Cᴀᴘɪ́ᴛᴜʟᴏ Sᴇɪs.

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—Oliveeeer.— el Omega rubio junta sus manos y mira al niño.
—¿No estás cansado? Deberías estar durmiendo ahora.

Volvieron a la casa del Alfa luego de aquella tarde llena de sustos.

Oliver lo mira por un segundo y su atención vuelve a los bloques de colores, los apila y después con el auto de juguete, los derriba.

—Oliver, no me ignores.— ríe nervioso, sin cambiar su posición.
—Kristiāns, ¿en la lista dice algo sobre esto?— se dirige hacia el moreno y éste niega mientras juega con la bebé.

Ya pasaron dos horas desde la medianoche y al parecer, Oliver y Kiara no tienen intención de dormir temprano.

Denis agarra la lista y relee todo de nuevo hasta que un punto llama su atención.

No darle demasiados dulces a Oliver.


—Oye, pequeño.— se arrodilla al lado de Oliver y señala la lista.
—¿Por qué dice que no debemos darte caramelos? ¿Cuántos comiste?

—Me duele mi pancita después. Se lo dije y él compró igual.— Oliver contesta y señala al moreno.

—¿Cuánto dura el celo de un Alfa?— gira a ver al otro, preocupado y molesto.

—Alfa normal, un día y nosotros sólo un par de horas. Dievs tiene más control, así que ya debería de haber terminado.— dice en tono bajo, Kiara se está durmiendo y no quería molestarla.

—¿Deberíamos llamarlo?

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—¿Por qué duró más?— Ethan apoya la frente en el hombro de Dievs, cierra los ojos y deja que el Alfa lave su espalda.

—Quizás lo retuve mucho, mi celo tuvo que llegar hace algunos meses, pero estabas esperando a Kiara.— frota con suavidad la clara piel, recibiendo un pequeño gruñido. Ríe y aprieta un poco los muslos del Omega

—No lo vuelvas a hacer, sólo te causará daño.— suspira y levanta la cabeza, acaricia el rostro del Alfa y sonríe.
—Hay que ir por los niños, Denis y Kristiāns debieron pasarla mal.

—Les hace falta un pequeño susto.— Dievs levanta sus hombros.
—Hagámoslo una vez más y después vamos por ellos.— levanta la cadera del Omega y acomoda su pene para que entre de una sola estocada.

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Kʀɪsᴛɪāɴs ʏ Dᴇɴɪs.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora