Tener un romance en el siendo shinobi es difícil, o mejor dicho imposible. Siempre existe la posibilidad de que uno de los dos muera en una misión.
Akiko Sarutobi descubrirá, en carne propia, los horrores que conlleva amar, no a un shinobi común, s...
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Último día de la academia, tendríamos unos días de vacaciones antes de volver a clases, ahora en un grado superior; pero eso no me ponía feliz, por el contrario, estaba triste.
Itachi ya no volvería a estar conmigo en la academia, tenía amigas, pero no iba a ser lo mismo sin él. Lo iba a extrañar mucho.
"Mañana se gradúa, será genin y yo seguiré aquí estudiando"
—¿Qué piensas? —preguntó el niño que ha estado rondando en mis pensamientos todo el día —, ni siquiera pusiste atención en la clase, ya terminó y no saliste corriendo como siempre.
—Sólo pensaba en ti —respondí, las mejillas de Itachi tomaron un ligero color carmesí me di cuenta de lo que había dicho y trate de arreglarlo: —, no en ti, bueno sí pero no ... pensaba en todo lo que pasará cuando ya no estes aquí el próximo año ¿Ahora quién se sentará a mi lado? ¿A quién le voy a copiar en el examen? ¿Quién me va a acompañar a mi casa?¿Y si ya no nos volvemos a ver nunca? ¿Con quién haré las tareas que encarguen? ¿Y si el pequeñín de Sasuke se olvida de mí? ¿Recuerdas lo difícil que fue hacer que se acostumbrara a mi y no llorara?.... Lo he decidido, no puedes dejar la academia.
Una leve risa se escapó de los sabios del azabache sentado junto a mi, al parecer mis problemas eran muy tontos para él.
—Akiko, que deje la academia no significa que no nos volvamos a ver nunca, sólo significa que vas a tener que estudiar para los exámenes, un ninja debe ser inteligente y poder resolver los problemas que nos ponen en clase —explicó pacientemente mientras se ponía de pie para irnos a casa.
—Cuando hablas así me haces sentir como una tonta, siempre afrontas los problemas con serenidad, ¿cuál es tu secreto? —pregunté mientras me colocaba a su lado.
—No hay secretos Akiko, sólo tienes que mirar el mundo desde otra perspectiva, al final te das cuenta que realmente no son problemas, sólo inseguridades.
—Cuando hablas lo haces como un anciano muy sabio, por eso te voy a extrañar —dije mientras abrazaba su brazo para ir rumbo a nuestras casas, juntos, por última vez.
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