𝒫𝓇ó𝓁𝑜𝑔𝑜

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Era una noche oscura, la luna estaba muy alejada, apenas brindando luz con un cuarto creciente. Un joven de cabellera pelirroja salió encapuchado bajo aquel manto nocturno, traía varios sacos que rebosaban con lo que sea que trajera en su interior.

Vivía cerca del puerto, aunque su casa era la más apartada, careciendo de vecinos cercanos. Había ahorrado un poco para comprarse un sencillo bote de remos. Dejó los sacos en el piso de este y se dispuso a soltar la soga que ataba al bote a un sencillo y destartalado muelle. Era bastante complicado con la poca luz que había. Lo logró después de un arduo trabajo, se subió y comenzó a remar lentamente a mar abierto.

Era una suerte que el oleaje de esa noche fuera calmado, de lo contrario, no había podido salir sin contratiempos inesperados. El frío era insoportable y sentía como le cortaba los dedos con cada remada.

Remo hasta un punto donde las luces del pueblo apenas se miraban como luciérnagas a la distancia, usando el faro como guía para no alejarse demasiado. Aseguró los remos para que no se fueran a resbalar y tomo un merecido descanso, sacando una pequeña licorera de uno de los sacos, le dio un trago para calentarse un poco y se recargó en uno de los bordes del bote, arropándose con la capa que ocultaba su identidad.

La luna y las estrellas eran tenues y apenas iluminaban el bello mar a la distancia.

Un chapoteo lo alertó, haciendo que volteara a todos lados, hasta que vio una estela de olas en el agua dirigiéndose a él.

-Hola amor.- Sonríe.

De las negras aguas, emerge una cabeza de un beige claro, casi blanco, con algunas motas cafés, unos ojos negros, pero muy tiernos y en su hocico unos bigotes blancos que goteaban agua de mas. La foca respondió con un silbido, y el hombre juro que casi podía verla sonreír.

Se dirigió a uno de los sacos, revelando que contenía montones de pescado crudo recién cazado. Tomo uno y lo aproximo hacia la foca, que a su vez, esta respondió con un brinco y se comió el aperitivo de un solo bocado, causando que al pelirrojo le diera risa.

Luego entonces, del otro saco, tomó lo que estaba en su interior, revelando que era pan y queso. La foca ladró y lo miró con ojos de cachorro.

-No me mires así, sabes que no puedes comer esto en esta forma. Aunque creo que algo de pan no te haría daño.- Arrancó un trozo y como el pescado, saco la mano del bote y espero a que la foca brincara para tomar el pequeño bocadillo.

Le pareció que hizo una mueca de sonrisa con su hocico, pero en esa forma le era difícil saber, aun así, prefería pensar que estaba haciendo eso.

La foca salvó y ladró una vez mas, haciendo que el pelirrojo le sonriera.

-Lo se, ya queda poco para la luna llena. También estoy impaciente.- Le siguió hablando a la foca.

Esta solo se aproximó a él, casi subiéndose a la orilla del bote, a lo que el hombre extendió su mano para acariciar su cabeza, tan suave como si fuera terciopelo mojado. 

Le dio el resto de los peces que estaban en el saco y él terminó su pequeña merienda de pan, queso y poco menos de la mitad de lo que había en su licorera, no quería beber demasiado pare regresar a la orilla. La foca silbó una vez más, a lo que el hombre rio.

-Lo siento, pero esto tampoco puedes tomarlo en esta forma. Siempre me reclamas que tenga paciencia.- Prefirió guardar la licorera antes que provocar mas tentaciones, la foca solo silbó haciendo un puchero y resoplando burbujas.

-Y yo soy el dramático.-

La luna se oculto un poco mas por las nubes, por lo que supo que no podía quedarse más tiempo, además, el frío cada vez se hacía más insoportable.

-Debo irme, volveré mañana si las aguas están calmadas.- La foca lo miro con ojos tristes, pero pudo intuir que una parte de ella estaba de acuerdo.- Te amo.-

Remo alejándose del lugar, donde la cabeza de la foca se hacia cada vez más pequeña, hasta que esta desapareció, sumergiéndose en las oscuras aguas.

"Te veré pronto".


Corazón De Sal [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora