Capítulo 9

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Abrí los ojos y ahí estaba de nuevo...

La misma pradera, el mismo cielo azul...

El mismo sueño, que ya ni siquiera hacia falta describir.

Esta vez intente acercarme a mi familia, corría hacia ellos con los ojos empapados en lágrimas. En verdad quería volver, estaba asustada... y arrepentida.

-¡Mamá, Papá!, por favor, no se alejen, quiero volver...

Pero por más que corría... nunca lograba alcanzarles...

-Lo lamento tanto...

Susurre en un suspiro dejándome caer sobre las flores. Y, en un ataque de ira comencé a arrancarlas en grandes cantidades, casi podía escucharlas gritar, agonizantes, una tras otra mientras eran privadas de su vida... por un capricho, el capricho de una niña que desgarraba su garganta con fuertes gritos que salían de su pecho en forma de humo color negro mismo que poco a poco le cubría por completo contaminando su alrededor, contaminando aquel hermoso lugar verde y puro que se le había obsequiado... solo en sus sueños...

No sólo el sueño se repitió...

Al abrir los ojos me di cuenta de que estaba en la misma habitación, recostada en esa cama.

Me levanté exaltada, con la respiración agitada... abrí la ventana a mi lado y ahí estaba, el hermoso bosque, que ahora estaba siendo tintado con ese encantador color tan característico del amanecer.

Abrace mis piernas y me recargue en mis rodillas soltando de a poco mis lágrimas que bajaban lentamente y de forma tortuosa por mis mejillas otorgándole a las mismas pequeños cosquilleos a su paso...

¿Que iba a hacer ahora?, Lara tenia razón no tenia a nadie más que cuidara de mi... que, me quisiera.

Me quedé un rato asi hasta que escuché la puerta de la habitación abrirse, mi corazón se aceleró, lo sentía retumbar en mis oídos, cerré los ojos apretando los mismos y respire profundamente buscando la poca esperanza que quedaba en mi corazón de que todo lo anterior solo haya sido una alucinación, y tome al mismo tiempo el valor suficiente para voltear a ver a Lara...

Lo primero que llamó mi atención fue el detalle de que no tenía su suéter de cuello, en su lugar llevaba la misma blusa negra... podía ver su tatuaje... ella, mientras se acercaba al armario retiro de sus manos unos guantes que parecían bastante gruesos y pesados.

-¿No fue una alucinación?- mi voz salió tan delicada que por un segundo creí que no me había escuchado, sin embargo, ella contestó demasiado rápido.

-¿Que quieres creer exactamente?...- respondió fría, dejándome confundida intentado adivinar lo que quería decirme respondiendo con aquella pregunta -Me demostraste que eres débil Vera, así que seré comprensiva contigo si me pides que finja que todo lo anterior solo a sido una mala pasada de tu mente, que solo juega contigo- una ligera risa burlesca se escapo de sus labios antes de agregar: -Como lo ha echo, toda tu vida...- "En verdad pasó, no fue una alucinación", busque entre mis recuerdos ya que aún no podía creerlo... no pude evitar molestarme hasta llegar al punto en el que sentí todo mi cuerpo arder en llamas.

-¿Como puedes hacer algo así?- espete furiosa.

-No se a que te refieres cariño

-¡Matar personas Larissa!, ¡A eso me refiero!, ¡¿A caso crees que es divertido?!, ¡Esas personas tenían familia!, la prostituta... ¡Tenía dos hijos pequeños!- libraba toda mi furia gritándole con fuerza y sin piedad alguna hasta que me interrumpió de golpe.

-¡Tres y cinco años de edad!...- me quedé quieta ante aquella afirmación que me había dejado helada ya que... era cierta -¿Acaso crees que no lo se?...- se dio la vuelta mirándome fijamente y comenzó a acercarse lentamente obligándome a retroceder asustada y arrinconadome en la esquina de la cama intentando esconderme sin éxito entre las paredes a mis costados -¿Sabes por que no fue complicado procesar su envió al DIF?, ni siquiera tenían papeles, nunca fueron registrados, ni siquiera tenían un maldito nombre, no tenían amor de su madre, ¡Se criaron completamente solos dentro de esas cuatro paredes!, ¡Estarán mejor sin ella!, ¡Les hice un favor!- mi cuerpo dio un pequeño brinco cuando la escuche gritar con voz filosa...

-N-no te creo... No puedo creerte- intente sonar fuerte pero me fue imposible... ella me fulminaba con la mirada, y el hecho de que se estuviera acercando de esa forma tan dominantemente lenta me daba escalofríos.

-¿El primer hombre que encontraste?, era un mecánico, que engaño a dos mujeres convenciendoles de que estaba perdidamente enamorado de ellas, solo para cogerselas en un puto motel, ¿Después que?, las tiró sobre la carretera y las dejo a su suerte, las pobres regresarón como su cuerpo les pudo responder al pueblo. Nunca fue denunciado, por que a ambas las amenazó con hacerle daño a sus familias si se atrevían a abrir la boca...

-Me estas mintiendo... N-no eres una justiciera Lara...- mis lágrimas caían nuevamente por mis mejillas, pero esta vez dolía... y mucho, mis ojos ardían por cada lágrima que liberaba con sufrimiento.

-¿El hombre que mataste hace un momento?- mis manos se hicieron puños y apreté tan fuerte que pude sentir como mis uñas lastimabán las palmas de mis manos, atravesaban la carne, pero no sentía dolor alguno...

Lara finalmente subió a la cama y se acercó reventando mi pequeña burbuja de odio, furia y frustración... se acercó lo suficiente como para poder ver sus obscuros ojos intentar relucir desesperadamente con los primeros rayos de sol que entraban por la ventana a su costado...

-Yo no lo mate...- ya no hacia falta gritar...

-Hiciste lo correcto, ¿Recuerdas al chico que golpeé aquella noche?, el era su padre Vera... Esta bien, ya no podrán hacerle daño a la gentil mujer que los soportaba con pesar...- comencé a mover inconscientemente mi cabeza desesperadamente en forma de negación. Ella intentó tocar mi mejilla, y eso fue el siguiente detonante...

-¡No!, ¡No me toques!, ¡Quiero irme!- la alejaba y comenzaba a manotear instintivamente, pero no sirvió de nada, Lara fue lo suficientemente rápida como para tomar mis muñecas y hacerme ceder ante ella en cuestión de segundos... -Esto esta mal, y lo sabes...- gemi entre sollozos desesperados, mientras gastaba mis pocas energías en mi último intento por soltarme de su agarre... -No puedes... Tu no puedes seguir haciendo esto, no puedes arrebatarles la vida asi sin más, y verlo como algo bueno por que no lo es- - nuevamente fui interrumpida...

Pero esta vez con un beso...

Un pequeño roce entre nuestros labios que apenas duró unos segundos fue suficiente para controlar todo lo que sentía por dentro. Y apenas Lara se separó unos cuantos centímetros para poder encontrar sus ojos con los míos tome su rostro entre mis manos y volví a besarla...

En ese momento no me di cuenta de ello pero, le estaba obligando a besarme de verdad... tal vez por eso me detuvo apartándome intentando no ser tan brusca como para dejar en claro mi lugar...

-Escucha Vera... quiero que entiendas que a partir de ahora soy lo único que tienes... y, aunque no lo notes, tu también eres lo único que tengo...- abrazo mi cintura y una vez escondió su rostro en mi cuello prosiguió: -Te necesito Vera, te necesito cerca... estos años sin ti han sido una jodida mierda, quería estar contigo todo el tiempo, abrazarte, escuchar tu voz, creo que... y, tal vez te parezca una exageración pero, comienzo a creer que eres mi salvación- mi corazón dio un fuerte golpe en mi pecho haciéndome abrir mis ojos como platos, al escuchar aquella confesión que, realmente me había tomado por sorpresa -Salvame Vera, quiero detenerme, pero sin ti no puedo hacerlo... así que, porfavor no vuelvas a decir que quieres irte...- su aliento chocaba suave y delicadamente sobre mi piel... sentía escalofríos y no podía pensar con claridad, estaba hechizada, embobada entre sus palabras dulces y las caricias que le brindaba a mi corazón atravez de mi cintura... tan hipnotizada... que las palabras más que sinceras salieron solas... aquellas palabras, que les aseguró, venían desde el fondo de mi alma...

-Lo haré, tranquila, saldremos adelante, nunca te dejare sola... por que, te amo...- esas mismas palabras se quedaron en el viento... flotando sin rumbo alguno por toda la habitación hasta que simplemente se esfumaron... como el humo de un cigarro suyo...

The Killer Of The RosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora