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Si había algo que Katsuki odiaba, además de a Deku, era desperdiciar el día.
No lograba entender como el resto de sus compañeros podían pasársela jugando en la sala de estar o salir del campus solo a pasear al parque, cine o cualquier otro lugar.
Él prefería aprovechar el tiempo, por eso se encontraba en su habitación haciendo un trabajo que se entregaría en una semana, concentrándose totalmente en el libro frente a él no escuchó cuando la puerta fue abierta, ni los pasos de la persona que se acercaba.
El repentino toque en su hombro lo hizo voltear rápidamente para toparse con un sonriente Kirishima.
ー¡Idiota! ¡Casi te exploto la cara! ーgritó el rubio.
ー¿Y eso que tiene de nuevo? además toqué pero no respondiste.
ーLo que sea, ¿qué quieres?.
El pelirrojo levantó una bolsa de la que sacó algunos dulces y un par de películas.
ーAyer fui con Kamibro al videoclub y vi estas en la sección de terror, pensé que podríamos verlas.
ーTengo tarea que hacer, así que lárgate.
ー¡Porfiiiiis Kats!, esa tarea se entrega en una semana, aún tienes tiempo.
ーNo seré como tú que te la pasas perdiendo el tiempo y al final estás chillandome que te ayude.
ー¡Por favor! será solo por hoy y es bien sabido que hay que descansar y desestresarse para un mejor rendimiento.
ーEse es un eufemismo de escapar de tus responsabilidades.
ー¿Eufe qué? ーEijiro frunció el ceño tratando de comprender lo que Bakugo había dicho ーcomo sea, solo esta vez.
Sabía que si aceptaba esta vez el de dientes de tiburón comenzaría a insistir casi todos los días.
ーNo, ahora ve a molestar a alguien más.
Kirishima hizo un puchero y estaba por retirarse cuando una idea le iluminó.
ーEstá bien ーdijo en un tono desinteresado ーentiendo que seas incapaz de relajarte un rato o tal vez las películas te dan demasiado miedo.
El cuerpo de Katsuki se tensó. Kirishima sabía que se podía estar jugando la vida al provocarlo así, había un cincuenta por ciento de probabilidad de que el rubio cayera en la trampa y aceptara pasar el día procrastinando, el otro cincuenta le aseguraban salir de ahí con quemaduras por explosión, nada nuevo.
Pero la vida es un riesgo.
Los siguientes segundos fueron los más tensos en la vida de Eijiro, pero sonrió cuando el rubio finalmente cerró el libro, camino hasta él y le arrebató la bolsa para después acomodarse en su cama esperando por la dichosa película.
Treinta minutos después Kirishima escondía parte de su rostro en el pecho de Katsuki mientras lo abrazaba, el rubio por su parte miraba aburrido la pantalla preguntando si la razón por la que el pelirrojo había ido con él era por miedo a verla solo o había alguna intención oculta.
Como fuera ahora no le parecía tan malo tomar un descanso de vez en cuando.
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