Capítulo 5 En Hogwarts

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Paso la noche escribiendo cartas para el ministro, para Luna, para Harry, para Ron (la quinta de la semana y eso que era martes), cepilló su cabello y se dispuso a dormir, escuchó mucho ruido en el piso de abajo pero no bajó, no tenía ganas de seguir peleando con Snape. La casa era chica solo dos pisos, el de arriba solo de dos habitaciones y un baño en común, la habitación en la que ella estaba solo contaba de una cama individual, una cómoda y un pequeño cajonero, sobre este había soldaditos de unos 5 cm llenos de polvo y el retrato de una mujer y un niño. La mujer era muy hermosa a pesar de lucir demacrada en la foto, era de piel muy blanca, cabello negro, cejas pobladas pero bien delineadas, sus ojos eran de un negro oscuro y profundo, igual que los de Snape, pero a diferencia de los de su profesor estos transmitían calidez, sus labios eran delgados y rojos, parecían dos finas líneas, su nariz larga y respingada, en verdad la mujer era hermosa. El niño que abrazaba era pequeño, como de unos 10 años, se parecía a la mujer que lo abrazaba, desde el cabello como las facciones finas, a diferencia de la nariz, en vez de ser respingada era ganchuda, el cabello lo traía hasta debajo del mentón, sonreía, parecía feliz el niño besando a su madre. Sin duda alguna Severus Snape había amado mucho a su madre, Hermione suspiro largo y profundo, ¿Cuántas cosas no sabía de su profesor? Se fue a la cama con ese pensamiento y decidió dormir, sabiendo como era su profesor seguramente querría madrugar para irse a Hogwarts.

Temprano por la mañana Hermione se levantó y se arregló, bajó su maletita a la estancia y la coloco alado del sofá, se dirigió a la cocina y preparo café y unas tostadas para el desayuno.

15 minutos después bajo Snape para variar vestido todo de negro se paró frente a la barra de la cocina, se percató que había desayuno para dos personas, torció los ojos, miró la maletita de la castaña, esta estaba lavando los trastes que había ensuciado de forma muggle.

-El desayuno está listo - dijo tímidamente la castaña sin mirarlo.

-No deseo ser envenenado - refunfuño él - vámonos - ordenó con su típica voz arrogante y se dirigió a la chimenea .

-¿Por red flu? - se le escapó a la castaña, odiaba ese medio de transporte igual que la aparición.

-No me diga que la da vértigo, ja y pensar que usted montó un dragón para escapar de Gringostt - no se lo dijo con admiración sino más bien con petulancia - ¡muévase! - casi le gritó mientras tomaba unos puños de polvos flu.

La castaña refunfuñó, ¿acaso no podía hablar sin meterse con ella? dirigió una mirada triste al desayuno que se quedaba ahí sin ser probado, cogió su maletita y se colocó alado del profesor dentro de la chimenea.

Snape soltó los polvos flu y dijo su dirección, a medio camino vio como la castaña se trastabilló y soltaba su maletita, tuvo que sujetarla del brazo para que la chica no cayera de bruces - tan torpe - le dijo mientras la soltaba al salir de la chimenea.

Hermione se sujetó de lo que encontró más cerca e intento recuperar el aire, recordó que en medio del viaje soltó su maletita - ¡Rayos! - dijo por lo bajo .

-Nos esperan en la dirección - dijo Snape mientras leía una carta que estaba sobre su mesita de estar, sin voltear a ver como seguía la chica salió de sus aposentos.

Hermione corrió detrás de él, en silencio pasaron por muchos pasillos hasta llegar a la oficina de la dirección, Snape susurró algo en voz baja frente a la gárgola y esta se movió para darles paso, se movió para darle paso a Hermione primero, este gesto a ella le asombro.

Al entrar Minerva McGonagall se puso de pie -Buenos días, no los espera tan pronto Severus, ¿señorita Granger ¿cómo ha estado? - saludó a ambos con la mano, tomó asiento y le indicó que se sentaran.

Sentencia de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora