CONFESIONES II

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HESTIA

Mi corazón se encogía con cada frase que pronunciaba, sin haber escuchado aun todo lo que tenía para decir ya podía entender porque necesitaba esa pulsera y porque el ataque de Fobos había sido devastador para su mente y sus emociones, Percy estaba quebrado por dentro, pero siempre hacía su mejor esfuerzo para poder proyectar lo mejor de él. Me sentí impotente y renegué de las veces que sentí que Percy me había dejado abandonada, fui egoísta.

—No recuerdo un día en que ese maldito no le gritará a mamá o que no le faltará el respeto delante de sus amigos con los que se reunía a jugar y a tomar —se secaba las lágrimas con furia, avergonzado de lo que me contaba. —Al comienzo no se metía conmigo porque pasaba la mayor parte de mi tiempo en mi cuarto encerrado, pero cuando empezó a pedirle dinero a mamá para sus apuestas y su vicio ella tuvo que tomar más turnos en el trabajo para cumplir con sus pedidos, entonces empezó a descargárselo conmigo —para esto su mirada estaba extraviada y parecía que me lo contaba en piloto automático. —En cierta oportunidad me arrojo por las escaleras, solo porque demoraba demasiado en subir con las botellas de cerveza ¿puedes creerlo? un niño de 8 años subiendo con bolsas llenas de botellas de cerveza, me espero en la puerta y como si fuera basura me pateo hacia abajo —nunca podría explicar lo dolorosa que fue su sonrisa deformada por las lágrimas que bajaban por su mejilla. —Nunca pude decirle la verdad a mamá, porque ella ya tenía demasiadas cosas encima, esa basura la humilló en todas las formas posible, pero ella siempre reservaba una sonrisa para mí y para decirme que todo estaría bien —por un momento volvió esa sonrisa tierna en el recuerdo de Sally. Sabía que la fórmula para poder sanar su corazón estaba dentro de Percy mismo, en los buenos recuerdos, en la memoria de la gente que le amaba.

—Sally sufrió lo que sufrió para poder mantenerte a salvo —susurré, porque tenía miedo de que se cortará el momento tan íntimo que estábamos teniendo.

—No dudo que era por eso, pero ni siquiera puedo recordar la cantidad de veces que tuve que vestir a mi madre porque Gabe la golpeaba cuando se emborrachaba, la dejaba inconsciente y semidesnuda —me estremecí al pensar que verme siendo atacada por los dioses pudo haber desatado toda la furia que concentro contra Ares, Zeus y Poseidón. —Ahora ya no, porque el agua sano mi cuerpo cuando llegue al campamento, pero tenía múltiples marcas de quemaduras en mi espalda, de los cigarrillos que Gabe y sus amigos apagaban en mi cuando me obligaban a limpiar el piso lleno de cerveza y de sus vómitos —mi corazón se caía a pedazos, de pensar en el dolor de Percy sentía deseaba parar esto, pero sabía que necesitaba un desahogo necesitaba vaciarse de toda la maldad y crueldad que el mundo había arrojado contra él. —Tengo más huesos rotos que años —apretó mi mano con fuerza. —Era tanta la vergüenza que sentía que faltaba a la escuela para que Grover y el señor Brunner no me preguntaran por mis hematomas.

—Se suponía que Grover debía protegerte —por un momento pensé que tal vez Grover o Quirón no habían hecho nada por Percy. No era justo, esto no podía haberles pasado a todos los hijos de los dioses y simplemente haber cerrado sus ojos.

—Lo hizo, muchas veces recibió las palizas en mi lugar y eso me avergonzaba aún más, pero nunca me permití llorar delante de él —tragaba saliva con amargura, mientras tiraba su cabeza hacia atrás porque seguramente le avergonzaba llorar tanto. —Recuerdo que odiaba los fines de semana... mamá trabajaba casi todo el día porque eran los días que más le necesitaban... Gabe veía el juego con sus amigos y si su equipo perdía simplemente me usaba como su saco de boxeo. Nunca dejaba marcas en mi rostro porque decía que sería difícil mentirle a mamá sobre que me caí jugando —para ese momento la cabeza de Percy estaba hundida entre sus hombros como si se escondiera de la vergüenza. —Y ni hablar de las veces que me usó como apuesta en sus juegos de póker con sus amigos y la forma en como dejó que ellos... de mi —no logré escuchar muy bien la palabra que uso, pero no fue necesario, mi respiración se detuvo, no dijo nada más, pero empecé a llorar sin poder controlarme y mi respiración se volvió violenta, sentía que me faltaba el aire y sentía náuseas y quería explotar. Me sentí inútil, sentí que todo este tiempo siendo la diosa del hogar había fallado, le había fallado, le habíamos fallado a Percy y al resto de semidioses, esto no debía pasar, a nadie, nadie y menos Percy merecía todo esto. Apreté su mano con fuerza mientras encontraba la cordura necesaria para escucharle, el solamente resoplaba y escondía su cara de mí. —Creo que es por eso que me cuesta encontrar un equilibrio entre lo que siento y lo que hago...Fobos me quebró totalmente, no tengo palabras para explicarte cuan roto estoy por dentro —ya no salían más lágrimas de Percy, sentí que en cualquier momento se iba a desmayar del cansancio emocional. Su vendaje estaba empapado de sangre, y su mano temblaba de miedo. —No sabes cómo me alegré cuando mamá decidió usar la cabeza de medusa para convertirlo en piedra —podía entender la seguridad que ese sentimiento de alegría por el destino de Gabe le hacía sentir, que ya no podría dañarle más a él y a Sally.

El uno para el otroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora