"Signy X Audwin" ~OneShots~

~Cumpleaños gemelos~

— Recuerda no decirle nada sobre esto, ni a nada ni a nadie. No lo hagamos sospechar.
— Cuenta conmigo. Te prometo no dar ni un paso en falso.

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Se había recibido la noticia de que el rey Aldous pronto añadiría un año a su próspera vida. Todo el pueblo se emocionó. Se apresuraban a comprar presentes, atuendos refinados, practicar sus mejores modales, todo para estar bien presentados en la gran formal celebración.

Las invitaciones empezaban a salir públicamente, y por supuesto no podía no llegar a una pareja especial.

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Y llegó el día. Audwin iba en camino hacia la habitación de su esposa, con una pequeña llamita de emoción en su interior, como esperando a ver qué sorpresa recibiría.

Abrió la puerta delicadamente, encontrándose con su rostro relajado sobre la almohada. Se acercó suavemente, con la intención de no sobresaltarla al despertarla.

— Palomita, es hora de despertarse.- retirando suavemente los mechones que reposaban sobre sus rosas mejillas.-
— ¿Audwin?
— Pues sí, ¿quien más? Parece que alguien no es tan perspicaz cuando está dormilona.

Esperaba una almohadazo por su parte, de hecho, ya había preparado sus reflejos, mas se sorprendió de que no.

— ¡El festejo de tu hermano! Vístete pronto. -saltando de la cama y sacándolo de su habitación para prepararse.-

Eso apagó un poco su emoción. Ni modo, se dirigió a la suya para arreglarse igualmente.

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Para combinar, Audwin vestía un terno de tono azul almirante junto con un calzado oscuro. Pero había un pequeño problema, se veía idéntico en como asistió a la coronación de Aldous.

— ¿Qué puedo hacer ahora? No hay tiempo para comprar otro traje. Si creo otro a partir de mi magia me cansaré. ¡¿Qué hago?!

Fue ahí cuando observó la esquina de su cómoda. Había una liga de pelo que Signy usaba.

— ¿De dónde salió esto? Con razón las mujeres se quejan de que estas cosas siempre se pierd-

En ese instante, se le prendió el foco.

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Para salir, Signy portaba un vestido azul sin mangas hasta un poco más arriba de las rodillas, el cual tenía pedrería plateada que rodeaba su cintura; igualmente llevaba joyería de esta misma paleta de color.

Como ambos ya estaban vestidos, salieron cada uno por sus puertas.

— Ya listo. Vámon- —se quedó petrificada unos cuantos segundos ante la nueva invención de su esposo.-

El muy astuto había tomado la parte inferior de su cabello y atado en una pequeña coleta alta, dándole un toque bastante atractivo.