Capitulo 24 Siempre estaré contigo

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Era cerca de media noche, caminaba de regreso a las mazmorras, había tenido una magnifica noche de chicas, Ginny a pesar de sentirse deprimida por su rompimiento con Harry en el fondo sabia que era lo mejor. Por su parte Pansy no hacia comentarios de como se sentía siendo cortejada por Harry, no quería hacer sentir mal a la pelirroja, pero no podía quitar la inmensa sonrisa que le provocaba el moreno con sus atenciones. Luna no se había presentado, eso le preocupaba, desde noche buena no la veían, y Pansy comento no haber visto tampoco a Theo, por lo cual supusieron que estaban muy entretenidos juntos.

Doblo la última esquina para llegar a su mazmorra, la abrió lentamente pues ya era tarde y no deseaba hacer ruido, apenas había ingresado su cabeza cuando su corazón se detuvo con lo que observo. Aquel hombre con corazón de hierro, insensible, sin compasión, de carácter duro, tempano de hielo, jamás lo había visto reflejar una sentimiento, ahora estaba sentado en una vieja silla frente a su cama, sujetando entre ambas manos la mano izquierda de Elien, su cabeza de el descansaba sobre la mano de esta, soltó su agarre solo por unos segundos para secarse las lagrimas que comenzaban a mojar su rostro. Se veía abatido, derrotado, nostálgico. Hermione regreso su paso y cerro lentamente la puerta, se recargo junto a la puerta, sobre el frio muro y se deslizo lentamente hasta bajo, se abrazo a sus rodillas, no sabia como interpretar eso, ¿acaso Severus estaba enamorado de Elien?, Penny apareció de repente, como si fuera saliendo de la habitación, llevaba una charola con lo que parecía la cena de su amo, esta estaba intacta, al parecer había salido de la habitación por la escena que ella misma había presenciado.

La elfa se quedo ahí como paralizada, con la mirada perdida, de sus inmensos ojos comenzaron a brotar enormes lagrimas.

-Penny – la llamo Hermione, la elfa comenzó a gimotear sin poder contener su llanto, la charola comenzó a deslizársele de las manos, pero Hermione haciendo gala de sus buenos reflejos alcanzo a cogerla antes de que se callera, con un movimiento de su varita la hizo desaparecer. — ¿Qué tienes Penny? – le pregunto la castaña mientras la tomaba de su mano.

La vieja elfa se voltio, vio sinceridad en los ojos de la chica y se arrojo a su regazo y comenzó a llorar como crio. Hermione estiro sus piernas y dejo que Penny se desahogara, ella le acariciaba su cabello para intentar transmitirle confort. Así paso casi una hora hasta que la elfa se sintió mejor y se sentó a lado de la castaña, saco un viejo pañuelo mugroso y se sonó escandalosamente, con el dorso de sus manos limpio sus lágrimas.

-A la señorita Elien solo le quedan horas de vida – informo Penny mientras entrelazaba sus pequeñas manos y no les quitaba la vista de encima.

Hermione se estremeció, ahora entendía el porque del estado de su esposo, recargo su cabeza contra el muro y miro hacia el techo, suspiro – Severus debe estar desecho – dijo en voz baja mas para si misma que para Penny.

-El amo esta desecho, ella era... — explicaba la elfa.

-El amor de su vida – interrumpió Hermione mientras bajaba la vista, de repente la mancha de mostaza que estaba en su jeans le parecía muy interesante.

La elfa giro y levanto su rostro para ver a Hermione, no entendía porque la niña decía eso – No, mi amo nunca amo a Elien, fueron pareja hace muchos años, pero el jamás correspondió el amor de la señorita Elien. – le explico sin dejar de verla.

Hermione cada vez entendía menos, si era Elien quien amaba a Severus, ¿por que el parecía desvivirse por ella?, giro su rostro y miro con cara de duda a Penny.

La elfa comprendió de inmediato que la chica había hecho malas conjeturas, negó con su cabeza, sin duda alguna no entendía como los magos y brujas tendían a sacar conclusiones tan erróneas cuando se trataba de sentimientos. Suspiro pesado y comenzó a relatar – Era el verano de 1985, el amo Severus siempre iba a descansar a la mansión Prince en esa época del año, pero ese verano fue distinto, cada noche la señorita Elien aparecía por la chimenea cargando bolsas de mandado con lo que le prepararía cenas riquísimas a mi amo, yo al principio no la toleraba, pues esta llegaba y se apoderaba de mi cocina elaborando platillos raros pero que mi amo disfrutaría con deleite, compartía la habitación con el y por la mañana muy de temprano se marchaba. A veces salían a cenar, otras veces ni de la habitación salían, jamás vi a mi amo tan feliz, ella le dio luz y sentido a su vida, había llegado a sacarlo de su miseria, esa miseria que le dejo la muerta de Lily Potter.

Sentencia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora