Corazón De Sal [Good Omens]

𝒩𝓊𝑒𝓋𝑜 𝒞𝑜𝓂𝒾𝑒𝓃𝓏𝑜

Dedicado a: NathGrrrr  Andreavaldez36  DenisEspinosa7 The_LostFairy ElisaHernandez111 michientrenubes

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A pesar de que el tiempo pasó, Crowley y Aziraphale nunca dejaron de verse realmente, tenían sus encuentros nocturnos en la balsa, donde a veces Crowley le traía bocadillos como pan, pescado frito o frutos secos, comida humana que imaginaba podría comer en su forma de foca. A veces en las mañanas, antes de que fuera al trabajo, se veían en la playa y tumbarse un rato en la arena, Aziraphale era bastante suave y podría ser una excelente almohada, pero con una camada en camino, se abstuvo de aquella tentación, podía ver el bulto de su vientre cada vez más grande y lo ayudaba a volver al mar cuando se arrastraba con mucho trabajó de vuelta a este. Anathema y Newton también los visitaban de vez en cuando, este último se sorprendió la primera vez que vio a Aziraphale en su forma de foca, y Ana no pudo evitar llorar al verlo en su elemento, totalmente libre.

Bueno, no del todo, sabía que su corazón era prisionero de sus sentimientos. Lo ideal era que volviera con su manada y no saber nunca más de él, teniendo solo la certeza de que estaba en su hogar, pero el joven selkie volvía solamente por su amado, era un vínculo muy fuerte que habían forjado y no creía que se rompiera tan fácil. Incluso entre Crowley y Newton construyeron una cuna con suficiente espacio para dos bebés, el joven de cabello rojo estaba tan ilusionado.

-Para que te des unas ideas para cuando llegue tu turno.- Bromeó Crowley, haciendo sonrojar al chico.

Pero había algo en el aire qué dejaba a Ana intranquila, no sabía que era, pero se sentía como cuando los marineros predecían que una tormenta se acercaba a pesar de que el día estaba soleado. Tenía tantas ganas de consultar a su abuela, pero sabía que no era prudente comunicarse con ella en este momento. Sabía que ella lo haría cuando llegara el momento.

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A medida que se acercaban los once meses, Crowley miraba como a Aziraphale le costaba nadar al engordar cada vez más. Solía decirle que moría de ganas por conocer a los bebés, pero una noche Aziraphale no acudió a sus citas nocturnas, tampoco estuvo en la playa en la mañana, ni el día siguiente, ni el siguiente. Esto preocupo mucho a Crowley, se preguntaba si las selkies tenían los mismos depredadores que las focas normales, como orcas o tiburones, incluso podría ser otro humano que la confundiera con una foca común para cazarlo. Sacudió sus pensamientos, no debía pensar en lo peor, Aziraphale estaba embarazado y en compañía de su manada, seguro lo estaban cuidando en los últimos días. Lamentó no estar ahí para él en su día de parto.

Una mañana como siempre, Crowley salió a pasar por la playa, ya era costumbre y no perdía la esperanza de ver de nuevo a su amado, sin embargo lo que vio fueron dos focas cerca de la orilla, le ladraban para llamar su atención y señalaban al bote que usaba siempre para sus citas nocturnas. Intuyó que querían llevarlo a algún lado, así que desató las cuerdas que lo amaraban a tierra y se embarcó.

Las focas nadaron a una distancia prudente para guiarlo, parecía que lo miraban con recelo, esperaba muy en el fondo que no lo llevaran a una trampa, pues aunque Azira ya no pudiera comunicarse con palabras humanas, sabía que no le caía muy bien a su manada.