Obliviate

Capitulo 3 Compromiso y sospechas

Hermione se encontraba arreglando para dirigirse a su oficina, ese era el día que haría las entrevistas para el siguiente jefe del Departamento de Aplicación de la Ley Mágica, le emocionaba mucho porque era el departamento con el que trabajaba más estrechamente y esperaba que esta vez fuera alguien más joven el que llevara el puesto, pues tendría que asistir a muchos eventos con él. Se miraba en el espejo de cuerpo completo que tenía en su cuarto, había cambiado tanto, ya no quedaba nada de la niña flacucha y encorvada que era en el colegio, ahora tenía unas curvas muy bien marcadas y unas piernas largas y atractivas que le gustaba mostrar, por lo general se presentaba a trabajar con trajes de falda a 5 dedos arriba de las rodillas y sacos a juego, sin embargo ese día decidió ir con un vestido blanco, corto y casual a juego con unas zapatillas de 8 cm y bolso de mano y saco en color negro. Su cabello lo llevaba sujeto en un elegante moño.

Al llegar le pidió a su asistente Megara que hiciera pasar a su primer postulado para el puesto. A la oficina entro un señor de al parecer 40 años, caminaba encorvado y era muy calvo y la recorría con una mirada libidinosa, por suerte a la hora de entrevistarlo resulto que sus conocimientos estaban muy obsoletos pues no se había puesto al tanto de las nuevas reformas, solo tenía el inconveniente de que pertenecía al departamento desde hacía 20 años y sabia como manejarlo. Después de una pequeña charla lo despido. Enseguida entro el siguiente y ultimo candidato y baya sorpresa la que se llevo.

—Buenos días señorita Granger—dijo una voz muy seductora.

 Ella se encontraba de espaldas a la puerta mirando por la ventana, no pensaba que tan pronto entraría la siguiente persona, pero al oír esa voz la reconoció de inmediato, sabía que pertenecía al ególatra engreído del hurón Malfoy, no podía creer que tuviera el descaro de querer el puesto — Buenos días Malfoy, toma asiento por favor—le señalo una silla frente a su escritorio.

—Y dime que te trae por aquí—tenía la esperanza de que viniera a otra cosa

—Acaso no es obvio — dijo el rubio con esa arrogancia que lo caracterizaba. Los años lo habían tratado bien, con su 1.82 y cuerpo esbelto aunque por lo que se podía notar en el traje parecía tener un cuerpo musculoso, ya no usaba su pelo peinado hacia atrás, ahora lo traía con un estilo rebelde, portaba un traje en color gris y camisa negra, sin duda alguna dejaba mostrar su buen gusto por vestir bien.

—Malfoy que te hace pensar que te daríamos el poder de administrar las leyes que nos defienden y regulan a ti que bienes de una familia ansiosa de poder—dijo ella un poco molesta no podía creer el descaro de él.

— Vaya no espera ese tipo de prejuicios por tu parte, pero que te parece el hecho de que me gradué en la escuela de leyes mágicas con el mejor resultado en 50 años, también soy graduado en Harvard en el mundo mugle, es decir querida, conozco las leyes de nuestros dos mundos al derecho y al revés, ha y por cierto, llegue hasta aquí por merito propio. —le escupió las palabras a la cara y no pudo evitar dar una sonrisa de medio lado cuando vio que la había dejado cayada.

Ella no esperaba eso, así que comenzó una serie de preguntas para ver que tan cierto era, pero ella no acababa de hacer las preguntas cuando el ya había contestado, era verdad el venia muy bien preparado, no podía negarlo y eso le retorcía el hígado. Comenzó a llenar un reporte de él para entregárselo al ministro, mientras él no podía dejar de verla, en verdad se había vuelto hermosa pero lo que más le intrigaba y admiraba era el puesto que ella tenía en el ministerio, era la más joven en 100 años en tener ese puesto y sabia que había llegado ahí por méritos propios. Ya la había visto en algunos eventos en el mundo mugle pero no habían podido cruzar palabras y ahora estaban ahí discutiendo sobre su futuro empleo y no importaba que hubieran salido de la escuela hace 5 años, ella seguía siendo toda una Gryffindor.