Jungkook bostezó con fuerza mientras caminaba por la planta baja del castillo. Había pasado toda la noche de guardia en la torre y la magia creciente de la bebé le había absorbido las fuerzas. Se sentía agotado, pero lo único que tenía en mente esa mañana era encontrar a Taehyung y poder achucharlo y mimarlo hasta la saciedad. Él, su otra mitad, le aportaría la fuerza que la magia le había arrebatado.
Caminó despacio hacia los establos y lo vio a lo lejos acariciando con cariño el hocico del caballo de Jimin. Cuando se acercó, el tritón sintió su presencia y se giró hacia él con una pequeña sonrisa.
-Hola-dijo Taehyung únicamente. Dio un par de saltitos y cuando Jungkook llegó a su lado, se abalanzó sobre él y enredó los brazos alrededor de su cuello para darle un beso. El menor se dejó mimar y se deleitó con aquel roce dulce de la boca del tritón sobre la suya.
-Hola pececillo-contestó cuando Tae dejó de repartir adorables y pequeños besos por toda su cara. Intentó sonreír, pero un nuevo bostezo interrumpió el momento.
-¿Estás bien?-preguntó el mayor intentando reprimir una sonrisilla. El Tantek asintió.
-Si, solo estoy cansado. Últimamente en este castillo no hay ni un solo día de paz-contestó apoyándose contra la puerta del establo. Sirio golpeó su brazo buscando atención y Jungkook se tomó la molestia de acariciar al caballo y robar una zanahoria de la bolsa de alimento para darle un capricho al animal.
-Es lo que tienen las guerras, no dan tregua ni descanso y nosotros tenemos al enemigo respirándonos en la nuca-comentó Taehyung. El joven asintió y suspiró asustado por lo que aquello significaba. Todos tendrían que pasar por ese trance, enfrentarse a los carroñeros y lo que más miedo le daba a Jungkook; perder a sus seres queridos ahora que volvía a tenerlos. Sacudió la cabeza para deshacerse de aquellos horribles pensamientos y se cruzó con la interrogante mirada de su pareja.
-Vienes de la torre, ¿verdad?-inquirió el tritón mirándolo con el ceño fruncido.
-Si, Nam me ha relevado en la guardia, Jimin no confía en nadie más y Hobi está con Eleanor y con el niño. Jimin se ha quedado con Yoongi, sigue inconsciente y está débil, pero si alguien puede salvarlo, ese es Jimin. Me he pasado por sus aposentos, se lo he dicho antes de irme, está agobiado, triste y débil por la magia debilitada de Yoongi y de la niña-explicó Jungkook con gesto apesadumbrado.
-¿Y tú cómo estás? Últimamente cuando salís de allí, todos estáis como abstraídos por la magia-volvió a preguntar el tritón. El Tanket suspiró agotado.
-No te preocupes, solo es cansancio-respondió intentando no preocuparlo demasiado con sus pensamientos. -Solo quería verte Tae, contagiarme de tu sonrisa y darte una cosa que llevo días intentando darte-añadió arrancando una tímida sonrisa de los labios del tritón.
-¿A mi?-preguntó este con voz ilusionada. Jungkook tomó su mano fría entre las suyas y sonrió también.
-A mi pareja, sí-afirmó el moreno. Taehyung sintió cómo a pesar del frío exterior, sus mejillas se calentaban por aquellas palabras.
-Si lo dices así suena más que bien-murmuró mientras escuchaba a Jungkook reír por la evidencia de su bonito sonrojo.
-Es una tontería, pero cuando estuvimos en una de las guardias del pueblo lo vi y no pude resistirme-explicó el guardia mientras se pasaba la mano por el pelo para colocar un par de mechones oscuros que se habían escapado de su recogido.
Abrió la pequeña bolsita de tela y dejó caer su contenido sobre la palma. Una fina cadena plateada brillo bajo la tenue luz que dejaban pasar las nubes. El joven tritón abrió los ojos emocionado.
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ERIA/Yoonmin
Fiksi Penggemar*Historia ganadora en los Seesaw Awards 2022 en la categoría de Fantasía* *Primer premio en los Butterfly Awards de 2023 en la categoría Fantasía* *Mención de honor en los Crystal Moon fanfics awards 2023* Érase una vez un reino. Un reino lleno de m...