Capítulo 15

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★Victorie★

Llevo dos semanas sin apenas dormir por culpa de los exámenes. Llevo casi todo octubre encerrada en la biblioteca sin relacionarme con nadie. Era un poco deprimente.

Los profesores dicen que si estudias todos los días lo dado en clase luego no te pilla el toro en la semana de examenes...¡Mentira! Yo estudio todos los días todo lo dado y aún así, estoy aquí, junto con más chicos de mi edad en la biblioteca pública del barrio.

Bostecé agotada. Miré la pantalla del móvil y eran las once y media de la noche. Recogí mis cosas y me fui directa a casa, que me pillaba de camino.

Al entrar en casa me encuentro con la imagen de mi padre tendido en el sofá con la caja de cartón de la pizza y una cerveza en su mano derecha.

Giró su cabeza encontrándome en el umbral de la puerta y yo como buena hija lo ignoré y caminé por el pasillo.

—¡Victorie vuelve aquí ahora mismo!— suspiré frustada y volví al salón.

—¿Qué quieres, Matthew?—me crucé de brazos cansada de estas conversaciones con él, ¿No tiene vida social? A no calla, que si socializa pierde el dinero, mejor que se quede sin hacer nada.

—Se acabo Victorie, ¡estoy cansado de tu comportamiento. Me hablas como te da la gana, no me dices a dónde vas y para el colmo llegas a las tantas de la noche sin darme explicación alguna!— estaba furioso, ¿Pero que más me daba?

—Mira Matthew, ¿Cómo esperas que te trate? ¿Cómo un padre? Porque creo recordar que a lo largo de estos últimos años preferías ir por las noches a gastarte el dinero a quedarte en casa con tus hijas. ¡Así que perdona si me cabrea que prefirieses unas putas cartas antes que a tus hijas!

—¿Tanto te cuesta creer que he cambiado?— apretó lo puños.

—¿Tanto te cuesta entender que no me creo ninguna de las gilipolleces que sueltas por tu boca?— alcé la ceja y parecía que estaba meditando lo quee había soltado. Furiosa me dirigí a mi cuarto y abrí la puerta de un tirón encontrándome con mi hermana  de pie con los brazos cruzados y mirándome.

—¿Tú también me vas a sacar de quicio hoy?— miré a mi hermana en busca de respuestas.

—Eres una rencorosa y una egoísta, ¡Solo piensan en lo que has sufrido tu! ¿ Tanto te cuesta tener un poco de empatía en tu miserable vida y entender que no eres la única que lo ha pasado mal?

—Sinceramente me cuesta ponerme en tu lugar ya que no se el que se te pasa por la cabeza para ser una pija y discriminar a la gente por su aspecto.

—¿¡Ahora me vas a sacar eso en cara Victorie!?— se acercó a mí amenazadora y yo me preparé— Que sepas que eres una puta, eso de ser el perrito faldero de Evan Anderson se te va a acabar cuando se canse de tu culo plano y de tu mal humos.

—Se acabo, no soporto estar viviendo en el mismo techo que tú y del viejo, ¡Sois unos gilipollas ambos!— con decisión cogí una mochila y abrí mi armario metiendo lo primero que pillaba.

—¿Enserio que vas a huir de casa? ¡Eres una cobarde al igual que mamá!— paré en secó y giré mi cuerpo lentamente hasta encontrarme con una muy cabreada de Andrea.

—Es completamente distinto la situación Andrea— ella negó la cabeza.

—¿Según tú, cuál es la diferencia?

—Mama nos abandonó sabiendo que la queríamos, yo me voy ya que lo único que recibo de vosotros es odio.

Y dicho esto, crucé la puerta de mi cuarto, el pasillo y salí de casa con una mochila medio vacía y sin saber a dónde dirigirme.

Cogí el móvil y marqué a la única persona en la que confiaba.

—Emy, ¿Puedo quedarme en tu casa esta noche?

Doble Apuesta © ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora