La mujer de mi padre - Pt. 2

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Lo pensé, pero mi cobardía fue más grande. No pude hacerlo, me acobardé a último segundo, y me alejé de la cortina de la ducha, pensaba en lo que iba a suceder si ella me acusaba con mi padre, no quería líos y mucho menos con él, así que di media vuelta con destino a la sala.

Pero el destino aparentemente, quería que metiera la pata... ¡Y en grande!

Justo cuando estaba por salir del baño, escuché el sonido de la cortina, era Eva, quien justo en ese momento había salido de la ducha, como si se hubiera dado cuenta de que no me iba a atrever. Me quedé helado, no pude dar un paso más, era como estar petrificado, podía sentir sus ojos clavados en mi nuca... "Estoy atrapado", pensaba.

— ¿Qué haces aquí David? — preguntó con un tono serio.

— Eh... yo... estaba... — Estaba sin poder decir palabra alguna, estaba atascado. Era mi fin.

— Intentabas verme desnuda, ¿verdad? — volvió a preguntar. Esta vez el tono parecía menos serio, más pícaro.

Yo me di vuelta, y al hacerlo ella estaba completamente desnuda, la toalla la llevaba en su mano derecha, yo me sorprendí, la miré a los ojos y volteé nuevamente dándole la espalda una vez más, estaba aterrado, no sabía qué hacer, estaba seguro que me había metido en problemas. Todos esos pensamientos aterradores terminaron cuando escuché el sonido de la toalla cayendo al suelo, me di la vuelta lentamente, todo para encontrarme con esa imagen magnífica de Eva completamente desnuda, mis ojos fijaron su atención en sus pechos, y ella me miraba con deseo, estaba disfrutando de esto, de tenerme así, con esa mirada de deseo y ese bulto en mi pantalones que estaba a punto de estallar, Eva era una mujer ardiente, le encantaba provocar deseo en los hombres, Eva era de esa tipo de mujeres que les encantaba atraer la atención y provocar a quien la mira, ahora su víctima era yo, y ella lo estaba disfrutando.

En ese instante mandé todo a la mierda, no me importaba si mi padre aparecía, me acerqué y tomándola de la cintura la empecé a besar con deseo y pasión, nuestras bocas querían devorarse una a la otra, nuestras lenguas se enredaban y mis manos tocaban su cuerpo con total descaro, apretaban sus grandes y firmes nalgas, y besaba su cuello al mismo tiempo, ella gemía, pedía más, que no me detenga, la puse contra la pared, levanté su pierna izquierda y empezaba a besar sus pechos, ella tomaba mi cabello y lo apretaba con fuerza, esto estaba a punto de salirse de control, estábamos a punto de pasar del juego previo a penetrar su vagina, cuando el sonido de la puerta acabó abruptamente con el momento.

— ¡Amor, ya estoy en casa! — Se escuchó en el fondo mientras que Eva y yo estábamos congelados mirándonos a los ojos.

Casi al instante me separé de ella, tomé mis pantalones y empecé a vestirme a toda velocidad.

— Vístete rápido David, debe estar viniendo para acá. — dijo Eva mientras se colocaba la toalla.

— Lo hago lo más rápido que puedo — Respondí con un susurro.

Ella se colocó la toalla, salió rápidamente del baño, y se dirigió a su habitación. Yo empecé a vestirme, me coloqué la camiseta y me lavé la cara, cuando me sentí listo abrí la puerta del baño y para mí susto vi a mi padre en el pasillo a punto de entrar al baño.

— Hijo, ¿estabas en el baño? — Preguntó mi padre algo sorprendido.

— Eh... si, si papá, estaba en el baño — Respondí tratando de verme calmado —. Me hiciste venir y bueno, estaba esperando todo este tiempo.

— Si hijo, lo siento se me hizo algo tarde. Déjame ver a Eva en la habitación y luego salimos para que me ayudes.

Yo asentí con la cabeza y me fui a la sala con el corazón latiendo a mil, el saber que mi padre pudo haberme atrapado, me dejó en mí, una mezcla de sensaciones que a decir verdad... ¡Me ponía demasiado caliente!

Historias Lascivas Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora