Capítulo 3 En la calle de la Hilandera

3.7K 267 15
                                    

Las cosas no estaban saliendo para nada como Hermione las había planeado, la guerra había terminado, ¿entonces por qué rayos no tenía paz? Estaba sentada en una mecedora en la terraza de su habitación en el 12 de Grimund Place.

Desde que la guerra había terminado y había descubierto que sus padres habían muerto, Harry la había invitado a vivir con él, sostenía sobre su mano izquierda la invitación de Hogwarts para recuperar su año perdido, días antes ya había hablado de esta opción con Harry y Ron, estos ya les habían dicho que aceptarían la invitación del ministro para entrar directamente a la academia de aurores. Claro que ella también había recibido un pase directo para estudiar en cualquier academia y trabajar directamente en el ministerio, pero había optado por regresar y concluir de la forma adecuada sus estudios, pero ahora con el "pequeño detallito" de la custodia de su temible profesor, al parecer no sería posible su sueño. En su mano derecha sostenía una foto donde se estaba besando con Ron, la chica no podía evitar llorar, ¿Por qué hacer el bien era tan complicado y doloroso?

Toc toc toc , el ruido de la puerta la sacó de sus pensamientos - adelante - seco sus lágrimas.

Harry entró lentamente a la habitación de la castaña, la encontró sentada en la terraza, se dirigió a ella - sé que es una pregunta tonta, pero ¿Cómo estás? - ella se paró al  lado de él, no pudo evitarlo y comenzó a llorar nuevamente.

A Harry se le partió el corazón, sentía que en parte era culpa de él que ella estuviera así, se sentó sobre la mecedora y la para sentarla sobre sus piernas y la acunó sobre su pecho, no tenía palabras para consolarla, él era el mayor testigo del amor que su amiga le profetizaba a Ron desde hacía 4 años, se limitó acariciar la espalda de la chica, ella lloraba escandalosamente. Así pasaron unas horas hasta que Hermione entre sollozos se quedó dormida, Harry la cargo hasta su cama y la arropó, la miró unos segundos y depositó un beso sobre su frente y salió de la habitación.

Hermione durmió toda esa tarde y noche, cerca de las 8 de la mañana se levantó y tomó una ducha larga, se vistió sencilla, jeans de mezclilla, playera polo y una cazadora color café, solo desenredó su cabello y salió de su cuarto sin mirarse al espejo, bajó hasta la cocina y en esta se encontraba Harry desayunando sobre la barra.

-Buen día - saludó el chico, la miro detenidamente, lucía terrible su amiga.

-Qué hay - contestó ella mientras se preparaba un café.

-Yo Hermione, mmm lo siento - tomo su mano sobre la barra.

-No es tu culpa, el también hizo una promesa, y no la quiere cumplir - dijo sin más levantando sus hombros, vertiendo azúcar en su café.

-Si yo no hubiera presionado al ministro el no hub...

-Si tu no hubieras presionado al ministro ahora Snape estaría preso en Azkaban, hiciste lo que tenías que hacer - suspiró profundo - y yo lo que debía que hacer - tomó de un solo sorbo su café y se puso de pie.

-¿Adónde vas? - le inquirió él .

-Debo buscar a Snape, han pasado tres días desde la audiencia y no sé nada de él, no tardará en presionar el ministro queriendo saber nuestra ubicación - subió el cierre de su chaqueta y salió, para ser una mañana de agosto el clima era fatal.

Parada sobre la acera se dio cuenta que no tenía ni la mínima idea de dónde buscar a Snape, de hecho no sabía nada de él, salvo que había sido su temible profesor de pociones, que había estado enamorado perdidamente de la madre de su mejor amigo y que era el hombre más valiente que ella jamás había conocido. Suspiró profundo y se dirigió a la casa de la maestra Minerva, esta se ubicaba en un viejo pueblo a las orillas de Londres, la casa era de construcción antigua, de tan solo 4 pisos, pintada en color rojo con blanco (muy Gryffindor), tocó a la puerta, de inmediato le abrió la profesora Minerva.

Sentencia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora