Caí en un sueño profundo. Hasta este momento nada me preocupaba, no recuerdo si fue mi mente y lo imaginé, o si a la mitad de la noche me levanté en busca de agua. Tampoco profundicé y extrañamente tampoco tenía ansiedad; por saber si estaba despierto, si ya había comido o si me invitaría a hacer algo más tarde. Vivía completamente a la expectativa y eso me sentaba bien.
De a poco caí en cuenta de que me nacía contarle a mi círculo detalles sobre esta nueva presencia en mi vida, este "misterioso personaje", que había llegado completamente por casualidad a mi vida. Y lo hacía sin el menor empacho. Contaba nuestras citas, compartía algunos de nuestros mensajes y a simple vista, "todo lucía bien".
Los siguientes días fueron de mucho trabajo para los dos. No sé si necesite recordarles que en ese tema soy bastante nocturna. Es como si en el día mi creatividad y mis ganas buscaran formas de hincharse, para sentirse desahogadas en punto de las 8 de la noche. Así me acostumbré a vivir los últimos años, desde que mi primer emprendimiento y básicamente la vida un poco solitaria e independiente, se cruzaron de frente conmigo.
Hago hincapié en el tema del trabajo, porque algo que llamó mi atención desde la primera vez que nos volvimos a ver, aquella noche de la rebanada de pizza, fue que al recogerme estaba a la mitad de una llamada. Hablaba en altavoz mientras conducía y yo realmente no entendía nada de lo que decía. Por primera vez, fue como intentar traducir en mi mente un idioma completamente ajeno a mí. Esa noche la llamada terminó hasta que me bajé del auto, y como fue obvio saber que se trataba de algo de trabajo, de inmediato asumí que en esos temas él es muy dedicado.
No me equivoqué. Hasta el día de hoy que sigo conviviéndolo todos los días, me resulta cautivador lo apasionado que es con el tema, con su trabajo, con su equipo y con su profesión. Para nadie (que me conoce bien), debe ser sorpresa que me resulte tan natural sentirme admirada por esta razón.
Pasados los días, tuvimos una nueva fecha para coincidir: 15 de septiembre. Recuerdo que llegué a la cita en una hora antes planeada, temí encontrar demasiado tráfico porque para entonces ya no vivía en el lugar donde nos conocimos, me había mudado a una zona de la ciudad mayormente transitada y con varias dificultades viales a la redonda.
Nuevamente los nervios hicieron alarde por su ausencia. Aunque yo sabía que la cita sucedería en su casa, con su familia, jamás me hicieron sentir incómoda. Algo que siempre he expresado con él, acerca de ellos, es lo mucho que admiro su composición familiar. Adjudico a este honor, la causa de que yo me haya instalado con comodidad. Muchos de mis vacíos y carencias familiares, las he sanado en este núcleo, y no puedo estar más agradecida de ello.
Naturalmente yo sabía que las preguntas en torno a mí, se iban a formular. Mi edad por ejemplo, creo que era algo que llamaba a simple vista la atención, pues supongo que por genética, puedo engañar y pasar por alguien de menor edad, aunque para nada es algo que me resulte satisfactorio. Mi profesión, mi día a día, e incluso mi forma de pensar, fueron cosas que quise compartir desde el primer día. Yo venía de una relación frustrada, donde me limité en muchos aspectos por temor al juicio, a la apatía, a la incomodidad. En el pasado mostrar quien era yo, era algo que no me estaba permitido, y por eso desde entonces me aseguré de ser honesta conmigo y con los demás, en cuanto a quien que soy. (Tolerancia cero a la menor provocación).
La pasé increíble, conocí de cerca a personas importante para él, y a decir verdad, me encontraba en pleno clímax por reconocer que él estaba dispuesto a tejer conmigo, ese hilo de complicidad. Al caer la noche nos fuimos de ahí, para sumarnos al plan de un amigo en común y seguir divirtiéndonos. Las red flags, como popularmente las llaman ahora, seguían sin aparecer. Fue una noche divertida, con mucho tequila, canciones de mariachi y bailes arriba de los sillones.
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El amor en tiempos digitales
Teen FictionEsta es la ironía detrás del uso de una popular aplicación de citas