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George se despertó, la luz caía en su rostro y eso le molestaba, trató de taparse y volver a dormir pero no pudo conciliar de nuevo el sueño, así que decidió levantarse.

Después de un día completo de recuperación, ya no dolía ninguna parte del cuerpo, sentía un pequeño dolor, pero ya no era nada.

Caminó hasta la ducha, se dio un baño y salió a cambiarse, al mirar al espejo notó que estaban otra vez las manchas en su cuello, suspiró mientras abría el cajón para sacar el maquillaje, aquel que le había salvado la primera vez.

Cuando ya no se veían estas marcas, siguió arreglandose, se miró por última vez al espejo y después salió de la habitación.

Caminó hasta el comedor, quería entrar a comer, pero escuchó desde afuera que estaban hablando de la fiesta, Clay, sus padres y el padre de Clay, el festejado.

—Las invitaciones se enviaron ya, será en la noche y con reinos cercanos. — Habló su padre.

—Está bien. — Habló Clay. —Iré a guardar la caja y buscar alguna más pequeña para que no la vean.

George se apresuró en irse y fingir como si apenas hubiera llegado, pero llegó a observar como, después de cerrar la puerta tras de él, abrió la caja con emoción, era mediana y blanca, como si fuera un regalo, solo faltaba el moño rojo.

Se acercó tratando de disimular su curiosidad, Clay, en cuanto lo vio, cerró la caja.

—¡George! — Habló asustado, después se aclaró la garganta. —¿Como estas? ¿Estas mejor?

—Si. — Asintió con la cabeza. -¿Donde vas? ¿No vas a desayunar?

—Si, solo tengo que dejar esta caja.

—¿Que es?

—Un regalo de mi padre, en seguida vuelvo. — Sé fue del lugar sin dejar a George hablar de nuevo dejándolo confundido, George entró al comedor, ahí encontró a los que había escuchado anteriormente, se sentó y esperó su comida.

No tardó mucho en llegar, los presentes estaban en silencio, como si nada hubiera pasado, de repente escuchó a Clay entrar y sentarse a lado de su padre.

Comían en silencio, no era incómodo, pero la curiosidad comía a George por dentro, este silencio fue interrumpido por un mayordomo, quien después de entrar, se posicionó a lado del rey.

—Las invitaciones han sido enviadas. — Habló en su tono formal. —Y los trajes para el príncipe George han sido puestos en su habitación.

George levantó la mirada de su plato con una ceja levantada. El rey asintió y agradeció para que el mayordomo se marchara.

—Revisa cual es el que te gusta más, si no te gusta alguno puedes decirlo. — Dijo el rey hacia su hijo, este sonrió y asintió con la cabeza.

Terminó de comer y después de hablar un rato, salió de aquella sala, desde pequeño le gustaba elegir ropa pues él elegía lo que le gustaba.

Clay lo siguió pero en cuanto cerraron la puerta del comedor, el rubio lo tomó del brazo haciendo que pare, George lo miró confundido.

—¿Que pasa?

—Nada, me quería despedir. — Lo jaló suavemente hacía el, dándole un abrazo, George correspondió aun confundido.

—¿Te vas?

—A mi reino, solo vamos a conseguir algunas cosas y regresamos en dos días. — Le acarició suavemente el cabello al menor.

—¿El día de la fiesta? — Clay contestó con un "Aham", se alejó poco de él y pasó su mano por la mejilla del menor.

—Aunque sean dos días, te extrañaré. — Habló el rubio.

—No seas dramático.

George río mientras Clay rodeaba sus ojos, después el mayor unió sus labios en un beso. George claramente no se opuso y le siguió el ritmo pasando sus brazos por los hombros del rubio.

Se separaron sus labios pero se quedaron un pequeño rato quietos en esa posición, George recargo su cabeza en el pecho de Clay, este pasó sus manos a la cintura del menor.

Se movían suavemente como si estuvieran bailando aunque no había ninguna canción sonando, es como si ambos supieran que melodía tan suave estaban bailando.

Al rato Clay tomó la mano de George e hizo que este diera una vuelta, después se inclinó un poco para darle un suave beso en los nudillos del menor, el castaño solo se ruborizó.

—Nos vemos en la fiesta. — Le dio un guiño con su ojo derecho, después regresó al comedor, George se quedó ahí con los colores hasta arriba, después de un rato siguió a lo que iba, sus trajes.

Pasaron varios minutos en los que veía cada uno de los trajes, se probó cada uno viéndose en el espejo de su vestidor.

Finalmente se decidió por un traje color vino, tenía sus decoramientos de color dorado, sus guantes eran negros junto a su capa.

Pensó que sería un color muy elegante para una fiesta donde habría reinos cercanos, pero no le importó, al final le habían dado a elegir a él.

Le dijo a los trabajadores su decisión, ellos se llevaron los trajes fuera de ahí, cuando cerraron la puerta, un silencio se creó en la gran habitación, George se sintió solo.

Tal vez se había acostumbrado a que Clay siempre este para él, en estas semanas se habían vuelto tan juntos como siempre George lo quiso desde pequeño, hasta más.

George soltó una sonrisa al pensar como había cambiado su vida y aunque después de la fiesta, Clay se vaya, esos momentos nunca se acabarían.

La corona [DreamNotFound] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora