E S P E J O

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—¿Y a que se supone que fue a Hoenn la boba? — Inquirí, mientras me sentaba en la mesa y cruzaba los brazos.

Pude ver como Drew frunció el ceño y Solidad soltó una risita ante mi pregunta.

—Fue a competir en la Copa Wallace — Dijo la pelirroja — Quiere probar sus habilidades y las de Glaceon antes de continuar con los concursos de esta temporada en Johto

Bufé.

—¿Y por qué sabes eso? — Contesté, indignado — Ella no dijo nada sobre ir a Hoenn.

—No hace falta ser un genio para deducirlo — Respondió Drew, que imitaba mi posición.

Le lancé una mirada asesina.

—¿Qué insinúas? — Pregunté, retador.

—Si lo entendiste entonces creo que subestimé tu inteligencia, Harley — Respondió él en tono de burla.

No pude evitar apretar mis dedos en la ropa.

¡Qué molesto podía llegar a ser ese mocoso!

—Olvidé lo mucho que te pones a la defensiva cuándo se trata de ella, Señor rosas — Solté con acidez, con toda la intención de hacerlo enfadar.

—¿Señor rosas? Qué original — Respondió él, con el mismo gesto de desagrado que supuse, tenía yo en la cara. Después, buscó con la mirada a nuestra compañera — Solidad, no sé porque lo invitaste.

Me señaló con la barbilla.

—¡Hey! — Me levanté de la silla — A diferencia de May y tú, Solidad si entiende mi sentido del humor.

El joven suspiró y se cruzó de brazos, lanzándole una mirada de reproche a Solidad, a quien realmente, no parecía importarle nuestro altercado.

—Me encanta lo tenebrosa que resulta el nivel de extroversión de Harley — Dijo ella, mientras dejaba en la mesa un recipiente con unos cuantos panqués.

Levanté uno y lo observé con atención.

El betún era de crema, con pequeños trozos de frutos rojos por encima, quité el papel blanco que lo envolvía con suavidad y le di un gran mordisco, el pan era rosado, y el relleno de lo que imaginé, era algún tipo de baya de sabor dulce, pero nada empalagoso.

Tenía un balance perfecto.

—Solidad me recuerda este delicioso panqué — Respondí mientras de dos bocados me comía el pan — A diferencia de ti, Drewie, que pareces más bien una baya desabrida y sin sentido del humor.

El muchacho arrugó la nariz.

—Que maduro — Le escuché replicar.

Hice bolita en papel del panqué y lo arrojé directamente al cabello, luego, levanté las manos, restándole importancia.

Reto de One-Shots de Contestshipping FansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora