Final 1: Retoños

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Monoma llegó a su clase con aún más dolor y cansancio de lo usual, una cara pálida y esos ojos que demostraban algo no estaba bien en su interior no era lo único que había llamado la atención de sus compañeros, si no que él estaba más callado de lo usual, incluso cuando la delegada de la clase A había ido a su clase para recopilar ciertos datos de los entrenamientos futuros que iban a tener.

Pony se acercó a él por si necesitaba algo pero antes de que ella pudiera decir una sola palabra Neito le extendió un sobre de color blanco en el que el nombre de "Hitoshi" resaltaba en un color morado y la caligrafía ahora descuidada del rubio. –Pony ¿Podrías darle esta carta a Hitoshi en el receso?- Menciono el chico con un tono de voz débil y quebradiza tratando de sonreír para apaciguar la preocupación de su amiga, pero incluso el hablar le producía un dolor enorme en el pecho. La rubia tomo la carta y asintió sin hacer otra pregunta más.

A la hora del receso Neito tomo sus cosas y camino en dirección a su dormitorio, ya después iría a la enfermería a pedir un justificante medico pero en ese momento se sentía completamente cansado, ya no resistiría otra hora más en el salón de clases. Sus ojos que ahora estaban apagados de cualquier brillo que antes hubiesen tenido ahora cargaban unas ojeras marcadas por todas esas noches en las que el malestar no le dejaba pegar el ojo, todo esto ya estaba sobrepasando sus límites y él en su interior sabía que su cuerpo ya no resistiría más. Cada paso que daba dolía tanto, como si un alambre de púas se enredara en ellas y le impidiera seguir ahora solo rezaba por poder llegar a su habitación antes de desfallecer en los pasillos.

En otro lado, Pony se encontraba en camino a buscar a Shinso solo que era algo difícil por la gran cantidad de gente que había en la cafetería en ese momento. Después de unos minutos finalmente lo encontró hablando "animadamente" (Si a eso le llamamos el simplemente asentir con una sonrisa a lo que su contrario decía) con el chico peliverde de la clase 2ª cuyo nombre en estos momentos a la chica no le interesaba y por primera vez en todo el tiempo que llevaba en Japón haría caso omiso a una de las enseñanzas de Neito la cual era "no interrumpir una conversación entre dos personas" ya que según eso era descortés, pero para ella Neito era más importante que cualquier tipo de cortesía o etiqueta posible. Corrió hacia el chico de cabellos morados y toco suavemente su hombro para llamar su atención –Shinso-kun- Mencionó la joven en un tono dulce y cuando el otro volteo a verla ella rápidamente la entrego la carta –Neito me ha pedido que te entregara esta carta.-

Hitoshi tomo el sobre un poco extrañado ya que sabía la manía que el rubio tenía con decir todo lo que sentía cara a cara y que ahora él le mandara una carta le resultaba bastante extraño, pero eso no quito el ligero tinte rosado en sus mejillas- -Gracias Pony.- Agradeció el mayor y se dio la vuelta dispuesto a leer la carta cuando las clases terminaran y este pudiera estar en un lugar más privado, pero antes de que pudiese regresar a su platica la rubia volvió a hablar –Por favor te pido la leas ahora, Neito está en camino a su dormitorio y me dijo que era muy importante saber tu opinión sobre el contenido de la carta lo más pronto posible.- Si bien, esa jugada podía ser algo riesgosa por parte de la chica ya que desconocía el verdadero contenido de la carta, algo en su interior le decía que Shinso debía leerla con rapidez.

-Eso hare, gracias.- Habló de nuevo el chico y saco la carta de aquel sobre color amarillo decorado con unos cuantos gatos mal dibujados en tinta morada.

No tardo en leer el contenido, sorprendido por cada palabra escrita con una temblorosa letra que parecía perder cada vez más la forma, esto era nuevo para él ya que conocía lo estricto que podía ser Neito cuando se trataba de ortografía y gramática pero sobre todo de su propia caligrafía, con ese peculiar detalle continuo su lectura. Sus mejillas se pintaron de un intenso rojo jurando que podía sentir como algo de vapor salía por sus oídos, sus ojos se abrieron con sorpresa al igual que su corazón se aceleró a más no poder, como si quisiera abandonar su pecho e ir por aquel rubio autor de la carta para decirle todo lo que tenía en su mente.

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