Capítulo 13 Señora Snape

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Hermione decidió esa noche tomar un baño para relajarse, toda la información recibida por sus amigas era muy delicada, vaya hasta lo de Ginny, pues se trataba de nada mas y nada menos de Harry, lo mas cercano que ella tenía como familia, llego al baño de prefectos y se dio cuenta que estaba ocupado "rayos, en verdad necesito relajarme" pensó, "mmm y si? De seguro no está" "además también es mi mazmorra" dudo pero al fin se dirigió a la que también era su habitación después de todo, estaba segura que no estaría en esta Snape, eran casi las 11 de la noche. En efecto llego a la alcoba y estaba vacía, al entrar de inmediato se encendieron las antorchas y la chimenea, se sentó sobre uno de los sillones y con un hechizo hizo a parecer sus maletas "en algún momento debo acomodar mis cosas, no puedo seguir invadiendo la habitación de mis amigas".

Toc, toc, toc - el llamado de la puerta interrumpió sus pensamientos

-Severus ya es hora - hablo Elien ingresando a la habitación

Hermione no supo porque pero de inmediato se enfureció en cuanto escucho la voz - no recuerdo a verle dicho que podía entrar - menciono la castaña mientras se ponía de pie mirando a la intrusa

-Señorita Granger - hablo con ironía la maestra ante la sorpresa de encontrarse ahí a la joven

-Señora Snape - contesto mordaz Hermione

Elien la miro con curiosidad - perdón? - pregunto

-soy la Señora Snape - le remarco - así debe dirigirse a mí - le ordeno Hermione mientras la fulminaba con la mirada - y ya que hablamos de cortesía, le voy a pedir, no, más bien le voy a exigir que ya que es la amante de MI MARIDO por lo menos tenga la decencia de no tirárselo en MI alcoba - le hablo muy molesta con los brazos sobre cruzados sobre su pecho, el ceño fruncido y caminando hacia ella.

Elien no pudo evitar sonreír por los celos de la castaña, pero no iba a ponerse a discutir con una niña, giro su rostro con dirección a la puerta del despacho - Severus te espero en mi alcoba - giro y se dispuso a salir, en el último segundo se detuvo y volteo a ver a una Hermione que estaba congelada - buenas noches, Señora Snape

Hermione estaba pálida por completo, ahí parada como estatua de piedra, no sabía de donde le había salido todo eso pues ni siquiera lo pensó cuando ya estaba hablando, y peor saber que Snape estaba a unos metros detrás de ella y que había escuchado todo "genial Hermione, tú y tu gran bocota, anda con el mismo valor voltea y enfréntalo" decidió ignorar mejor, suspiro largo y tendido y se dirigió al sillón a sacar su neceser de la maleta, pudo sentir los ojos de Snape sobre ella.

Después de unos minutos incomodos y en silencio decidió enfrentar su miedo, levanto la vista y en caro al hombre que más temían todos, este la miraba fijamente con su porte distinguido que destila soberbia, era todo un Slytherin que sabía cómo acobardar a una leona, Hermione trago en seco y sin pensarlo llevo su maleta a la cama y la coloco frente a ella, intentaba evadir esos ojos negros que seguían cada movimiento que hacía.

Severus había salido de su despacho desde que Elien ingresara a su habitación, había observado la pequeña discusión en silencio sin interrumpir, hacía tiempo que no veía a Hermione tan de cerca, solo en la hora de las comidas o en la lejanía en la biblioteca, sabia por Minerva que la chica ya no tenía alcoba, por lo cual había deducido que dormiría en la torre de Gryffindor, pero su elfa Peny le había notificado que la leona no tenía cama propia, que a veces le llevaba sus cosas a la alcoba de la señorita Weasley, de la señorita Lovegood o incluso de la señorita Parkinson, a él, le asombraba esta amistad como al resto del colegio, era la primera vez que se veía desde la fundación de la escuela una amistad tan estrecha hecha por miembros de diferentes casas, la notaba algo cambiada, ya no lucia su falda del uniforme tan larga, ahora la llevaba corta, muy corta para su agrado, pero al menos cubría sus piernas con medias negras, su suéter era más justo a su figura mostrando que tenía pronunciados senos y su cabello sujeto en una coleta alta, había dejado atrás la fachada de niña, y sabía que no solo él se daba cuenta, había visto como muchos jóvenes la miraban y para ser franco no le gustaba.

Sentencia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora