~Guillermo~
"Instituto Virasoles"
No tenía página web y no había datos de él en Internet, no tengo ni idea de como puede ser, ¿me aceptarán los alumnos de allí?
Dos toques en la puerta me hicieron despertar de mi ensoñación, llena de pensamientos negativos hacia la nueva vida que se me avecinaba.
-Adelante
No me hacía falta darme la vuelta para saber quien era, sus palos lentos y constantes hasta llegar a mi cama y sentarse al lado mía lo decían todo.
-Guillermo, cariño, ¿qué te parece hasta ahora tu nuevo instituto?
-Me parece bien abuela, lo que pasa es que no se como me irá en un colegio nuevo...
-Seguro que te va bien, ya verás... Me tengo que ir, voy a hacer la cena, luego bajas, ¿vale?
No dijo nada más, sólo se fue por la puerta tal y como había entrado. No puedo más, nunca están aquí cuando lo necesito... ¿Por que nuestras conversaciones nunca superan los cinco minutos? ¿A que viene ahora eso de meterme en un instituto si llevo desde los diez años sin ir a uno?
Lo que más me preocupa de esto es si mis compañeros me aceptarán, o al contrario, harán como en primaria...
No quiero volver a vivir eso... No quiero vivir mi vida... Tengo miedo de lo que pueda pasar al llegar allí, ¿ y si los alumnos de cursos superiores se meten conmigo por la empresa de mi padre? ¿Y si los estudios se me dan mal? Y aún peor... ¿Que pensaría de mi todo el mundo si se descubriera mi problema?
Tengo demasiadas preguntas y mañana tengo que ir al Instituto en mi día de iniciación.
No valgo para nada, no tengo talento, lo único que hago es aprovecharme del dinero de mi padre, mi familia no me conoce, soy feo, gordo, y no se hacer nada, soy patético y débil, mis cortes lo muestran...
Me dirigí al baño de mi habitación y cerré la puerta con pestillo, para asegurarme de que ninguna se las criadas entrara, ya que son las únicas que se preocupan un poco por mí.
Me miré al espejo, hoy era uno de esos días en los que me veía horrible.
Pelo negro y alborotado, ojos marrones oscuros, sin nada de especial, aún por encima tenía los ojos un poco achinados, que heredé de mi madre, luego mis labios, totalmente rectos, no recuerdo el último día en el que me miré al espejo y sonreí.
Luego puse mis muñecas delante de mi cara, para poder verlas reflejadas en el espejo. Con cuidado, bajé poco a poco las mangas de mi camisa, dejando ver pequeñas marcas en rojo y leves cicatrices por todo mi brazo.
Doy pena, me doy asco a mí mismo.
Sin esperar más, abrí el cajón de abajo del lavamanos, para sacar con un poco de prisa, una cuchilla de dentro de una caja.
Me dolía hacer esto, pero a la vez, me tranquilizaba... Me siento asqueroso cada vez que lo hago, hay gente con problemas más gordos que los míos y yo aquí, cortándome, lamentándome, sintiéndome estúpido y débil.
Acerqué la cuchilla a mi muñeca asestandome con furia e impotencia un buen tajo, que empezó a sangrar más de lo normal.
Sentí poco a poco como la sangre se escurría hasta llegar a mi codo, casi manchando mi camisa. Duele, pero menos de lo que duele el vacío de mi vida, por lo menos me hace olvidar y sentirme bien, aunque sea por segundos...
-Guillermo, baja a cenar, anda
Mi abuela, vaya, parece que por hoy se acabó...
Rápidamente me limpié todo resto de sangre y me vendé el corte, tapando la gasa con la manga de mi camisa, como siempre hacía, al fin y al cabo nadie se cuestionaba que hacía tanto tiempo metido en el baño.
Luego de cenar me fui directamente a dormir, mañana sería mi día de iniciación en el instituto y tendría que madrugar, aparte, tampoco me apetecía seguir despierto.
A la mañana siguiente, una de las criadas me despertó, se llamaba Laurie y era la que más se preocupaba por mí, digamos que para mí, era como mi madre.
-Vamos Guille, hoy será un gran día, por fin irás a un instituto como los demás y luego, podrás dedicarte a ser futbolista, como cuando eras pequeño, ¡Ay, que mono eras todo el día jugando con el balón y repitiendo que serías el mejor delantero del mundo!
-Laurie, eso ya fue hace mucho, creo que ahora me dedicaré a ser médico o algo de provecho...
- Lo que quieras, sabes que siempre te apoyaré, ¿no? -Me dijo mientras me miraba a los ojos y se sentaba a un lado de mi cama. Laurie era una mujer de unos 40 años que aparentaba 36, siempre llevaba el pelo agarrado en una coleta alta y sus ojos azules brillaban con felicidad todos los días - Sé que estás nervioso, y te entiendo, es normal, pero todo va a ir bien, eres un chico estupendo y muy valiente, sé que no te vas a dejar pisotear por los demás y que vas a seguir adelante, lo supe desde siempre, eres diferente, y por eso eres especial. Aunque no lo creas, desde que eras pequeño has sabido soportar todo, y bien sabes a lo que me refiero, por eso, sé que vas a seguir adelante y vas a arrasar en el instituto, porque puedes, y lo sabes...
-...Te quiero, mamá
No podía llorar, no debía hacerlo. Era la primera vez que me sentía realmente bien conmigo mismo, al fin me sentí querido. Puede ser que no fuera mi madre de sangre, pero yo la veía como tal, al fin y al cabo una madre no es esa mujer que te dió la vida, si no la que supo cuidarte y amarte en todo momento, por eso, Laurie para mí era mi madre.
-Yo también te quiero Guillermo, mucho más de lo que crees.
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Yay! Nuevo cap! Bien, espero que les guste ^^ quizas me puse demasiado ñoña al final, pal próximo cap, narra Alex, que va a pasar por buenos tiempos.
Besos y hasta la próxima!!
~Dark~