Cap 9

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Pasan tres meses

Todo iba bien para Mijares, no podía decirle nada a su mujer sobre su hijo Daniel. La verdad es que todo se había convertido ya en una gran bola de nieve y que en cualquier momento podía caer sobre su cabeza, tenía miedo a muchas cosas, principalmente a perder a su familia. Estaba trabajando duro, muchos contratos y conciertos por hacer, estaba en su despacho cerrando contrato con una discográfica cuando suena su teléfono móvil, mira la pantalla y ve que es la madre de Daniel, rápidamente pide permiso y se aleja para contestar.

Responde y vuelve en unos minutos, un poco aturdido. Respira profundamente y guarda el teléfono móvil. La reunión continúa con normalidad, él termina y se dirige a la casa de su hijo. Allí encuentra al niño solo en su habitación, estaba triste. Rápidamente, Mijares le abraza con fuerza, transmitiéndole fuerza.

Mi amor, tu madre - Respira profundamente - Era una mujer increíble, tenía esa enfermedad y sabes que necesitaba descansar, ¿no? Pero estar orgullosa de la mujer que era. No descansó hasta encontrarme, sabe que un día - Besa su cabeza - Lo haría, y no quería dejarte solo en el mundo. Al principio no lo entendí, pensé que sólo quería arruinar mi vida... Pero hoy le estoy muy agradecido. - Mijares le besa la mejilla.

Allí predominaba el silencio. Daniel tenía ocho años y trataba de digerir lo que acababa de suceder. Esto sin duda cambiaría la vida de Mijares, necesitaría cuanto antes pensar en el futuro, pensar en su hijo y en su familia.

Papá - Hace una pausa - ¿Y cuándo voy a vivir contigo? No le gusto a tu mujer? ¿Por qué no puedo ir nunca allí?

Mijares se arrodilla frente a él.

Hijo, mi esposa Lucero no sabe que eres mi hijo. Esto es un tema de adultos y si te lo explico no lo entenderás tan pronto, pero quiero que sepas que ella no tiene nada contra ti, y si alguien se equivoca en esta historia, soy yo. Te vas a quedar un tiempo en casa de la abuela Pilar, ya sabes quién es, ¿no? Pero te prometo que pronto te llevaré a mi casa, te lo prometo, hijo.

Ayuda al niño a recoger sus cosas, la madre del chico había dejado un testamento. El 100% de su patrimonio a nombre de él. Lleva al niño a casa de su madre y vuelve a su casa. Lucero tenía siete meses y ya sentía los pies y las manos hinchados.

Le faltaba el aire, por lo que había recibido la baja por maternidad antes de tiempo. Pero siguió cerrando contratos comerciales. Estaba ensayando su canción "llorar" cuando se asomó a la ventana y vio que el coche de Manuel estaba en el garaje, fue rápidamente al dormitorio y encontró a Mijares sentado con las manos en la cabeza. Parecía estar llorando. Se sienta a su lado y le pasa las manos por la ancha espalda.

¿Mi amor? Está bien - Ella apoya su cabeza en los hombros de él.

Lucero, necesito tener una charla seria contigo. Yo - Hace una pausa - Realmente necesito hablar contigo - Le coge la mano.

Claro mi amor, déjame levantarme y quitarme esto - Se vuelve a sentar rápidamente con las manos en la panza. - Manueeeeeeeeel, me duele la barriga - Pone cara de dolor - Yo - Respira hondo - No quiero perder a mi bebé - Llora.

Mijares se asusta rápidamente y sin pensarlo mucho la coge del brazo y baja las escaleras hasta el coche y la deja, volviendo sólo para coger las llaves. En el hospital la llevan en silla de ruedas a la sala de urgencias, sonaba mucho y estaba muy pálida. Se aconseja a Mijares que se quede en la recepción, y allí sigue paseando de un lado a otro. Una hora después llega su médico.

Mijares, ha tenido un aborto involuntario. Pero, tranquilos, hemos conseguido invertir el caso. El bebé ya ha vuelto a la posición fetal, ha perdido mucha sangre y por ahora tendrá que descansar. Mañana por la mañana le darán el alta. - Le da una palmadita en el hombro

Pero, doctor, ¿qué ha podido causar esto? La acompañé a todas sus citas con el obstetra y el bebé estaba sano. No tenía ninguna tensión ni preocupación.

A veces, esto ocurre de improviso, pero cuando ocurre, es mejor duplicar los cuidados. En cualquier caso, ya puedes visitarla. Ella está descansando - él se da la vuelta y se va.

Mijares se pone su ropa especial adecuada para entrar en el entorno y se dirige a la habitación 22. Lucero estaba acostada, sus ojos se abren pronto cuando siente los labios de su spaw tocando su frente.

Hola, mi amor - dice con dificultad - ¿está todo bien con nuestro bebé? - Se pone una mano en el vientre.

Sí, mi vida, todo está bien con nuestro José Manuel o nuestro Lucerito - Le besa la barriga - Vida, en estos dos meses que te quedan, tienes que tener un poco más de cuidado, ¿vale? Prometes que cuidarás de nuestro bebé? - Dice con una mirada preocupada.

Por supuesto - sonríe.

Mijares pasa la noche con ella en el hospital, va a la cafetería a comer algo y vuelve.


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