Conserje Pt. 1

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Cuando Elizabeth se mudó a su nuevo apartamento hace tres meses, jamás imaginó que tendría una de las aventuras más ardientes e intensas en mucho tiempo, cabe resaltar de que ella no era una mujer de aventuras, ni mucho menos de encuentros casuale...

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Cuando Elizabeth se mudó a su nuevo apartamento hace tres meses, jamás imaginó que tendría una de las aventuras más ardientes e intensas en mucho tiempo, cabe resaltar de que ella no era una mujer de aventuras, ni mucho menos de encuentros casuales, al contrario, ella era una mujer un tanto conservadora gracias a la educación que tuvo en casa, era una mujer que salía poco de fiesta, de hecho prefería pasar los fines de semana leyendo alguna novela que estar en algún antro lleno de luces, con música estridente y con un montón de gente ebria tan cerca de ella.

Elizabeth había decidido dejar la casa de sus padres luego a solo seis meses de haber regresado luego de un divorcio algo traumático. Sí, ella había estado casada con un Julio, un tipo al que había conocido en sus años de universidad, y que luego de tres años de relación habían decidido contraer matrimonio, ella era una mujer muy romántica, algo que siempre la había caracterizado, era una creyente del amor verdadero, del "príncipe azul" y de que las historias que solía leer, las cuales eran en su mayoría historias de romance, tenían cierta dosis de veracidad, algo que acrecentó mucho en ella al conocer a Julio, un hombre que en un principio parecía ser todo lo que ella, y su familia esperaba, él era un tipo decente, culto, un gran conversador, era atento y detallista, los padres de Elizabeth estaban encantados, y ni mencionar a Elizabeth, a quién le parecía el hombre perfecto, aquél hombre digno de alguna de sus novelas románticas.

Sin embargo, las cosas cambiaron luego del matrimonio.

Con el tiempo ella descubrió que todo lo que había conocido de Julio era una gran mentira, el hombre, luego de unos meses comenzó a mostrar actitudes muy diferentes a lo que él había mostrado durante el noviazgo, como el hecho de ser alguien muy desordenado, algo que ella detestaba, ya que era una mujer muy organizada, solía tener todo muy planificado, y cada cosa debía estar siempre en su lugar. Otra cosa que cambió fueron los detalles, los cuales fueron siendo cada vez menos, y el hecho de ser alguien atento, ya no se percataba de si ella había cambiado de peinado, o si ella había hecho algo especial para él, simplemente lo pasaba todo de largo.

La gota que derramó el vaso ocurrió meses después, cuando una noche, luego de haber pasado el día en casa de su madre, encontró a Julio con una de sus compañeras de trabajo teniendo sexo en medio de la sala, la imagen de él montado sobre ella no se le quitó en un buen tiempo. Cuando se dio el divorcio Julio confesó que se había aburrido de ella, de lo correcta y decente que era, y que en la intimidad casi no hacían nada, para Julio, Elizabeth era una mujer poco apasionada, una excusa enorme para tratar de minimizar el hecho de que había sido infiel a la persona que una vez dijo amar, aquello fue algo que la hizo sentir muy mal, y que dejó una huella que no pudo borrar después.

Los meses pasaron y ahora había empezado una nueva etapa en su vida, incentivada por Julieta, su mejor amiga, Elizabeth decidió que era momento de independizarse y cambiar el rumbo de su vida, consiguió un empleo como editora en una revista de espectáculos, y se mudó junto a su mejor amiga a un apartamento a unas calles del centro de la ciudad, y fue justo en este edificio, donde su aventura comenzó.

Historias Lascivas Vol. 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora