Capítulo 4. Víctima.

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-Que bonito es todo esto-comentó Jimin caminando lentamente por el verde prado que rodeaba el castillo. Después del pacto que había sellado con Yoongi se había retirado a su cuarto dejando al rey sentado en el alféizar de la ventana de la alta torre. Ambos tenían mucho que pensar y muchas cosas que analizar antes de trazar un plan, así que Jimin había decidido salir a pasear. Eleanor que caminaba a su lado asintió.

-Mi padre siempre decía que Eria y las fronteras del fuego, no tenían nada que ver, que Eria era vida y representaba muy bien su elemento, al igual que las fronteras, pero allí todo es oscuro y caluroso, mientras que aquí se puede respirar y es agradable-explicó la chica con ojos soñadores.

-¿Has vivido siempre allí?-indagó el chico. Ella lo miró y esbozó una pequeña sonrisa recordando su hogar

-Si, nos fuimos de Orka cuando yo era muy pequeña, la invasión acababa de comenzar y los padres del rey acababan de morir por aquel entonces. Asistimos a los funerales y luego nos marchamos del bosque. Mamá pensaba que los Tankets nos protegerían y que si nos alejábamos de la invasión de los carroñeros podríamos sobrevivir, aunque al parecer estaba equivocada...-volvió a decir la chica. Jimin se paró en seco y ella lo imitó.

-No sigas...no hace falta que te hagas daño-interrumpió el joven viendo como los ojos de la chica se llenaban de lágrimas. Ella asintió intentando recomponerse.

-Está bien contarlo, aunque duela siento que su muerte no fue en vano-aclaró. Él suspiró, pero admitió en silencio que la muchacha tenía razón, hablar de los muertos hacía daño, sí, pero también aliviaba el alma y hacía que aquellas pérdidas no fuesen en vano.

-¿Os atacaron como a mi verdad? En los caminos...-preguntó con medida curiosidad el joven.

-Si, volvíamos a Orka para la boda de unos amigos y nos encontramos de frente con los carroñeros. Intentamos huir, pero estaban empeñados en devorarnos, entonces mi padre se puso en medio y se aseguró de distraerlos lo suficiente como para que nos diese tiempo de marcharnos-comenzó a explicar la chica. Una ráfaga caliente los envolvió y comprendió en ese momento la magia del hada combinada con el fuego Tanket que corría por sus venas. -Fue horrible. A las horas nos encontraron unos guardias y nos trajeron hasta aquí. El rey nos ofreció su protección y desde entonces no nos hemos planteado movernos de aquí-terminó de decir. Jimin la reconfortó poniendo una mano en su brazo en señal de hermandad.

-¿Y qué me dices del rey? ¿Que me puedes contar de él?-preguntó el joven.

-Yoongi es un buen hombre...está un poco triste pero ama a su pueblo y procura por nosotros. Depositaría plenamente mi confianza en él-aseguró la chica. El silfo dejó ir el aliento que había contenido esperando aquella respuesta.

-Mi padre lo admira mucho y yo creo que si trabajamos juntos, podemos lograr muchas cosas-comentó únicamente. Eleanor asintió y pensó un segundo lo que estaba a punto de decir.

-Vi el rayo y sentí el viento...muchos lo hicimos...-murmuró la chica. Él la miró sorprendido.

-¿Lo viste?-preguntó él con una sonrisa ladeada. La joven asintió despacio.

-Conozco los poderes de mi rey y de mi príncipe-añadió.

-Entonces ya sabes cual es nuestro pacto-dijo únicamente el joven girándose un poco para irse hacia el castillo.

-Jimin una cosa...-dijo la chica antes de que este se marchase. -La muerte de tu hermano Jungsu fue una pérdida horrible para el reino mágico de Orka...pero no dejes que nuble tus sentidos-aconsejó con prudencia mientras toqueteaba nerviosa sus largos rizos castaños.

Jimin asintió despacio y le agradeció a la chica que lo vio marchar hacia el castillo.

-Le has dado un buen consejo-dijo una voz profunda a su espalda. Se le erizó la piel con aquella voz y luego sintió como unos masculinos pero delicados dedos acariciaban la piel tras su oreja.

ERIA/YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora