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Era cualquier día como otro, soleado y caluroso pero no molesto por la brisa que acariciaba suavemente la cara del príncipe George, quien estaba sentado en el árbol tan grande que daba sombra a una gran área. Se sentía tan feliz ahí, era un lugar tan especial para él, cada que sentía angustia o tristeza iba ahí, para relajarse.

Escuchaba unos pasos acelerados que se aproximaban a él, busco con su mirada al proveniente de esas pisadas, encontrando a su mayordomo, Gilbert, quien conservaba su cara sería y profesional.

-El rey lo está buscando, manda a decir que lo espera en la biblioteca.

George suspiró tratando de ser cortes, se limitó a asentir con la cabeza con una sonrisa en su rostro, para después caminar con paso firme hacia su padre.

Tenía sus manos en forma de puño, pero no era enojo, era nerviosismo y angustia, ya que hace momentos había escuchado la conversación que habían tenido los reyes sobre su futuro.

En cuanto llegó tocó la puerta, esperando que le abrieran, un asistente le abrió la puerta, dejando ver la gran cantidad de libros que había, estanterías ordenadas por orden alfabético junto con un piso de terciopelo color rojo, en medio de la sala había un gran balcón, donde logró visualizar la figura del rey y la reina viendo el paisaje, el castaño no dudó un segundo en dirigirse a ellos.

-¿Me buscaban? - Preguntó el castaño mientras cerraba la puerta de cristal que dividía el balcón de la biblioteca.

-Ven, acércate. - Habló con voz suave la reina, mientras lo miraba con una sonrisa, George se acercó al balcón en medio de ambos padres.

-Hijo, observa el pueblo. - El castaño le hizo caso a su padre, observando el tan lindo pueblo que estaba lleno de color y calidez que irradiaba solo con mirarlo, veía a personas con sus negocios, niños jugando y personas sonriendo, realmente en ese pueblo no había tristeza si se trataba de estabilidad económica.

-Es... lindo. - Dijo George mientras seguía mirando el paisaje con un una sonrisa.

-George, sabes que tú y el pueblo son lo más importante para nosotros en toda la vida. - El menor miró a su padre, quien seguía hablando. -Y llegará el momento en el que será tu turno de dirigir la felicidad de el pueblo, ahí entenderás el cariño hacia ellos.

-Pero sabemos que no podrás hacerlo solo y nosotros en algún momento ya no estaremos aquí. - Ahora habló la reina, George pasó su mirada a ella, sintiendo miedo de lo que iban a decir. -Estamos preparando una fiesta, en donde vendrán los príncipes y princesas de algunos reinos importantes, podrás conocer alguno y seguir viendo tu pueblo feliz.

Al escuchar eso, el chico pasó su mirada al pueblo, definitivamente no quería que esa calidez tan característica del pueblo se acabará, George asintió con la cabeza mientras bajaba la mirada, igualmente sabía que no había mucho que hacer.

Su padre salió del lugar satisfecho, poniendo en marcha los preparativos para la fiesta, su madre miró a George con una sonrisa, mientras ponía una de sus manos en la mejilla del contrario, tratando de darle seguridad.

-No estés triste, la fiesta es para que conozcas a alguien, no te vas a casar con alguien que no conozcas. - George le sonrió y ella solo salió, dejando a George solo, mirando el pueblo que tenía que cuidar y mantener.

Al siguiente día, la noticia de la fiesta ya estaba por todos los reinos, George ahora estaba en la boca de cada pueblo, el niño tan alegre que no sentia pena de salir a convivir con ellos, se iba casar.

La corona [DreamNotFound] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora