Eva se acercó a mí, me tomó de la mano y empezó a besarme, su lengua jugaba con la mía haciéndome perder noción de todo lo que estaba sucediendo, coloqué mi mano en su rostro y empezamos a besarnos apasionadamente ante la atenta mirada de mi padre, quien no decía ni una sola palabra de lo que estaba viendo.
— David, tu padre te adora. Mira todo lo que está haciendo por ti. — dijo Eva mientras me besaba con dulzura y su mano subía por mi muslo.
— No lo sé...
— Vamos corazón, solo déjate llevar. — agregó Eva. Su mano ya estaba sobre mi miembro, el cual empezaba a endurecerse, estaba excitado, su cuerpo se sentía delicioso, y su perfume era embriagante.
Sus caricias hicieron efecto, me deje llevar por lo que estaba sintiendo en ese momento, tomé a Eva por la cintura, la acosté en la cama y le quité el camisón que llevaba puesto, mi padre se sentó en un rincón, miraba atento cómo yo empezaba a recorrer el cuerpo de Eva con mi lengua, como ella empezaba a excitarse, era algo extraño, había tenido ya alguna experiencia similar al estar en un trío, pero, jamás pensé que estaría en un hotel, teniendo sexo con la mujer de mi padre, y teniéndolo a él de espectador, por momentos me sentía cohibido, pero sabía que mi padre no se iría.
«¿Quieres ver?, Ok. Te daré algo que ver». — Pensé.
Me coloqué sobre ella, con mi miembro justo a la altura de su rostro, ella me miró con disfrute, podía ver cómo saboreaba el momento, y como empezaba a acomodarse para darme placer, yo miraba fijamente como ella empezaba sujetar mi miembro con una mano, lo frotaba, lubricaba mi sexo con su saliva para luego dejarlo entrar en su boca con suavidad, aquello me hizo erizar la piel, su boca era una delicia, labios tan suaves que hacía sentir la gloria, yo sujetaba su cabello, y por momentos empezaba a empujar mi miembro hasta su garganta, podía escuchar sus arcadas, pero a pesar de eso le encantaba que le hiciera eso, lo disfrutaba, tenerlo en su boca era lo que quería, y yo no podía negarlo, Eva era la mujer que mejor me ha hecho sexo oral.
Por momentos miraba de reojo a mí padre, pero él no se inmutaba, tenía la mirada fija en nosotros, era algo inquietante, no sabía qué pensaba, o que sentía con todo lo que estaba observando, de repente sentí la mano de Eva tocar mi vientre, al girar la mirada pude verla con su lengua justo en la punta mi miembro, aquella mirada lasciva era algo que no me cansaba de admirar.
— No te preocupes por él. — Dijo Eva.
— Debe sentirse extraño para mi padre. — Respondí.
— No lo creo, esta fue su idea. — Mencionó Eva.
— Lo sé. Pero, aun así, esto es nuevo para mí. — Aclare.
— Me imagino — dijo Eva mientras que seguía lamiendo mi sexo —. Pero descuida, yo te haré olvidar todas esas cosas.
Eva me tomo por la cintura y dando un giro me acosté en la cama, ese momento sentí su cuerpo sobre mí, yo miraba hacia arriba y solo veía su rostro, sus bellos ojos, su sonrisa lasciva, su cabello cayendo sobre ella, yo respiraba fuerte, estaba agitada, cuando empecé a sentir como su mano sujetaba mi miembro para luego introducirlo suavemente dentro de ella, yo solté un suave gemido mientras sentía como estaba dentro de su sexo, había entrado suave, húmedo, estaba con la excitación al tope, cuando vi a Eva voltear la mirada hacia mi padre, el cual con una sonrisa parecía darle aprobación para lo que estaba por suceder. Su cuerpo contorneado empezó a moverse, sus caderas giraban en círculos mientras que empezaba a acariciar sus firmes senos con sus manos, yo la tomaba de la cintura, y luego por las nalgas, ella no perdía el ritmo, era suave, pero muy exquisito, sus gemidos no se hicieron esperar, al comienzo eran suaves, pero poco a poco iban aumentando la intensidad, y mientras intensos eran, más rápido se movía sobre mí, lo que provocaba que yo también empezaba a jadear más y más fuerte.
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Historias Lascivas Vol. 2
RomanceSé que te gustó el primer volumen, y sabía que volverías por más, no temas en admitirlo, lo sentiste en cada espacio de tu piel, si ese fue el motivo, espero te guste lo que traje para ti. Cinco nuevas historias, cinco nuevas experiencias llenas de...