecha de ingreso en prisión y el delito que había cometido junto la condena por este. Su motivo de ingreso en prisión era tráfico de drogas, algo no muy grave a mi parecer, había cosas peores. Estuve dudando en si era buena idea escribirle y darle mi dirección si quería recibir una respuesta, no olvidaba que a fin de cuentas, seguía siendo un criminal. Después de unos minutos de dudas, decidí al fin comenzar a redactar.

Adler Adams...

Hola! Me llamo Marie Hardy, encontré tu perfil por aburrimiento y decidí escribirte... aún no sé si es buena idea jeje. Me gustaría recibir una respuesta a ser posible, así que voy a contarte un poco sobre mi. Me gusta bailar, leer y hacerme karaokes cuando estoy sola en casa, da un poco de vergüenza ajena si lo vieses desde fuera. Tengo 18 años, y estoy estudiando psicología en la universidad, se me da bastante bien estudiar también. Mi gusto musical se basa en rap, como Eminem, en rock, como Nirvana, y pop variado. Me gusta también la música de los setentas hacia arriba :). Ahora si no te importa me gustaría saber de ti... ¿Como es estar en la cárcel? Solo he visto un par de series pero supongo que no se asemeja a la realidad. Espero que, de verdad, no lo pases muy mal. ¿Que fue exactamente lo que hiciste? Se lo del narcotráfico pero me gustaría saber más. Si te incomoda solo dímelo.

Saludos, Marie :).

Envié la carta en cuanto la terminé, para no pensarlo más. Y realmente estaba nerviosa, sabía que no me iba a responder en dos días, ni en una semana, puede que ni en un mes. La cárcel donde se encontraba estaba situada en otro estado, así que la respuesta iba a tardar, si había respuesta, claro.

Unas dos semanas después, me encontraba en mi comedor viendo la televisión con mi mejor amiga, Jane. Se me pasó por la cabeza contarle lo de la carta al criminal, ya que había perdido un poquito la esperanza de contestación, soy muy impaciente, si. No se lo había contado antes por esa razón, por si contestaba. Me daba pavor que Jane creyese que estaba chiflada y se lo tomase como un chiste, o que se riera de mi por intentar tal cosa. Pero decidí contárselo después de varios minutos de meditación.

—Jane—dije en un tono serio—tengo que contarte algo.

—Claro, dime—dijo con su habitual tono suave y su característica sonrisa dulce.

—¿Sabes la tendencia esa de escribirle a un convicto por una web?— asintió lentamente, confusa—pues bueno, lo he hecho.

—Wow, ¿y que tal?—dijo con una leve confusión plasmada en su mirada.

—No ha habido respuesta, como esperaba.

—¿Hace cuanto le escribiste?

—Dos semanas, creo.

—Bueno, es normal que no conteste tan rápido. Si quieres mi opinión, mejor que no te conteste, puede ser peligroso Marie.

—Ya, esa es la parte positiva.—dije, y de repente se me vino a la cabeza la sensación que sentí cuando vi su perfil, ese nervio raro. Alejé ese pensamiento, aunque en este punto, si le di importancia.

Le continué contando cosas de su perfil, le enseñé sus fotos y le conté resumidamente lo que había redactado en la carta. Ella me dijo que todo estaba muy correcto como para escribírsela a un criminal, pero yo solo le dije que era mi forma de expresarme hacia un desconocido.

Una hora después Jane se fue hacia su casa y yo me quedé sola en la mía. Estaba aburrida y me tumbé en el sofá con la música alta. Comencé a sentir mi cuerpo conectar y fluir con la melodía de las varias canciones que iban sonando en la sala. Estaba tan relajada que oprimí un sonido ajeno a la música, cuando me di cuenta de que estaba sonando, bajé la música y me puse en pie.

Estaba sonando el timbre.

Corrí dirección a la puerta y, como no, me tropecé con los dos escalones que conectan con el recibidor. Típico de mi. Me levanté rápidamente y abrí la puerta con desconcierto, era el cartero. Se me había olvidado por completo que era la hora de el correo, con la música y Jane se me había pasado la hora. El hombre me tendió la mano y recogí un par de cartas y el periódico, cerré la puerta y me volví hacia el comedor. Comencé a mirar el correo.

Riverside Newspaper, carta para Jack Hardy, carta para...

¿Marie Hardy?

Vi mi nombre plasmado en el sobre de la carta con una letra que desconocía, así que mi curiosidad me pudo y giré el sobre antes de abrirlo.

Oh-Dios-Mio

Jesucristo llévame contigo.

Parpadeé varias veces para comprobar que lo que estaba viendo era real y no era una jugarreta de mi vista. Era real. Pasé el dedo mientras volvía a leer el nombre del remitente.

De: Adler Adams.

Prisionero De TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora