Capítulo 7:

163 23 4
                                    

Antes de empezar el capítulo:
¿Alguien ha visto mi carro? Aún lo sigo buscando :(

Quiero compartir con vosotras (la gran mayoria de mis lectoras son mujeres) un poema que encontré en el instituto ayer:

Puto es el hombre
que de putas fía.
Puto es el gusto.
Puta la alegría.

(el chaval se quedó a gusto después de eso)

---------------------------------------

~Alex~

-Entonces, esta es la razón por la que no debes montar en plátano vestido de camello mientras te persigue un cani - concluyó Rubius su historia, siendo seguida de aplausos y vítores sarcásticos.

- Y esta es la razón por la que nunca hay que aprovechar los arrebatos de estupidez para hacer historias sin sentido - dije en plan broma

- Y esta es la razón por la que Gran Hermano VIP es una mierda- añadió Mangel a nuestra colección de cosas sin sentido.

- Rubius tío, eres mejor de lo.que pensé en un principio, ha sido un placer conocerte, pero creo que ya me va siendo hora de irme, no quiero que se calienten los tomates.

- Vale, ¡Nos vemos!- Se despidió Rubius

- ¿Tan pronto? ¿Qué hora es?- pregunté yo, no me parecía tan tarde, quiero decir, ¡aún hay sol!

-A ver... ¡Joder! ¡Son las diez y media!- exclamó Mangel mientras miraba al reloj de su muñeca

- ¿ya?- Rubius parecia no querer irse.

-Ay, como no vaya a casa ahora mismo seguramente mi madre me destroce la Play o algo peor - Dios, me había olvidado de mi madre por completo. Ahora si que me he metido en un buen lío...

- ¡No tío, la Play no! ¡Corre!- me dijo Rubius mientras me empujaba y a lo lejos se despedía de mí.

Bien, si quería salvar un poco el pellejo tendría que correr para evitar llegar aún más tarde.

En diez minutos ya estaba en casa, abriendo la puerta y entrando, intentando ir en silencio sin hacer ruido al pisar. Pero no, por lo visto esta mujer tiene ultrasonidos o algo porque yo, personalmente, estaba seguro de haber hecho ruido alguno.

-Alejandro Bravo Yáñez ( o Yánez, no estoy segura), ¿Dónde has estado durante toda la tarde, señorito?- mi madre parecía realmente enfadada esta vez.

-Pues, he ido con Rubius, Mangel y Cheeto a dar un pequeño paseo...y...bueno, mi reloj está sin pilas...- Intenté explicarle a duras penas.

-¿Crees que me voy a creer eso? ¿Tu te crees que yo soy tonta? Vete a tu habitación ahora mismo, luego hablaremos seriamente sobre tu conducta- me gritó, otra vez. La verdad es que después de tantos años me empezaba a acostumbrar...

Subí a mi habitación sin rechistar, sabía que si me quejaba seguramente la bronca iba a ser peor, y no me apetecía, venía de buen humor de estar con mis amigos.

Además de que ya llevaba un tiempo sin que me pegaran, por lo que mi estado físico y psicológico era mucho mejor y están feliz por ello. No me apetecía deprimirme...

Me senté en mi cama a esperar mientras le echaba una ojeada a mi habitación, siendo sincero, creo que nunca he visto tanta cosa friki junta...

Escuché los pasos acelerados de mi madre caminando hacia mi habitación, seguramente queriendo hacerse escuchar. No era la primera vez que lo hacía, por lo menos avisaba de cuando estaba enfadada...

-Alejandro...-dijo entrando mientras golpeaba la puerta contra la pared. No sonaba tan enfadada como antes- A ver, ¿no entiendes que ya tienes 16 años y tienes que ir pensando en tu futuro? No vas a estar viviendo siempre aquí- no, tranquila, tampoco tenía la intención de quedarme- No vas a lograr nada en la vida si en vez de estudiar te vas con tus amiguitos de fiesta.

Ese era el gran problema de mi madre, habla sin saber. Aparte, sí, tengo 16, pero no puedo quedarme todo el santo día metido en casa estudiando o haciendo que estudio. Necesito salir de vez en cuando, y eso es algo que ella no entiende, aún que... Nunca lo entendió...

-Alejandro Bravo, ¿me estás escuchando?- no, no te estaba escuchando, estaba ocupado recordándome porque no debo suicidarme.
-Si, mamá, te estaba escuchando- le mentí, por supuesto que no iba a decirle la verdad.

- No, no mientas, sabes que es algo que odio. ¡Todo lo que digo siempre te entra por un oído y te sale por el otro!- Oh, vamos, ¿no podrías ser un poco más original?

-Mamá... Yo...- intenté calmarle, pero por lo visto sólo lo empeoré.

-Escúchame, no me interrumpas mientras estoy hablando. Tienes que pensar más en los estudios, ¿o es que acaso no tienes sueños? ¿Aspiraciones? ¿Alguna meta en la vida?-...- Alejandro...- ¿Sueños? ¿Aspiraciones? ¿Metas?

-Madre... Valoro que deberíamos dejarlo para mañana, ahora mismo no estoy de humor..- realmente no lo estaba, mi humor había ido decayendo a medida que pasaba más tiempo en casa.

-No, ¡por supuesto que no podemos dejarlo para mañana!, ¡¿es que no hay sangre corriendo por tus venas?!- mierda... Me enórdico a gritar mientras me cogía de los hombros y me agitaba bruscamente, odiaba cuando hacía eso... - ¡Alejandro contéstame! ¡Haz algo! ¡Di algo!- se quedó en silencio después de zarandearme un poco más. Sentía mis brazos y hombros arder por la fuerza que ejercía en ellos.

Sentí de repente mi mejilla arder con un escozor casi insoportable, llevando por inercia mi mano al lugar del golpe. Levanté una mirada vacía hacia mi madre, que parecía más enfadada que cuando llegué a casa.

- Ahora mismo, quiero que te pongas a estudiar, me da igual la hora que sea, no vas a salir de aquí hasta que te sepas todo el último tema de biología.- me dijo mientras se alejaba - Ah, y por supuesto, dame el móvil- ¿Q-que? N-no... ¿me va a-a... E-encerrar aq-quí, s-sin n-ningún tipo de c-comunicación?

No me dio tiempo ni a coger el móvil, se acercó a mi mesa de estudio y simplemente lo cogió y lo lanzó contra la pared, con tal fuerza que la batería de éste salió disparada.

Luego, simplemente se fue, cerrando la habitación con pestillo. No era la primera vez que pasaba...

Empecé a sentirme mareado, y mi mmejilla ardió las que nunca. Me dolía el estómago y sentía náuseas, mi cabeza parecía que iba a explotar en cualquier momento. Fui corriendo al baño de mi habitación y allí me descargué. Vomité todo, hasta sangre.
Respecto a mi cabeza, el dolor era casi insoportable, cogí dos pastillas de un cajón y me las tragué, sin ni siquiera mirar para que eran, sólo quería que el dolor acabara... Me estaba matando desde dentro.

Caminé como un zombie hacia mi cama donde me tiré e intenté calmar mi respiración agitada.

-¿Por qué? Y-yo... N-no c-c-r-reo haber hec-cho n-nada malo p-para merecer es-sto- sin poder evitarlo comencé a sollozar, no quería, siempre he sido fuerte, y ahora no me pegan en el instituto, he vuelto a ver a mis amigos, debería estar feliz... Pero no puedo... Simplemente... Es demasiado para mí...sólo espero que acabe y no tenga que acabarlo yo...

Luego sólo recuerdo haberme dormido, no recuerdo siquiera haber soñado con algo...

La vida no es justa.

Estudiantes de intercambio (Willexby)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora