𝒞𝑜𝓇𝓇𝒾𝑒𝓃𝓉𝑒𝓈 𝐸𝓃𝓉𝓇𝑒𝓁𝒶𝓏𝒶𝒹𝒶𝓈

1.3K 150 109
                                    



≫ ─── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ─── ≪


Después de su charla con Anathema, se encontraba pensativo en la mesa de su casa (corrección, esa nunca sería su casa), jugueteando con una taza sin realmente tomar la infusión que tenía. Sus ojos delataban los ríos de llanto que había liberado, nunca antes había revelado su verdadera identidad a otro humano desde que había vivido en la tierra. 

La situación lo había aliviado, pero también lo había consternado.


-¿Cuanto tiempo?-

-Cuatro años.- Respondió.

Anathema comenzó hacer cuentas mentalmente y su mirada fue de tristeza pura.

-Eras solo un niño, tenías solo dieciséis años.- La joven parecía que estaba por romperse a llorar, pero tenía que ser fuerte, Aziraphale era su amigo y su paciente, no podía mostrar una emoción negativa que pudiese contagiarlo.

Aziraphale solo bufó indiferente, ya más calmado.

-No es gran cosa. Cada vez me acostumbro más.-

-¿Cómo puedes decir eso? ¿Nunca buscaste tu piel o un modo de escapar?- Preguntó ella horrorizada.

-¿Crees que no quería irme? Me trató como su propiedad desde que mostró su verdadera cara. Nunca renuncié a la posibilidad de escapar, pero nunca encontré mi piel, me ordena no buscarla. Esperaba encontrarla un día por accidente, pero donde sea que la tenga, no esta en la casa donde vivimos.- Nunca lo había escuchado con tanta furia reprimida, pero tenía sentido, ahora sabía que no estaba con Gabriel por elección propia.

Inhalo profundo antes de responder, pensando cuidadosamente en las palabras a utilizar.

-Aziraphale, te aprecio y mucho, mi abuela y yo lo hacemos desde que llegaste al pueblo, pero no perteneces aquí, no eres parte del mundo humano. Debes volver al mar.-

-Que más quisiera pero ¿Qué puedo hacer?-

La cara de la joven bruja se ilumino.

-Podríamos ayudarte a encontrar tu piel.- Le dedicó una sonrisa.-Mi abuela puede ayudar, sabe que no eres humano. No eres el primer fae que conoce, pero tu esencia esta tan humanizada, que fue difícil distinguirlo realmente cuando te conocimos, solo simplemente pensamos que eras diferente.- Por su tono, el asunto era preocupante, aunque Aziraphale ya lo sabía.

-Lo se, no he estado en contacto con el mar desde... bueno, ese día, mucho menos en mi forma de foca.- Suspiró con pesar.- Aún así, no he renunciado a mi verdadera naturaleza, a Gabriel le gusta creer que ya lo he hecho, pero en el fondo sabe que aun espero volver al océano.-

-Supongo que traerte aquí fue una forma de castigo.- Supuso Anathema.

-En parte: este pueblo queda de paso para ir a la ciudad, también temía que un día encontrara la piel o incluso sin ella, de alguna manera pudiera volver al mar. Así que solo duramos un año ahí. También tenía miedo que después de tener un hijo yo... bueno, lo entregara al mar. Afortunadamente, no hemos concebido hasta la fecha.- Este fue otro terreno delicado.

-Si... a eso también quería llegar ¿Puedes... tener hijos?- Preguntó con calma.

-Algunas especies de faes macho pueden hacerlo, así como hembras que pueden embarazar, pero somos pocos.- Rió de manera desganada.- Irónico que de esos pocos Gabriel tuviera la posibilidad justo de capturar uno, aunque siendo sincero, aun si no pudiera, igual me habría conservado como su sirviente... hubiera preferido eso a...- No pudo seguir.

Corazón De Sal [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora