𝐸𝓃𝒸𝒶𝓃𝓉𝑜 𝒹𝑒 𝑀𝒶𝓇

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Le contó sobre Zadkiel, aquella foca a la que llamo hermano, aunque no eran nada consanguíneo, le contó de su madre y como lo sobre protegía bastante, hasta donde él sabía, había sido su ultimo cachorro, le daba algo de tristeza saber si en su ausencia habría concebido otro, le hubiera encantado saber que se sentía ser hermano mayor. Le contó de Michel, su hermana de sangre y la mayor de todos, fungía como una segunda madre para sus hermanos y el resto de las crías cuando los mayores no estaban cerca. Su padre casi no lo veía, porque pertenecía a otra manada, pero por lo que recordaba, velaba por sus hijos y quería a su madre. Algunos de sus hermanos se habían ido con él.

Contó también que en su manada había dos selkies que habían sido secuestradas como él, una llegó con un hijo, llegó desvariando, sin saber nada de su mandada original, so lo había escapado a la mínima que tuvo oportunidad con su cría, la de Aziraphale la adoptó. La otra selkie sin embargo, tuvo que dejar a su hijo, escapo gracias a este, pero él había nacido humano, por lo que no pudo acompañarla al océano, solía verlo desde la orilla, temiendo que si salía del mar, pudiera toparse nuevamente con el padre de este.

-¿Solo dos selkies?- Pregunto Crowley extrañado y algo preocupado.

-La mayoría de las que salen no las vuelven a ver.- Suspiro triste.

Como si pudiera saber lo que estaba pensando, Crowley tomó las manos de Aziraphale y las entrelazo en las suyas.

-No va a pasar lo mismo contigo.- Besó con ternura sus manos.

Desde aquel día de confesiones, su relación quedo en un limbo bastante extraño. Crowley aún lo seguía visitando y se ofrecía ayudarlo en los quehaceres del hogar, claro, esto aparte de ser excusa para pasar tiempo con él, también era una manera de fisgonear entre la casa de Gabriel y ver si ahí estaba la piel. Como lo imagino, no estaba, pero tenía que asegurarse antes de buscar fuera, no perdía nada intentarlo, aunque sería muy bruto de parte de Gabriel dejarla para que Aziraphale la encontrara de manera accidental mientras limpiaba. Y otra, para que su amigo tuviera tiempo de acompañarlo en su pequeño laboratorio improvisado de plantas y ungüentos.

También le curaba las heridas, le sorprendía la resistencia de Aziraphale, un humano habría sucumbido hace tiempo, aunque luego recordaba que no era humano.

En esas interacciones, muchas veces ocurría el roce de manos, acurrucarse en el hombro o la mejilla del otro, muy cerca de los labios. Ya no se habían atrevido a besarse, pero estaba claro que la tensión estaba ahí.

Tampoco podían manifestar mucho afecto en público, ya que a ojos de todos, Aziraphale o mejor dicho, Sunshine, era el "esposo" de Gabriel, quien era un hombre respetable y no dudarían en decirle que su pareja le estaba siendo infiel con el nuevo. Crowley odiaba un poco la falsa creencia de que las parejas del mismo sexo eran más propensas a ser infieles que las de sexo diferente, bueno, no todo podía ser perfecto, pero aún así no ayudaba a la situación.

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-¿Aun nada?- La voz de Gabriel retumbó por las paredes.

-N...no.-

-Maldita sea, ¿estas seguro de que puedes concebir? Creí que había sido mi día de suerte cuando atrape a una maldita selkie que puede procrear.- Espetó, completamente molesto.

-¡Si lo soy! Es algo que solo nosotros podemos saber. Solo no entiendo porque no... porque no ha pasado nada.- La verdad aunque estaba feliz en el interior, también le generaba dudas el porque después de tanto tiempo, no había quedado en cinta.

Corazón De Sal [Good Omens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora