cap 1

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Llegué a la ciudad temprano, tenía que buscar algún lugar para quedarme, suponía que la cosa no se arreglaría en un día, así que busque un hotel donde quedarme, si es que encontraba trabajo buscaría alquilar algo cómodo y no muy caro.

La ciudad era bonita, el centro urbano estaba como a cinco kilómetros del mar, pero daba igual, no estaba allí para bañarme.

Había leído un aviso en el periódico, de un estudio de arquitectura pidiendo un ingeniero civil y yo lo era,

Con veintitrés años, me había recibido con las mejores notas, me había quemado las pestañas estudiando, pero lo había logrado. Solamente tenía dos contras; una, era mujer, y la otra, tenía una cara de niña que nadie me daba la edad que tenía, y eso me ponía en desventaja, aunque cuerpo no se lo envidiaba a nadie. Me llamo Valentina Carvajal, blanca 1,70 de altura, con tacos estaba al nivel de cualquiera, ojos azules, ¿y de cuerpo? no me sobraba, pero tampoco me faltaba, sin ser vanidosa, en conjunto estaba bien.

Me instalé en uno de los hoteles, y salí con mi Ibiza a recorrer la ciudad. Quería catar como era el sitio antes de presentarme a por el trabajo, averigüé por el estudio y pasé por el frente. Se veía importante, un edificio muy bien terminado y con gusto, no iba a ser fácil que tomaran a alguien sin experiencia, solamente tenía a mi favor mis calificaciones, habría que ver si con eso alcanzaba.

Pasé lo que quedaba del día preparando los papeles para presentar, y me fui a dormir temprano, quería estar despejada para la entrevista.

A la mañana me despertó la alarma, me levanté, me duché, en fin, me preparé como mejor me pareció, busqué estar elegante sin ser provocativa.

Estaba ansiosa, era la primera vez que buscaba trabajo, y en una ciudad que me era desconocida. Pero un poco eso es lo que buscaba, un sitio donde no me conociera nadie.

Cuando entré en el edificio, me di cuenta de que era más importante de lo que supuse. Me atendió una recepcionista que me derivó a una oficina donde me atendió una señora mayor. Me preguntó que deseaba.

-Vengo por el anuncio por el que requerían una ingeniera civil. – se me quedó mirando, como no creyéndome.

- Pero ¿eres tú la ingeniera?

- Pues sí soy yo, este es el título y tengo la matricula paga.

- ¿Pero cuántos años tienes?

- Veintitrés, en el anuncio no especificaron la edad, pedían un ingeniero nada más, supongo que el ser mujer, en esta época no influye.

- No… eso no, pero bueno…, a ver que dice la arquitecta Valdés, espérame aquí – se metió en una oficina y estuvo un rato, me extrañó que no hubiese avisado por el interno, pero cada oficina es un mundo, salió al rato y la escuche decir, bueno te la mando; me dio algo de confianza que tuteara a la persona de adentro.

- Bueno, pasa y no te pongas nerviosa, que si no te dan el puesto no es porque seas mujer.

Pasé a una oficina espaciosa y muy bien decorada, un escritorio inmenso, otro más pequeño, los dos con su ordenador, un tablero de dibujo, y dos sillones con una mesa pequeña en el medio.

Detrás del escritorio grande, una mujer que aparte de hermosa, demostraba una disposición y firmeza que impresionaba, traté de no mostrarme cohibida, me detalló de arriba abajo tomándose su tiempo hasta que se paró en mis ojos, me estaba poniendo nerviosa, y creo que es lo que quería y lo estaba consiguiendo.

-A ver, ¿así que tú eres la ingeniera? Espero que tengas los papeles en regla, me dijo Bet que tienes veintitrés, no lo parece. Aquí tendrías que ir a la obra estar entre los trabajadores, gente grande y un poco ruda, no se van a creer que tienes la edad que dices – ya me estaban cayendo mal tantas dudas -

SIEMPRE TE AMARÉ JULIANTINA Donde viven las historias. Descúbrelo ahora