Capítulo 3. Pacto.

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La puerta se abrió demasiado tarde aquella noche, pero Jimin seguía despierto sentado en el alféizar de la ventana con la bonita gata que había encontrado en la ventana durmiendo sobre sus piernas. Había pasado ahí toda la tarde, observando el patio donde hombres y mujeres iban y venían en sus quehaceres del castillo. Sin embargo, no había visto a Yoongi en toda la tarde y cuando lo vio entrar por la puerta cargado con unas telas en sus brazos, le sorprendió que estuviese allí tan tarde

-Veo que ya has conocido a Acua-dijo el rey sonriendo mientras dejaba lo que llevaba sobre la butaca donde había pasado las últimas noches. Jimin acarició la cabeza de la gata que lo miró por un segundo y luego volvió a recuperar su posición.

-¿Es tuya?-preguntó el silfo mirando al joven que se acercó despacio hacia donde él se encontraba sentado.

-Si, la recogí hace ya unos años en medio de una tormenta-explicó el rey. Jimin recogió sus piernas y las pegó a su cuerpo invitando silenciosamente a Yoongi a que se sentase con él. Este tomo asiento donde el silfo le había dejado hueco.

-La he recogido del alféizar de la ventana, me daba miedo que se cayese-comentó el joven silfo sin dejar de mirar embelesado al animal.

-Este bicho se escapa por donde quiere y como le apetece, no iba a caerse, pero te agradezco que la hayas vuelto a meter dentro del castillo-dijo sinceramente el rey. -Preciosa, deberíamos dejar descansar a nuestro invitado, ¿no te parece?-preguntó Yoongi acariciando la cabeza del animal que ronroneó perezoso.

-Puedes dejarla dormir aquí, no me molesta, al contrario, me encantan los animales-admitió el chico con una sonrisa sin dejar de amasar el cuello del animal. El rey negó levemente con la cabeza mientras esbozaba una sonrisa.

-¿Tú también has caído de rodillas antes ella? Tiene a toda la corte enamorada-admitió mirando a Acua. Había asumido hacía ya tiempo que cada habitante de aquel castillo defendería a su gata tanto como lo defendían a él.

-Es que es preciosa-sentenció Jimin agarrando a la gata y elevándola para mirarla a los ojos. Esta maulló molesta pero luego acercó su pequeña naricilla rosada a la del joven y lo rozó haciéndolo reír. Los ojos del chico se achicaron con aquella sonrisa, y con la enorme luna de fondo, aquella imagen a los ojos de Yoongi casi fue idílica. Un vientecillo leve se levantó en la habitación y movió las finas cortinas de la cama adintelada. Yoongi carraspeó, aquellos poderes suyos incontrolables que se movían por inercia con sus emociones, iban a darle un día un disgusto.

-Te he traído algo de ropa, siento no tener mucho que ofrecerte, pero no tenemos muchas hadas por aquí y las pocas que tenemos se han acostumbrado a vestir como nosotros-explicó mirando al chico a los ojos. Este dejó de jugar con la gata y lo miró incrédulo.

-Gracias-dijo únicamente sin saber muy bien que más contestar.

-Es de una de nuestras muchachas, llegó hace poco como tú y se ha ofrecido a ayudarte en todo lo que pueda mientras estés aquí-añadió Yoongi para intentar aliviar el denso silencio que se creaba entre su nula capacidad para las palabras y el pesar del silfo.

-¿Es como yo?-preguntó Jimin sorprendido por saber que más habitantes del bosque habían ido a parar a aquel lugar.

-Si, ella y sus padres fueron atacados hace unos meses, su padre era Tanket, murió defendiéndolas y ahora su madre y ella viven aquí bajo nuestro cobijo-explicó cauteloso intentando no afectar demasiado a su invitado que emitió un suspiro cansado ante aquella historia.

-Somos muchos en bosque de Orka, pero desde que se intensificaron los ataques muchos de los nuestros han perecido. Otros han huido a tierras lejanas y no hemos sabido nada más de ellos- explicó con tristeza el chico mientras sus ojos vagaban entre la oscuridad de la noche. -Te agradezco que hayas pensado en ella para ayudarme-añadió sinceramente. Yoongi asintió y aquel silencio volvió a instalarse entre ellos mientras escuchaban los calmados ronroneos de Acua que se había hecho una bolita en el regazo de Jimin. Ambos estuvieron unos minutos mirando hacia la oscuridad. Como si en ella pudiesen encontrar alguna respuesta a todas las preguntas que se les venían a la cabeza.

ERIA/YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora