Isabella
Remuevo mi taza de café sin mucho entusiasmo. Hace dos días no he vuelto hablar con Bennet. Hace dos días se fue a mitad del camino para ir a visitar a una tal Sam. Hasta el día de hoy no he podido dejar de pensar en ello, realmente no se si este bien eso.
No pude saber mucho al respecto cuando se fue, traté de preguntar a Richard a donde se había ido exactamente, pero solamente evadió mi respuesta cambiando de tema.
Me di por vencida y esperé a llegar a la cafetería de mi madre. Cuando llegamos solamente platicamos unas cuantas cosas, Louis solo se enfocó en comprar tartas de manzana e irse, ya que se supone que debía de llegar antes de las seis. Mientras tanto, Richard platicó conmigo dos horas. Aunque sé que lo pidió Bennet, me gustó haber compartido ese momento con Richard e incluso nos pusimos al día.
No hice mucho después de que me quedara sola en la cafetería. Ayudé a mi madre a limpiar mesas y me preparé para ir al colegio al día siguiente. Hasta hoy no se nada de ellos, supongo que no les interesó mantener una amistad conmigo, era obvio.
Hoy he decidido salir un rato a la cafetería de mi madre, deseo prepararme mentalmente para la terapia que tendré en la tarde. No es que este muy nerviosa, al contrario, creo que la terapia es el único lugar donde me puedo desahogar sin vergüenza y sin remordimiento.
No hago mucho la verdad, solo me tomo mi café, y decido ver por la ventana. No es que haya algo muy entretenido aquí. Creo que necesitas compañía para poder disfrutar verdaderamente de un local de café. Pues la mayoría de la gente que esta aquí, vienen con mínimo un acompañante. A mi lado hay una familia disfrutando del helado de mocha que mi madre prepara. Al otro extremo hay dos chicas disfrutando de un pastel de chocolate, platicando entre sí. En ese momento es cuando anhelo pasar las tardes así con Bee, pero desafortunadamente ella no suele tener tiempo para salir en la tarde. Pues ella sale la mayoría de las tardes a practicar danza y pasar tiempo con sus compañeras. Me ha invitado una infinidad de veces, e incluso fui una vez, pero lo pasé peor de lo que imaginé, Bee y sus amigas solo hablaban de pasos, bailes y hasta chicos, donde solo ellas entendían. Yo no entendía nada y me sentí excluida. Desde ahí me he puesto una serie de pretextos para no acompañar a Bee y pasar momentos desagradables con sus compañeras.
Dejo de ver aquellas dos chicas para ver a la pareja que esta a dos mesas frente a mí. Son dos personas, una chica verdaderamente bella. Su cabello es pelirrojo y sus pecas son notables. Sus ojos son color miel y su pequeña nariz la hacen ver adorable, a su lado hay un chico que es exactamente igual. Este tiene una melena pelirroja, incluso mas roja que Louis. Ese chico tiene más pecas que su acompañante, que deduzco que es su hermana. Sus rasgos son verdaderamente hermosos, ambos son muy atractivos.
-Isa, me podrías ayudar a pedir ordenes -. Llama mi madre- Hay muchas mesas ocupadas y no creo poder atenderlas sola.
Me manda una mirada de orden y rápidamente voy a ponerme un mandil, junto con las cartas. Solo falta por atender tres mesas y una de ellas es la mesa de aquellos hermanos pelirrojos.
Me acerco cautelosamente, practicando mentalmente lo que tendré que decir. No es raro que me ponga nerviosa, de hecho, creo que hasta me sudan las manos, pero las logro esconder detrás de mi espalda. Cuando me acerco a ellos, veo como la chica pelirroja se ríe, una risa muy bonita. Ojalá me riera así, Bee suele decir que a veces me río como una hiena.
-Buenas...tardes. - digo observando la hora para no equivocarme- ¿Listos para ordenar?
Trato de no tartamudear y no ver a esos pares de ojos mieles con destellos verdes que me ven fijamente. El chico pelirrojo sonríe un poco y comienza a decir:
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Caminando a tu lado
Teen FictionIsabella Dankworth, tímida, callada, sin saber que hay en su alrededor. Bennet Callen ,inteligente, curioso, pero con un recuerdo que no puede superar. Ambos están peleando por su felicidad y sanar sus heridas. ¿Podrán sanarlas cuando sus caminos se...