QUEDATE A MI LADO

5-UNA OPORTUNIDAD

Xiao Cheng suspiro agotado, había sido un día demasiado largo. Sus turnos empezaban ahora al medio día y salía de noche, agregándole a esto que en la última semana hubieron dos accidentes que causaron un total caos en el Hospital Flor de Loto, y los heridos eran demasiados.

Se dejó caer en la mesa de la cafetería, olvidando su taza de café que parecía no surgir efecto alguno en él. De pronto, el muchacho sintió un aroma a menta que lo hizo levantar el rostro y parpadear aturdido por la extraña sensación de calidez. Fue cuando el Omega reconoció al hombre frente a él, se trataba de un paciente que estuvo internado varios dias tras una operación importante y que siempre conversaba con él cuando iba para cuidarlo.

—Hola Cheng... ¿Me recuerdas? Soy Liu Haikuan—sonrió el Alfa.

—Por supuesto...—desvió la mirada a la otra silla de la mesa—. Por favor, siéntese.

—Gracias.

—Y... ¿Cómo va de salud?

—Excelente... Pero para serte sincero me había acostumbrado al hospital-—comentó Liu Haikuan.

—¿Enserio?—alzó una ceja incrédulo—. Es la primera persona que se siente a gusto en un hospital.

—Tuve buena compañía...—se apoyo en el dorso de su mano para verlo a los ojos-. Aún recuerdo todas nuestras charlas y escucharte leer esos libros que tanto me gustaban.

Xiao Cheng se sonrojo de inmediato, sabía perfectamente que ese hombre era demasiado sincero para hablar y eso en algunas ocasiones lo ponía nervioso.

—Yo...

—Perdona que vaya tan rápido—se aclaró la garganta—. Pero... Quiero salir contigo. Me gustas.

—¿Eh?—saltó sorprendido el Omega.

—Me gustas y quiero conocerte más... ¿Saldrías conmigo?—pidió Liu Haikuan.

—Me encantaría conocernos más... Pero mis horarios son muy complicados. Tengo dos hermanos menores por los que debo ver...—se mordió el labio inferior.

—Entiendo... Comprenderás que no soy de los que se rinden. Ya veremos cómo adecuarnos a tu horario y al mío... ¿Qué te parece si te recojo antes del trabajo y comemos algo?

—Entro al medio día...—se perdió en sus pensamientos—. Debo dejar el desayuno para mis hermanos temprano... Pero Zhan es quien deja a Li en la escuela. Creo que a las diez podría ser...

—Bien, podemos empezar con eso—se levantó del asiento animado—. También puedo recogerte a la hora que sales de trabajar... Ésta área si bien tiene vigilancia es peligrosa, me sentiría más tranquilo así.

—Esta bien—asintió el menor—. Señor Liu...

—Dime Haikuan—sonrió pícaramente el Alfa—. ¿Me darías tu número?

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—¿Enserio lo golpeaste en el baño?—preguntó Xiao Li.

—Por supuesto, ese idiota se cree que puede hacer lo que quiera con los demás—mostró sus colmillos el Omega enseñándole las fotos que tenía de Liu Yin y su grupo de amigos—. Li, debes prometerme que si un día los ves te alejaras... Son un grupo de idiotas.

—Lo prometo-asintió el niño—. Y ... ¿Puedo comerme uno de esos chocolates que trajiste?

—No creo que sea una buena idea...—murmuro Yue Yang.