J A R R Ó N

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No importa si el jarrón está agrietado, si le falta un pedazo o si está totalmente roto, May Balance era la alfarera indicada para repararlo

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No importa si el jarrón está agrietado, si le falta un pedazo o si está totalmente roto, May Balance era la alfarera indicada para repararlo.

Su fascinación había comenzado hace algunos años por la curiosidad de crear cualquier tipo de artilugio doméstico, principalmente inspirada con la idea de hacer artículos decorativos o de colección de barro cocido, encantada con la idea de lo mucho que estas piezas podrían llegar a significar.

Encontró algunos cursos para manejar porcelana, pero después, dio con la alfarería y fascinada por la lista interminable de piezas que podría crear, decidió aventurarse más y más en el oficio, hasta que descubrió especial cariño por reparar artículos con defectos.

No le importaba arreglar ollas, platos, vasos o botijos, cada vez que una persona le llevaba un jarrón con un desperfecto gozaba de sobre manera utilizar los instrumentos a su disposición para regresarlos a la vida.

Ella suponía, que se debía principalmente a las historias que la gente le contaba cuándo llegaba para pedir su ayuda: Los jarrones de cuello estrecho, usualmente eran de personas cuyo artefacto había sido un regalo de alguien cercano, los jarrones en forma de cilindro eran decoraciones un poco menos comunes pero bastante normales en la comunidad de alfareros, muchos solían conservarlos como su primer recuerdo de algún proyecto en particular, los jarrones tipo campana eran curiosos y tristes de ver, pues no parecían estar llenos de dicha, ya que los dueños nunca regresaban por ellos.

La chica sentía, que de alguna forma los clientes estaban entregándoles un pedacito de sus recuerdos en cada solicitud y ser partícipe de su conversación y observar sus caras de alegría al regresar por un jarrón que se consideraba perdido, la ponían muy feliz y sensible.

¿Qué podía decir? Siempre se había considerado una joven de alma romántica.

Era como si, las personas le permitieran ver una parte de su corazón en cada jarrón.

Una tarde, mientras estaba terminando de pintar la reparación de un jarrón de cuello estrecho, un chico de cabello verde y alto entró a su humilde local.

El chico se paseó brevemente por el pasillo así que May pensó que iba a comprar algo, acostumbraba a no interrumpir a sus clientes para darles la libertar de curiosear por la tienda y elegir el trabajo que más les gustase, por ese motivo, le sorprendió verlo caminar directo al mostrador después de unos minutos, sujetando una caja grande de cartón en las manos.

El chico de ojos verdes colocó el cajón en el centro de la vitrina y respiro aliviado, había cargado con eso durante un par de cuadras y estar verificando cada cierto tiempo que no se hubiera movido de su sitio había resultado agotador.

—Buenas tardes — Saludó la chica — ¿En qué puedo ayudarle?

—¿Eres tú May Balance? — Preguntó el chico, con voz firme — Me recomendaron venir aquí para arreglar esto.

Reto de One-Shots de Contestshipping FansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora