Cap. 2: En el monte

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KAIRA

El ambiente de dentro era impresionante, se notaba el cambio de la isla a la ciudad. El interior era enorme, había una pista de baile en el centro con la barra a un lado y al otro mesas altas. Al fondo había unas escaleras que daban a la zona VIP del pub, esta estaba en la planta de arriba y no todos podían entrar.

Nosotros tuvimos suerte porque con una copa ya en la mano nos dirigimos a la cuerda roja y el guardia nos dejó entrar. Riko, el chico con el que iba, conocía al dueño del local por ser amigo de su padre. Una vez arriba la sensación de agobio que me entró al principio se fue disipando poco a poco, resultaba que odiaba estar entre mucha gente.

—¡Vamos a bailar! —gritó Vicky en mi oido.

—No soy muy buena, yo te veo —en verdad no me gustaba eso de moverme en público.

—Oh venga, seguro que se te da genial.

Al final me levanté de la silla y nos pusimos a bailar enfrente de los chicos que seguían sentados en las sillas. A Vicky se le daba genial eso de perrear y restregarse con cualquiera, de hecho Ben —el amigo de Riko— se había levantado para bailar con ella. Yo me limité a sentarme junto a Riko.

—Parecías un pato bailando —rió Riko.

—¡Qué gracioso! —dije— Ya me gustaría a mí verte bailar a ti.

—Por mí no hay problema, pero necesito a una chica y no pienso bailar con tu amiga.

—Ya... ella ya está ocupada con Ben, déjala.

Riko se rió y me cogió de la mano para que me levantara. Me rodeó con sus brazos quedando mi espalda pegada a su pecho y empezó a moverse lenta pero sensualmente.

—Inténtalo al menos —me animó.

La única vez que había bailado había sido de pequeña en una fiesta local de O'ahu, pero no tenía nada que ver con esto. Sin embargo intenté imitar los movimientos que le había visto a Vicky y no me salieron nada mal. Poco a poco y con más copas encima me solté bastante y llegamos a bailar los cuatro. Me lo estaba pasando en grande cuando de reojo vi una cortina abierta y la curiosidad me invadió.

—Voy al servicio, ahora vuelvo.

Los dejé en la mesa bebiendo y entré en la habitación de la cortina, nunca imaginé lo que mis ojos veían. Allí, en público, había parejas manoseándose y calentándose, y lo peor fue que en una esquina vi a Logan haciéndolo con una chica rubia. Me quedé con la boca abierta, no me lo podía creer. Salí de ahí y volví con mis amigos.

—Has tardado un poco, ¿estás bien? —me dijo Vicky.

—Sí, perfectamente —mentí—. Voy a fumar, ¿alguien viene?

—Yo voy —dijo Riko, y ambos nos perdimos entre la multitud para llegar a la puerta.

Al salir un aire fresco y agradable me dio en la cara y lo agradecía bastante, hacía un calor ahí dentro que llegaba a ser agobiante. Saqué mi paquete de tabaco y el mechero y me encedí uno. Riko me miraba con una expresión que no supe descifrar.

—¿No fumas? —decidí romper el silencio.

—Fumaba, lo he dejado hace poco.

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