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Después de una pequeña charla en el río, decidieron regresar al castillo, teniendo en claro que ahora eran una "pareja", también lo harían oficial y le dirían al menos a sus padres.

Al día siguiente, George le pidió hablar a su madre, la esperó fuera del comedor con dos tazas y una tetera, al ver la cara de su hijo la reina sabía que era importante.

Después de caminar hasta la sala donde siempre hablaban, se sentaron mientras George servía en té, el líquido salía temblando por los nervios del chico. La reina decidió empezar a hablar.

—George ¿Por qué estás tan nervioso? — Le preguntó mientras tomaba su taza y esperaba a que se enfriara un poco, George hizo lo mismo.

—Eh... — El menor aclaró su garganta antes de hablar. —Es sobre el compromiso.

La reina tomó un pequeño sorbo mientras esperaba que George siga hablando.

—Bueno, algo así, el matrimonio no está muy pensado. — Explicaba con nervios, soltó un suspiro intentando aclarar sus propias ideas. —Clay y yo queremos hacer lo "nuestro" serio.

La mujer soltó una suave risa al ver a su hijo tan nervioso, este la miró esperando una respuesta.

—Está bien. — Respondió dejando la taza con suavidad. —Sé que me dices porque quieres que le diga a tu padre.

—Si. — Se aclaró la garganta otra vez. —Quiero decir, es que no se cómo hacerlo.

—Ok, ok, solo que seguramente va a querer acelerar las cosas.

—Claro, lo sé. — Comentó George con una sonrisa. —Solo que creo que ya no me preocupa más si es Clay.

La reina lo miró con una sonrisa mientras se levantaba del lugar, George hizo lo mismo dándose cuenta que entre la conversación ya se habían acabado el té.

—Estoy orgullosa de ti. — Habló la mujer mientras le daba un beso en la frente, después de despedirse, salió de la habitación.

George se quedó un pequeño rato en el lugar, sintiéndose libre y más feliz, sentía un gran cambio en él al dejar de lado el miedo que tenía.

Salió al pasillo donde buscaba a Clay, caminó hasta llegar a las habitaciones, ahí se escucharon algunas voces, que poco después pudo reconocerlas como las de Clay y las de su padre.

—¡Bien hecho hijo mio! — Se escuchó desde afuera. —¿Finalmente se enamoró mi muchacho?

Se escuchó la pequeña risa de Clay pero no hubo respuesta, solo otra risa proveniente del contrario.

—Me alegra mucho escuchar esto, iré a hablar con el rey.

Al escuchar esto George tuvo que salir de ahí, escondiéndose detrás de un mueble, sentándose para que no lo vieran.

—Si todo sale bien, serás rey pronto. —Exclamó el rey mientras salía de la habitación, el príncipe Clay siguió su paso.

—Si, papá. — Río nuevamente. —Iré a buscar a George, te veo en el desayuno.

Se despidieron, George escuchó pisadas que caminaban lejos del lugar, esperó a no escuchar nada para levantarse, pero antes de poder moverse escuchó nuevamente la voz de Clay.

—No entiendo como no te vio. — George se quedó un momento ahí, preguntándose si le hablaba a él, escuchó otra risa. —Sal de ahí, George.

El castaño se levantó, viendo la sonrisa de Clay en su rostro, desde que aceptó su propuesta había estado más feliz.

—Pensaba que no me veía.

—Solo se veía tu cabello. — Se acercó al menor y con su mano desacomodó el cabello contrario. —¿Escuchabas nuestra conversación?

—No, solo venia a buscarte pero quiero evitarme preguntas de nuestros padres. — Respondió haciendo que Clay sacará una risa.

—Ahora mismo están hablando de eso ¿Le dijiste a tu padre? —
El castaño negó con la cabeza.

—Le dije a mi madre que le avisara, no estoy preparado por si no esta de acuerdo.

—¿Por qué no lo estaría? — Le preguntó el rubio mientras tomaba la mano del menor, este solo se encogió de hombros.

—No se, pero lo conozco y es probable que encuentre una excusa.

Después de decir eso empezaron a caminar hacia el comedor, George estaba demasiado nervioso, lo suficiente para que Clay lo notará.

—¿Quieres ir a desayunar o a algún otro lado? — Le preguntó pues lo menos que quería era hacerlo sentir incómodo, la relación no era para eso.

—Uhh, no, vamos. — Respondió con una sonrisa nerviosa, miró a Clay y este le devolvió la sonrisa tratando de calmarlo, junto con una pequeña acaricia que le daba en su mano con el pulgar.

—Está bien, estaré a tu lado si algo sale mal. — Respondió haciendolo sentir mejor y menos nervioso.

—Gracias, Clay.

Llegaron a la puerta del comedor, después de que George arreglara su ropa y cabello (y después de que Clay le diera un pequeño beso) entraron ambos, ahí estaban sus padres esperando que los alimentos sean servidos, simplemente entraron y se sentaron juntos.

Hubo un gran silencio en toda la sala, pero parecian felices y contentos, todos, hasta George, que hace un tiempo no le agradaba la idea de casarse.

No llevaba mucho tiempo conociendo a Clay, pero Clay lo conocía y saber que el rubio se preocupaba cuando él estaba enfermo desde niño lo hacía verlo de otra manera.

Clay sabía cuál era su objetivo y ver qué lo lograba lo hacía sentirse orgulloso y satisfecho, aunque no podía negar que sentía algo por George, definitivamente su ego era mayor.

La corona [DreamNotFound] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora