Namjoon y Hobi caminaban por los pasillos haciendo su guardia mientras charlaban sumergidos en la tranquilidad de aquel día en el castillo.
-No lo entiendes Hobs, cuando Jin y su hermano invocaron a Ilma la primera vez, escuché su canto, fue inaudible para todos vosotros, pero no para mí-explicó el más joven mientras caminaba con las manos en los bolsillos para protegerse del frío. Su amigo lo miró sorprendido.
-¿A qué crees que se debe?-preguntó Hobi con curiosidad parándose en medio del pasillo.
-Hee-suuk-contestó el sanador únicamente agachando la cabeza. Los dos se quedaron en silencio absoluto tras la mención de aquel nombre. El corazón del sanador se hizo una pelota con solo volver a nombrarlo. -Escuché su canto una vez y ya sabes lo que dicen las leyendas-añadió con un suspiro de melancolía. El guardia asintió despacio.
-Aquel que oye el canto de una sirena una vez en su vida lo escuchará para siempre-citó el mayor únicamente. Nam frunció el ceño y por un momento el rostro angelical de Hee-suuk cruzó su mente y sus recuerdos se llenaron de recuerdos.
-Exacto-confirmó con un asentimiento leve. Su amigo lo miró y sintió lástima de aquella mirada fastidiada, resentida y sobre todo dolida. Recordó el dolor que había sentido su amigo unos años atras, despues de todo lo que había pasado con aquella bonita muchacha de piel clara y ojos rosados. Recordó su llanto incesante el día que se vieron por última vez.
-¿Qué sentiste? ¿Fue diferente?-preguntó Hobi con intención de distraerlo de aquellos sentimientos que lo abordaban sin remedio. El aludido elevó ligeramente la mirada para mirarle, sonrió irónicamente y luego asintió.
-Si...-comenzó a decir con inseguridad. -Fue más intenso con Jin-confesó un poco cohibido por lo que implicaban sus palabras. Hobi abrió los ojos sorprendido y luego sonrió.
-¿Entonces?-inquirió con curiosidad.
-Yo...-comenzó a decir el sanador.
Un golpe al final del pasillo los interrumpió y los distrajo de su conversación. Se miraron extrañados y luego se dirigieron corriendo hacia el lugar donde ese tremendo portazo había sonado. Desde el final del pasillo, ambos jóvenes pudieron contemplar a Jimin acuclillado frente a la puerta del despacho de Yoongi, llorando como si el mundo se le estuviese viniendo encima, pero antes siquiera de darles tiempo a reaccionar, el joven silfo se puso en pie y corrió desalmado por el pasillo en dirección hacia sus aposentos. Los dos se miraron extrañados.
-Vamos a buscar a sus amigos-sugirió Hobi preocupado. Nam asintió y aunque una parte de sí mismo, quiso salir a buscar al silfo, su cuerpo le dijo que aquella bonita criatura, que en ese momento parecía tan rota, necesitaba el consuelo de sus amigos más cercanos.
Los guardias corrieron por los pasillos en busca de los hermanos hasta que dieron con ellos en el patio riendo a carcajadas. Se acercaron hacia ellos y cuando se colocaron a su lado, el rostro del más mayor cambio a un gesto serio al encontrarse directamente con la mirada de Namjoon sobre él.
-Perdonad-dijo Hobi interrumpiendo al menor que le estaba contando algo a su hermano sin percatarse de su presencia. Este se volvió sorprendido y miró a los dos chicos allí plantados con gesto serio y preocupado. -No queríamos molestaros, pero acabamos de ver a Jimin llorar en el pasillo y no sabemos qué le pasa. Hemos pensado que preferiría hablar con vosotros-explicó Namjoon intentando evitar a toda costa aquella mirada inquisidora sobre él que le estaba helando los huesos. Los dos tritones se miraron seriamente.
-¿Dónde está ahora?-preguntó Jin frunciendo el ceño. Conocían a Jimin hacía muchísimos años y siempre lo habían visto sonreir y ser feliz, por lo que imaginar a su amigo tan desolado como decían los dos guardias se le hizo sumamente extraño.
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ERIA/Yoonmin
Fanfiction*Historia ganadora en los Seesaw Awards 2022 en la categoría de Fantasía* *Primer premio en los Butterfly Awards de 2023 en la categoría Fantasía* *Mención de honor en los Crystal Moon fanfics awards 2023* Érase una vez un reino. Un reino lleno de m...